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La aprobación de la reforma constitucional para la creación de la Guardia Nacional constituye un triunfo para la sociedad en su conjunto, para todos los partidos, los senadores y para el Presidente de la República. Andrés Manuel López Obrador. El senador Ricardo Monreal, demostró su gran capacidad negociadora, amarro todos los votos para sacar por unanimidad el tema toral de la vida pública de México. Los 127 senadores que estaban presentes votaron si y el voto faltante, la senadora 128, está en una cama del hospital.

La Guardia Nacional tendrá un mando civil, los militares que intervengan en ella serán sujetos a jueces civiles en caso de violaciones, el ejército y la marina solo intervendrán durante cinco años y a partir de ese plazo, en un nuevo México, habrá cuerpos policiacos, estatales y municipales capacitados y sujetos a estrictos controles de confianza. Se espera en ese lapso que los marinos y militares regresen a sus cuarteles. Ahora solo falta obtener el voto calificado de los diputados federales que ya habían trabajado el documento y al menos el voto de las mayorías de 17 congresos estatales. No se olvido la declaración de Andrés Manuel López Obrador quien manifestó que él si necesita al ejército y la marina, porque tienen disciplina, profesionalismo. Son 220 mil elementos. Es la institución que tiene mayor estructura en el país.

En pocos días, menos de cien, López Obrador continúa dando un rostro propio a la acción de gobierno. Sus políticas se apoyan fundamentalmente en las transformaciones a fondo de instituciones, normas y reglas creadas por 71 años de gobiernos del neoliberalismo, desarrolladas para que los bienes públicos pasaran a ser privados, los pobres fueran cada día más pobres y los ricos cada día más ricos. Nunca, como ahora, se muestra a los mexicanos cual es realmente el programa de gobierno, las acciones y prioridades que se toman y porqué. El gobierno es capaz de comunicarle diariamente al pueblo de México cual es el fundamento ideológico que sustentan sus actos y para quién van dirigidos. Por eso cada día aumentan los convencidos de las acciones de la Cuarta transformación. El 82 por ciento aprueba los hechos del gobierno.

Por primera vez sentimos los mexicanos qué hay una dirección, un norte, que tenemos brújula, que se está organizando el gobierno para transformar al país en con el objetivo político que se centra en “primero los pobres por el bien de México”, tarea por cierto nada fácil, pero que se está construyendo y definiendo en un programa de gobierno con objetivos claros y principios fortalecidos.

Estas acciones han definido los campos, el 82 por ciento de la población según las encuestas apoyan las nuevas políticas, mientras la oposición al gobierno trata de tener una cara propia y publica organizando un frente amplio representada por una clase que recibió los beneficios del modelo neoliberal, Juan Villoro, cuyo nombre aparece en la lista ya se desmarco de ese grupo, del cual dice Jorge Volpi: “De un lado, aquellos a quienes todo, absolutamente todo, les parece un desastre.

Comentaristas, analistas, opinadores. Según ellos, vivimos en las cercanías de la catástrofe. Nunca antes, escriben, repiten, vociferan, habíamos estado tan mal. Nunca antes, sostienen en sus columnas, en sus intervenciones radiofónicas o televisivas, en sus posts de Facebook y en sus innumerables tuits, habíamos tenido un gobierno tan torpe y tan chapucero. Aunque intentan disimular, los espumarajos de rabia impregnan cada uno de sus juicios. Su batalla se ha vuelto una cruzada y se sienten obligados a demostrarnos cuánta razón tenían al prevenirnos, desde hace tanto, contra el monstruo populista”
Volpi en una lucidez que le da su inteligencia prosigue: “Olvidan, y se obstinan en hacernos olvidar, el caos de los últimos doce años. Se concentran en cada error y en cada dislate actuales -es cierto: abundan-, pero los árboles les impiden ver el bosque. De pronto, los miles de víctimas de la guerra contra el narco pasan a segundo plano. Tampoco recuerdan que, en el sexenio anterior, la corrupción no fue una práctica excepcional, sino una política de Estado para sustraer recursos públicos en beneficio de unos cuantos. La desigualdad y la pobreza no entran jamás en sus análisis -que en realidad son, como las de su némesis, homilías-, prefieren despotricar contra todo, incluso contra minucias o descuidos irrelevantes. Lo más extraño: su nostalgia hacia nuestro pasado inmediato, como si hubiese sido una época dorada. Nos escamotean, así, que somos una nación hecha añicos, donde la justicia no existe y donde reina la más obscena impunidad” más claro ni el agua.

Tiempos históricos los que vivimos, Las conferencias “Mañaneras” además de tener un objetivo informativo, tienen un fin didáctico y transformador. Los mexicanos ya sabemos dónde se encuentra la versión del actual gobierno. López Obrador tiene claro el modelo de gobierno que necesita este país para disminuir las desigualdades, mejorar la condición de vida de los mexicanos e insertarnos en el mercado internacional en condiciones favorables y sobre todo tiene un objetivo central de acabar con las prácticas de corrupción que el neoliberalismo había introducido en la vida pública como una política de gobierno.
Con alegría vemos que los extremos se van acercando, que las mayorías siguen aumentando su apoyo a López Obrador, que la administración marcha en su nueva composición, con nuevos objetivos; la tarea es inmensa, pero la fuerza del voto democrático y la nobleza de los objetivos y estrategias del nuevo gobierno van en el sentido de la historia.

LA INFORMACIÓN
Siempre me ha fascinado la información, no solo para tenerla, sino para divulgarla y no los chismes políticos, sino los datos duros, los descubrimientos, la información cultural, la información constructiva. En el momento en que me entero de alguna noticia, tengo una lista de amigos y conocidos a los cuales les envió los datos, las fuentes. Así ha sido siempre, divulgar, dar a conocer, escribir, hablar en la radio, en la TV, presentar libros, sentir la adrenalina. No hablo de personas hablo de sucesos, de hechos, de estrategias o políticas. De esa manera he sido reportero, redactor de discursos, corresponsal en el extranjero, funcionario público, creador de ensayos, editor de revistas y libros, conferencista y proveedor de proyectos. Así he vivido, en la cresta de la ola de la vida pública y en el devenir de la historia.

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