¿Por qué estudiar a Juana Cata?
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¿Por qué estudiar a Juana Cata?

 


“Juana C. Romero, una mujer extraordinaria en la historia de México” es un libro escrito por la antropóloga Julia Astrid Suárez Reyna.
El objetivo de Suárez Reyna es buscar la verdad sobre la vida de doña Juana C. Romero para rescatarla del olvido. Juana Cata como la llamaba su pueblo, es una referencia histórica de su época y es conocida por las obras materiales que realizó en favor de la sociedad en el Istmo de Tehuantepec.
El prólogo del libro lo escribe Elena Poniatowska: En busca de la verdadera Juana Cata, “Juana Cata no es solo un personaje pintoresco o una tehuana de refajos y olanes sino que fundó colegios; restauró iglesias; encabezó la lucha por salarios justos, a pesar de ser ella misma una terrateniente. La primera en defender los derechos de sus trabajadores, Juana Cata impuso un nuevo modo de conducir una fábrica. Extraordinaria empresaria azucarera, dueña de los ingenios Santa Teresa, Santa Clara y San Juan de la Cruz.”
“Una mujer de negocios, con capacidad de mando que ordena, administra, encausa; de rostro fuerte y tranquilo que demuestra que sabe lo que hace y produce la mejor azúcar del Istmo, al grado de ganar dos premios internacionales, una medalla de oro y otra de plata para México; es una líder que con inteligencia y tenacidad, saca adelante su vida y la todos sus trabajadores.
“Cuanto dista la sociedad actual, escribe Poniatowska, de una mujer con el talante y las agallas de Juana Cata. ¡Ya quisieran muchas de nuestras primeras damas, senadoras, diputadas y aspirantes a la presidencia tener su porte, su capacidad de mando y su vena empresarial!”
A finales del siglo XIX, en el mundo la mujer no tenía voz ni presencia y ella rompió con ese patrón y estereotipo; fue la precursora de los derechos de la mujer en México al adelantarse más de ciento treinta años en el tiempo y en el espacio, avance que logró al no aceptar el rol impuesto por la propia sociedad en esa época, imponiendo el respeto al trabajo que realizó a través del comercio y la industria.
Suárez Reyna, divide su libro en cuatro capítulos: Los orígenes, la empresaria, la política y la diplomática en los cuales nos habla de la mujer de Oaxaca, de la señora de Oaxaca, es decir, habla de la mujer que cosecha lo que sembró por más de cincuenta años.
La Segunda intervención francesa en México, entre los años 1862 y 1867. Tuvo lugar después de que el gobierno mexicano, encabezado por Benito Juárez, anunciara la suspensión de los pagos de la deuda externa en 1861.
En 1867 se necesitaban de muchas mexicanas y mexicanos que aportaran a esta causa; en Tehuantepec la que levanta la mano es doña Juana C. Romero para apoyar esta causa con recursos económicos. Se logra reinstaurar la República gracias a un gran equipo que se establece alrededor del entonces presidente Benito Juárez.
En 1904 en la exposición universal de San Luis Misuri, Estados Unidos le otorgan la medalla de plata a la calidad de su azúcar. En 1906 Funda una escuela para niñas: La Istmeña, dentro del marco de la orden religiosa de las Josefinas; y otra para varones: Luis Gonzaga para los que trae de Francia a los mejores maestros maristas de la época; creó el “Instituto de Artes y Buenos Oficios” para muchachos y el de “Artes Manuales y Musicales” para mujeres jóvenes que pretendían escapar del yugo patriarcal. Repartió becas para que los alumnos y las alumnas más destacados del Istmo para que fueran a estudiar a Puebla y a la ciudad de México.
En 1908, en la exposición universal celebrada en Londres, recibe de manos de la reina Victoria y del príncipe Alberto la medalla de oro por la calidad de su azúcar.
Julia Astrid Suárez Reyna resume el libro al terminar diciendo: “Juana Cata como la conocía el pueblo en donde nació; Juana C. Romero, como la reconocieron en los países que le premiaron por la valía de su industria; o doña Juana C. Romero como la nombraron en gratificación a su labor emprendedora, educativa y por la ayuda desinteresada a los demás dentro de la institución eclesiástica o de las relaciones públicas donde se desarrollaba, fue la misma mujer diplomática, política y empresaria que en distintas facetas de su vida actuó conforme a las necesidades y circunstancias. Momentos históricos por su trascendencia nacional e internacional pero, a su vez, momentos tan comunes, tan cotidianos, tan humanos. Juana Cata, una mujer tehuana, oaxaqueña, mexicana, de un lado del pacífico o de alguna costa del Mediterráneo; una mujer como cualquier otra del orbe, sin distinción de época ni raza, una mujer de grandes ideales, de infinidad de hechos y trabajo, una mujer de hoy, viva, contemporánea.”