¿Y el gabinete federal?
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Opinión

¿Y el gabinete federal?

 


Del primero de diciembre de 2018 a la fecha, la agenda pública de gobierno federal la ha marcado día a día el presidente Andrés Manuel López Obrador. Esto es así. Forma ya cotidiana se dirime, se acepta o no lo que informa en sus conferencias matutinas y en sus actos de gobierno que son replicados profusamente en prácticamente todos los medios de comunicación. Pero casi siempre él es la figura principalísima y quien da la cara para describir sus decisiones o para justificarlas…
Al principio acudía a su cita con los periodistas de la fuente él solo. Al paso de los días se hace acompañar por integrantes de su gabinete legal y ampliado para que precisen información o aclaren dudas que se plantean a lo largo de estas conferencias.
Y sin embargo, en los hechos cotidianos, en los de gobierno y función pública da la impresión de que la mayoría de los integrantes del gabinete han desaparecido. No se les ve participar en razón a su responsabilidad y en general siguen el discurso y la agenda que va marcando el Ejecutivo que ha tenido que enfrentar los “si” o “no” del aeropuerto en Santa Lucía; lo del presupuesto de egresos para 2019; lo de la Guardia Nacional y su decisión final de que sea comandada por un civil (falta leer la letra chiquita del documento final) y más recientemente la guerra en contra del huachicoleo y el grave problema del desabasto de combustibles.
Y si bien algunos de los vinculados con los temas intentan explicar razones, formas y metas, no siempre convincentes, es el mismo presidente López Obrador el que intenta alejar fantasmas, el que advierte y el que garantiza que todo saldrá bien: “con la ayuda del pueblo, de la gente”. Bien.
Pero, a saber, apenas tomó posesión, el presidente dio a conocer a los integrantes de su gabinete, aunque ya durante la campaña y los cinco meses de interregno había mencionado a quienes estarían cerca de él para echar a andar la Cuarta Transformación de la República.
Así, en diciembre presentó a los 16 integrantes básicos de su equipo de trabajo: 8 mujeres y 8 hombres. Todos ellos, según se dijo entonces, con capacidades y conocimiento, sensibilidad social y muy apegados a la idea de la Cuarta Transformación. A partir de ese momento, se dijo, todos comenzarían a trabajar con la meta establecida y el país que se pregona. Bien.
Pero da la impresión de que muchos de los personajes que asumieron tal responsabilidad no son vistos ni oídos ni escuchados… Por supuesto que sí está a la vista la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, sí carismática y sí entrona, pero puesta en dilemas constantes del qué sí y qué no, para no entrar en contradicciones con lo que comanda el Ejecutivo…
Está ahí Carlos Manuel Urzúa Macías, quien tripula una de las naves más complicadas y con mucha turbulencia, la de la Hacienda Pública de México. De su bolsa tendrá que hacer milagros con pesos y centavos; o acaso Alfonso Durazo quien se hace cargo de la Seguridad Pública del país y sus habitantes que son 129 millones de seres humanos y que requieren garantías tanto personales, como patrimoniales y en sus derechos humanos: ni más ni menos… Y otros más.
Pero ¿y los demás? Unos más, otros menos, de pronto aparecen como estrellas, estrellitas o asteroides de gobierno. Pero ¿cómo va el asunto del campo en México y la ganadería y pesca? ¿Dónde está el piloto de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Villalobos?
¿Dónde Luisa María Alcalde que tripula la Secretaría del Trabajo y Previsión Social? El trabajo, el empleo, el desempleo, las garantías laborales, los derechos del trabajador ¿están poniéndose en orden? ¿Cómo?… ¿Y la Función Pública qué tal? Pues parece que todo va en orden porque no hay funcionarios públicos del régimen pasado y mucho menos los de hoy, quienes pudieran estar en entredicho por actos-omisiones o pasiones personales… Nada. Todo bien con doña Irma Eréndira Sandoval…
Y así en muchos casos más. Todo es silencio. Como si la nave fuera tripulada por un solo hombre y acaso alguna ayudantía. Está bien si esto fuera un momento político al viejo estilo; al del obedecer y callar que se acostumbraba. Hoy no, y uno espera que la Cuarta Transformación comience por el gabinete; un gabinete más activo, propositivo, con planes y proyectos bien estructurados, con definición de ideas y con tal planeación de obra que no quede duda de su aportación al bienestar nacional…
Y para que tanto este gabinete como el ampliado hagan la tarea encomendada, se han asignado ni más ni menos que 5.8 billones de pesos para el año 2019. Cifra nada menor con la que habrán de construir al nuevo país, al que todos queremos transformado en justo, en igual, en todo cumplido para todos, en donde los contrastes económicos y sociales se desdibujen para ser una nación en la que todos juntos sigamos la construcción de un país con futuro feliz… Todo eso.
Y como ocurre en una sinfónica, todos deberán estar acorde, sin contradicciones por desconocimiento, sin entradas o salidas a destiempo y si a tono, con melodía, armonía, ritmo, contrapunto y emoción. Esto hará quedar bien al director de la orquesta y a cada uno de los integrantes de ella. Pero sobre todo dejará con buen sabor de boca a quienes les escuchan y disfrutan del acontecimiento.
La estructura de gobierno federal es grande. Impacta en todo el país y en la vida de cada uno de los habitantes de éste. Y para ayudar al desarrollo eficiente se requiere de una gran organización administrativa. Pero sobre todo de participación inteligente y con sentido social.
Porque lo mismo hay corrupción criminal, saqueo de recursos y bienes nacionales, como hay corrupción cuando no se cumple con la responsabilidad de gobierno encomendada.
Así que ojalá pronto podamos ver qué hace cada uno de los integrantes del gabinete y cuáles van siendo los resultados de su gestión, para la Cuarta Transformación de la República.
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