Protestas a granel
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Columna sin nombre

Protestas a granel

 


El bufón le acarició las nalgas al Rey, y se disculpó…Perdón su majestad, creí que era la Reina. -El Mapache Guasón

A raíz de la presentación del Presupuesto de Ingresos y Egresos de la Federación para el año 2019, la situación política se complica.
Todo se inició con la inconformidad de empleados federales a la Ley de Remuneraciones, que señala que “nadie debe ganar más que el presidente”, lo que trajo consigo protestas de ministros de la Suprema Corte y cientos de jueces federales en todo el país, lo que se acompañó con una orden de la Corte en el sentido de que la ley “no debe aplicarse” entretanto se define su constitucionalidad, y esto va con la escolta de cientos de amparos contra la ley de marras, y como la SCJN está de vacaciones, bueno, el conflicto está tomando una siesta.
Por si fuera poco, se inició el despido masivo de empleados en distintas dependencias, en donde lo más sonado es el de empleados del SAT, Servicio de Administración Tributaria, Hacienda pues, que incluso, afirman algunos, se les está “obligando” a renunciar, so pena de no pagarles aguinaldo y ni siquiera la segunda quincena de diciembre si no aceptan.
Al cierre de la edición, cuando escribo, se está sumando a la explosiva situación, el cierre de la Cámara de Diputados al Congreso de la Unión, por distintas organizaciones campesinas, que reclaman y protestan por la disminución de apoyos al campo.
En los dos últimos casos que refiero, lo delicado es la retención de empleados del SAT y de la Cámara, casi en situación de secuestro según palabras de ellos mismos, lo que configura una protesta masiva sin precedentes.

Desde luego, en mi opinión, en el caso de los despidos, se entiende que el señor presidente López Obrador quiera adelgazar el Gobierno Federal, eliminando muchos empleados, pero lo que no es aceptable es que se les corra en días previos a la Navidad, sin ningún tipo de indemnización, y pienso, es un decir, que bien se podría haber calculado en el presupuesto respectivo, una partida para indemnizaciones, y así se hubieran evitado esos excesos.
Por lo que se refiere al corte de presupuesto para el campo, estamos ante un descarado conflicto de intereses monetarios, ya que entiendo perfectamente que el recorte busca que el dinero no llegue directamente a las manos de líderes profesionales que lo desvían de su verdadero destino, es decir apoyo al campesino.
Ahora bien, el procedimiento fue francamente brutal, sin haber conciliado previamente con las agrupaciones afectadas, vamos, recurriendo en un extremo no deseable, a los «cañonazos de cuarenta mil pesos» de aquellos de los que hablaba Álvaro Obregón, y aunque no es tolerable la actitud de los líderes que virtualmente están dando una sopa de si propio chocolate al señor Presidente, estimo en una opinión que aventuro que se debe apoyar lo que señala el presupuesto y de ninguna manera dar marcha atrás, porque si se manifestó el error de recortar el presupuesto a las universidades, hacerlo también en el caso del presupuesto al campo, es decir dar marcha atrás con cualquier excusa, nos llevaría a presenciar una pérdida de prestigio del grupo morenista, sobre todo por la imprevisión.
Así, lo que seguiría inmediatamente, es la extensión de los conflictos al infinito, en tal forma que cualquier tipo de paz social se vería deteriorada desde la raiz.
Quizá sea el momento para dar pausa al frenético activismo del señor Presidente, meditar con expertos la situación, y llegar, posiblemente a una suerte de avance más lento pero más seguro en todos los órdenes de la administración pública federal.
El ejemplo de lo que está ocurriendo en los Estados Unidos, al borde de un cierre del gobierno por la obstinación de Trump, en torno a demandar dinero para «El Muro de la Tortilla», debería hacernos reflexionar entre lo posible, el ideal y lo incorrecto, por sobre todas las cosas en cuanto al tiempo de aplicación.
Yo también soy pueblo.
Por allí nos encontraremos.