El neo indigenismo “transformador”
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Opinión

Toltecáyotl

El neo indigenismo “transformador”

 


No se puede salir del calabozo de la colonización, con las ideas del colonizador. Desde hace cinco siglos, que se cumplen el próximo 21 de febrero de 2019, la civilización invadida ha sido negada sistemática y tenazmente. Los mismos españoles del siglo XVI, venían en “misión divina” a rescatar a las almas de los invadidos-conquistados. Los criollos en 1824, también en “misión republicana” buscarán la modernidad, y para ello, crearon un Estado nación, como los que estaban surgiendo en Europa por mandato del capital. En cinco siglos de cristianización-modernización, los hijos de los hijos de una de las seis civilizaciones más antiguas del planeta, nunca han sido tomados en cuenta, ni tendrá valor alguno su milenaria filosofía de vida para el proyecto de nación, serán brutalmente excluidos de la toma de decisiones en la construcción y diseño exógeno de este país de apenas 194 años, cuando ellos tienen miles de años de poseer la democracia más antigua del planeta, las formas de organización humana más eficientes y efectivas con las que se construyó el mayor número de pirámides en el planeta, se inventó el maíz, el cero matemático, la cuenta perfecta del tiempo, las formas más eficientes en la producción de alimentos y que, inventaron y ejercieron por miles de años el primer sistema de educación pública del mundo.
En el periodo del neoliberalismo se ha simulado, primero, la integración de los pueblos anahuacas al progreso buscado. Después, se ha simulado la “multiculturalidad” en la política de Estado. Como ciudadanos de segunda, el PRIAN los ha subido al carro del poder y los han sentado en la esquina más oscura, vacía y sin presupuesto del gobierno. Los presidentes han tenido a sus “indígenas de comitiva”. Los “indígenas políticos” se han sumado a la democracia representativa para “taparle el ojo al macho”, se han prestado para la simulación y han sido recompensados con la corrupción del sistema y la vida faraónica de los funcionarios. Todo cambió para seguir igual. La injusticia, la violencia, la represión, el abuso, la explotación de su mano de obra y la depredación de sus recursos naturales ha sido el combustible que mueve al sistema.
Pareciera que AMLO llega con un aura de redentor mesiánico. Algo así, como el regreso del Quetzalcóatl esperado. Con “dos, tres pases mágicos y ceremonias chamánicas”, entre humo de copal y plumas, unas personas se posesionan de una supuesta representatividad indígena y le entregan, no solo el bastón de mando con la serpiente emplumada, sino también con un crucifijo, y pareciera que lo nombran Huey Tlatoani del Anáhuac por designio de Tloque Nahuaque. Solo una escenificación teatralizada, una simulación, de la democracia nacida de la Toltecáyotl, una escenificación en donde no existió el consenso del Tlatocan milenario de los pueblos y culturas del Anáhuac.
Pero al mismo tiempo, va sin consulta y sin consenso el Tren Maya, y va el corredor transístmico y un mega programa de siembra de árboles en los territorios ancestrales de los pretendidos pueblos por rescatar. Pueden y deben ser “proyectos brillantes”, pero, nuevamente, a la vieja usanza. Nadie les consultó que iban a ser “rescatados”. Igual hizo Cortés, Porfirio Díaz o Miguel Alemán. Este es el punto, amable lector, nada ha cambiado, siguen las mismas prácticas autoritarias, mesiánicas y de negación de los hijos de los hijos de una civilización milenaria que, por más que se quiera aparentar o argumentar que está desaparecida, sigue viva, vigente y vibrante. Y tal vez, cuando todo haya terminado del mundo moderno, ellos seguirán ahí, incólumes, con el tiempo de su parte.
La Cuarta Transformación niega siete mil quinientos años de sabiduría, desarrollo humano, experiencia, para ellos, todo lo que somos empieza en 1810, y, nuevamente, como lo señalo, en la década de los años ochenta, Guillermo Bonfil Batalla, se asume como “El México imaginario”, que pretende rescatar al “México profundo”, pero sin tomarlo en cuenta, sin conocerlo, sin respetarlo. Desconociéndolo. AMLO y Morena deberían de acercarse respetuosamente a ese “México desconocido” y preguntarle, qué es lo que necesita y desea. Basta ya de “rescates étnicos y culturales”, de escenificaciones folclóricas. Lo que se requiere es respeto, porque ellos son fuertes y resistentes, su historia lo demuestra. Saber si ellos quieren a un indígena político o a un consejo de ancianos, si quieren un nuevo INI remasterizado, si ellos quieren el progreso occidentalizado, si ellos necesitan apoyo para la defensa jurídica de su territorios y recursos naturales, de su autodeterminación política y cultural, si se cumplirá estrictamente el Convenio 169 de la OIT. Preguntar, en vez de imponer y “rescatar”.
Gran parte del pueblo ha cifrado sus esperanzas y anhelos en AMLO. El país necesita de un verdadero cambio*, está harto de simulaciones y maquillajes, de mentiras y abusos que el PRIAN ha sembrado, en la triste historia de la implantación del neoliberalismo económico en el Anáhuac. La pregunta es ¿por primera vez, se tomará en cuenta a la milenaria civilización negada? Descolonizar es dignificar.
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