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Una nueva Suprema Corte de Justicia

Por primera vez en muchos años un Presidente de México mira al Sureste del país y se propone iniciar un programa de desarrollo que le permita a esta región mejorar las condiciones de vida de sus habitantes. Los puntos para desarrollarlos están muy claros: el ferrocarril interoceánico, el tren turístico del sureste, la refinería de Tabasco y la puerta en marcha de energías limpias. Los proyectos de desarrollo regional es una gran oportunidad para que Oaxaca subsane esas grandes carencias que tiene de vías de comunicación y polos de desarrollo para que pueda crecer en desarrollarse en forma equilibrada. Una de las prioridades que veo, es terminar la súper carretera de la ciudad de Oaxaca a la costa que nos pondría en un tiempo de 2 a 3 horas frente al mar. La posibilidad de ese recorrido en tan poco tiempo por vía de carretera aumentará el turismo entre Oaxaca y la Costa y las otras ciudades circunvecinas.
Cuando converso con diferentes personas y las invito a venir a Oaxaca, la pregunta obligada es a qué distancia queda Puerto Escondido o Huatulco de la capital del estado, lamentablemente tengo que confesar que sin parar y a buen paso por la carretera de Salina Cruz, lo mínimo que hace uno son 6 horas, lo cual implica llegar de Oaxaca a Acapulco por la nueva vía que hicieron los gobierno de Puebla y Morelos. Llegar en dos horas y media a la costa va a promover el turismo y el intercambio entre estas regiones, imaginémonos salir a las 8 de la mañana de nuestra casa y a las 11 de la mañana estar dándose un chapuzón en una de esas bellísimas playas que existen. Pero mientras no esté funcionando esa carretera todos estos serán sueños guajiros. Si el gobierno de Andrés Manuel López Obrador sólo terminara esa carretera, ya habría cumplido con Oaxaca. En los últimos 4 sexenios de gobierno neoliberales, nos han jugado el dedo en la boca diciendo que ya casi estaban a punto de terminar.

En nuestro estado, los polos de atracción turística están ahí, sólo hace falta intercomunicarlos y comunicarlos con las grandes metrópolis expulsadoras de turistas finalmente, ya están volando aviones de Guadalajara, Toluca, Monterrey y de Puebla a Huatulco. Ése es un empujón extraordinario pero hace falta impulsar el turismo que viaja por tierra y que es el que más dinero deja.
El sureste tuvo que convertirse en un destino turístico a falta de un desarrollo industrial o de tecnología. Lamentablemente condenamos a nuestra población a que jugara el papel de meseros, recamareras, barrenderos y gente dedicada al sector servicio. En la división internacional del trabajo nos tocó el sector servicio, pero éste puede ser tan valioso y positivo como cualquier otra área de la economía si se sabe explotar con inteligencia y celeridad y en forma paralela se creen otras industrias que alimenten el turismo y mejoren el desarrollo. Hoy se presenta una oportunidad. Habrá que cuidarse de líderes corruptos y salvadores de la patria.

Por una nueva Suprema Corte

Todo parece indicar que la soberbia en los magistrados en la Suprema Corte y el no entender el signo de los tiempos se va a imponer en ese organismo. Se puede provocar un choque de trenes. El escenario se está preparando. Esta nota escrita el jueves, se sabía que el Presidente de México no va a asistir a la comida con los magistrados que tradicionalmente era una forma de convivencia. Lo que implica que no es una falta de cortesía pero sí una ausencia entendimientos entre estos poderes y la falta de oportunidad de establecer una relación de colaboración. López Obrador asistirá a los actos protocolarios y nada más.

Dos juristas que yo respeto mucho el Lic. José Fuentes García y Amador Rodríguez Lozano, me han pronosticado que puede haber una nueva Suprema Corte de Justicia y que ésta hace falta. A partir de 1994, la reforma de Miguel de la Madrid que buscó que la Suprema Corte abandonara su roll tradicional, para tratar de convertirse en un tribunal constitucional, esta reforma creó el recurso de inconstitucionalidad y también la acción de inconstitucionalidad. Dos temas eminentemente políticos, para resolver conflictos de poder o de leyes anticonstitucionales.

Desde 1824 en que se establece la República Mexicana en octubre se crea un sistema de pesos y contrapesos en los cuales un poder controla al otro poder, aquí en México, la Suprema Corte de Justicia, tiene, nos guste o no nos guste, la facultad de cuidar por el cumplimiento de la Constitución, esto lo hace un poder por llamarlo coloquialmente más poderoso, sin embargo, existen dos corrientes que ha seguido la administración judicial de nuestro país, la corriente española en la que el poder judicial tiene preponderancia sobre la asamblea o congreso y la corriente francesa en la cual los tres poderes tienen el mismo peso específico. De acuerdo como se apliquen estos tendrán que salir la resolución de este primer gran conflicto a que se enfrenta la nueva administración del presidente López Obrador.

Tal como lo plantean estos dos juristas la posibilidad de que se descarrile el tren del Poder Judicial y surja una nueva Suprema Corte de Justicia más adecuada en sus concepción político, jurídica a los tiempos de la cuarta transformación y no a una que defienda los privilegios de un sistema neoliberal caduco y corrupto será la solución que le den a este país, jurídicamente es posible y por lo que parece existe la voluntad política.