Lucha de poderes
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Opinión

Lucha de poderes

 


Al presidente Andrés Manuel López Obrador no le gusta que le contradigan; no le gusta que le rezonguen o que mal interpreten lo que él quiere decir, aunque no se explique bien o diga ambigüedades. Dice que respeta la libertad de expresión, pero que tiene derecho a réplica, aunque no replica y sí etiqueta con adjetivos calificativos a quienes le llevan la contraria e, incluso, a quienes están de acuerdo con él en lo esencial y, por lo mismo, le hacen ver los ‘contras’ de lo que hace.
Y si esto es así para las generalidades, mucho más le causa indignación que otros poderes se le pongan al brinco porque no le permiten echar a andar algunas de sus propuestas de campaña que tienen que ver con su gobierno de lo social y de inclusión ciudadana.
… Políticas, por cierto, con las que uno no puede más que estar de acuerdo, como es el caso del país productivo, el país de la libertad de expresión, el país con distribución de la riqueza justa, en beneficio de los más pobres de México, salud gratuita y universal, educación con beneficio a estudiantes estudiosos, apoyos a la tercera edad, apoyos a las etnias originales del país…Desarrollo y modernidad; país de cero corruptos y sin impunidad… y más.
Pero la manera como lo opera causa desconfianzas y resquemores entre muchos, como ocurre ya, por ejemplo, con el tema de la cancelación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México en Texcoco que lo confronta con los tenedores de los bonos puestos en la bolsa de Nueva York pues a la oferta de la adquisición de esos bonos por el gobierno mexicano los inversionistas han dicho no y amenazan con irse a un juicio internacional, lo que sería extremadamente costoso para el país…
La otra parte de los disgustos que tiene por estos días es la famosa Ley Federal de Remuneraciones de los Servidores Públicos que fue aprobada en noviembre pasado por la mayoría de Morena en el Legislativo y que ya fue puesta en la congeladora por los Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación argumentando inconstitucionalidad.
Esto es: el Poder Legislativo –Morena- procesó esta ley para que a partir de su aprobación entrara en vigor y se bajaran los sueldos a la alta burocracia nacional que sí, en muchísimos casos, tiene ingresos que no corresponden con la realidad del país y mucho menos con el parámetro internacional que se paga para responsabilidades de este nivel. “Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error” escrituró “El Tlacuache” César Garizurieta. Y de esto abusan.
Todos los altos funcionarios deberán ganar –según la nueva Ley- menos de 108 mil pesos, que es lo que el mismo López Obrador se asignó como sueldo.
El Poder Judicial dice que no. Que es atentatoria de los derechos obtenidos y que, por tanto, se deberán pagar los sueldos establecidos a la fecha. Por supuesto incluido este Poder Judicial.
¿Quién tiene la razón? En lo social y justo la tiene AMLO; en lo legal lo tiene la SCJN. Aunque el siempre oportunista senador Ricardo Monreal, que lo mismo ha brincado la tablita él ya la brincó… ahora resulta de espíritu justiciero en busca de un futuro presidencial, pues él dice que se probará que la resolución de la SCJN es ilegal desde el Senado de la República. Veremos.
El eje central de esta confrontación es la separación de poderes en una República. Esto es:
‘La separación de poderes o división de poderes es un principio político en algunas formas de gobierno, en el cual los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial del Estado son ejercidos por órganos del gobierno distintos, autónomos e independientes entre sí. Esta es la cualidad fundamental que caracteriza a la democracia.
Montesquieu argumentaba que “todo hombre que tiene poder se inclina a abusar del mismo; él va hasta que encuentra límites. Para que no se pueda abusar del poder hace falta que, por la disposición de las cosas, el poder detenga al poder”. De este modo, se confía la vigilancia de los tres poderes entre ellos mismos ya que cada uno vigila, controla y detiene los excesos de los otros para impedir, por propia ambición, que alguno de ellos predomine sobre los demás.
‘Esta doctrina no se refiere solamente a la separación y al equilibrio de los tres clásicos poderes del Estado, sino a la necesidad de dividir el poder político donde se encuentre, sea en la esfera municipal, regional o nacional, para así garantizar la libertad política y evitar los abusos de poder.’
AMLO no debería extrañarse que uno de los poderes de la República no esté de acuerdo con él; y por supuesto está en su derecho de decir que ‘están cometiendo un error legal’. Pero de ahí a descalificarlos en lo individual e institucional es otra cosa. (Ya veremos cómo opera su terna el año próximo cuando habrá de cambiar presidencia este alto Tribunal); como es otra el sometimiento del Legislativo –de su mayoría Morenista- a la figura presidencial, como ya se ve.
Respetarse unos a otros, estos tres poderes, es la esencia de la democracia y el fortalecimiento de la República. En todo caso, sí, comenzar un proceso de diálogo de altura para que una de las partes entre en razón y que el resultado de ese diálogo sea el predominio de la ley y del beneficio colectivo e individual en el país.
Pero para respetar esta división, asimismo cada uno de los tres Poderes de la República deberá respetarse a sí mismo: el Legislativo, primero, porque es nuestra representación ciudadana y es la representación nacional, y su función es beneficiar a sus representados, ser interlocutor de sus representados y no beneficiarse políticamente cada legislador, como ya se ve que ocurre ahora.
Por lo pronto, cada una de las partes en conflicto deberá entenderse dentro de una República y en democracia; esto por lo que por siglos lucharon nuestros abuelos y nosotros mismos, deberá ser, por el bien de todos.
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