Relato de una priista tragicomedia mexicana
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Opinión

La nota crítica

Relato de una priista tragicomedia mexicana

 


Hay momentos en la vida de todo político, en que lo mejor que puede hacer es no despegar los labios decía Abraham Lincoln.

El próximo 1° de diciembre terminará la tragicomedia de un sexenio con cifras, escándalos de corrupción y situaciones alarmantes.

Comenzando con un considerable índice de aprobación de hasta el 62% en los primeros dos años de su ejercicio según datos de Parametría, la figura del Presidente Enrique Peña Nieto y su Gobierno, se fue desgastando sistemáticamente, fueron casos como la desaparición forzada de 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa o el escándalo de la denominada Casa Blanca, una propiedad que adquirió la pareja presidencial, con un valor de 7 millones de dólares, ubicada en una de las zonas más exclusivas de la Ciudad De México, comprada a Grupo Higa, empresa contratista que anteriormente había acompañado al actual Presidente durante su administración como Gobernador del Estado de México, significaron un mal augurio o presagio de lo que nos esperábamos o esperaban ellos mismos el resto del sexenio.

Fueron escándalos de corrupción como los de los gobernadores Javier Duarte de Ochoa, César Duarte y Roberto Borge, los tres ya perseguidos por la justicia mexicana, incremento de la inseguridad, donde en el año 2017 solamente en el mes de Octubre, se registraron 2,371 carpetas de investigación por homicidios dolosos en nuestro país, dentro de ellas 2,764 víctimas, significando que cada hora 3 personas fueron asesinadas en nuestro país, siendo el mayor número registrado desde hace 20 años, el incremento de los feminicidios considerablemente y culminando con más casos de corrupción como el afamado caso internacional Odebrecht y la Estafa Maestra, involucrando incluso Secretarías de Estado y Universidades, los que detonaron el sexenio, pero más que la imagen misma del sexenio o del Presidente, la del país y ánimo de la ciudadanía.

Incremento de la gasolina, incremento de la canasta básica, incremento del gas, fueron resultado de la Reforma Energética, con miras a obtener los beneficios a largo plazo, en corto plazo nos está afectando y mucho. La ciudadanía externó su descontento este pasado 1° de julio al elegir una opción distinta, que aun así no garantizará revertir estos problemas con una vara mágica.

Señor Secretario de Economía, los pobres no comerán gasolina, pero la gasolina es indispensable para el transporte de productos, entre ellos los que integran la canasta básica y más.
Me resulta y nos resulta indignante que este Gobierno no ha demostrado ni representa sensibilidad, responsabilidad, accionar, ni mucho menos credibilidad en sus resultados como administración.
La llegada de un gobierno que se presume como izquierda, tendrá que generar un verdadero cambio de modelo económico y político.

Christian Valencia, Estudiante de la Facultad de Derecho UNAM, 19 años.