¿Una entidad corrupta?
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Opinión

Editorial

¿Una entidad corrupta?

 


Sin duda alguna, Oaxaca tiene muy mala fama. Al menos desde hace cuatro regímenes es un secreto a voces que los funcionarios no vienen a servir sino a servirse del magro presupuesto estatal. Ello quedó en evidencia con el presunto desvío de miles de millones de pesos para atender la contingencia de los sismos del año pasado. Cada quien hizo su agosto y las pruebas están en los rezagos en la reconstrucción. Ayer publicamos en nuestra nota principal, la participación del Observatorio de la Corrupción y la Impunidad, del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM, con datos reveladores y preocupantes. Los gobiernos estatales no se han podido quitar el estigma de una mala fama muy bien ganada. Hay que recordar que del gobierno de Gabino Cué hubo faltantes de alrededor de 14 mil millones de pesos, pero tal parece que ahí quedó el asunto. Nadie, salvo Germán Tenorio Vasconcelos, ex titular de la Secretaría de Salud que permanece en prisión, nadie ha sido castigado por esos desvíos millonarios, muchos de los cuales fueron a parar a las cuentas particulares de ex funcionarios. La política anti-corrupción es, hoy mismo, en Oaxaca, nomás que parte del discurso político.
Por ello, el estado se sigue ubicando en los estándares más elevados de la corrupción en México y en al actual régimen, no se atisba por ningún lado que haya un cambio en esa dinámica de darle mal uso al dinero público. Se sabe que se siguen privilegiando las empresas foráneas sobre las locales para la empobrecida obra, pues a las primeras es más fácil sacarles el 15 por ciento de embute a quienes autorizan la licitación. Han vuelto pues los esquemas del pasado, no obstante los reiterados llamados a que cualquier funcionario del gobierno estatal que desvíe recursos o haga mal uso de ellos, irá a la cárcel. Eso era lo que decía el gobernador Alejandro Murat al inicio de su gestión. No sabemos lo que diga hoy. Lo cierto es que hay tal desorden en la gestión administrativa y transparencia que sorprende a los gobiernos anteriores. Hay que ver solamente cuánto eroga el gobierno oaxaqueño en pasajes aéreos, de los funcionarios que tienen que viajar cada semana a la Ciudad de México, en viáticos y otros excesos. En contraste, hay dependencias que no tienen ni para lo elemental, menos para salarios, mostrando un gran rezago. ¿Cómo se explica que en la Fiscalía General del Estado, no haya ni para copias o papelería?

Medidas extremas

En su afán de perfilarse como el gobierno de la “Cuarta Transformación”, diputados y senadores del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), han aprobado iniciativas realmente arbitrarias, las cuales pueden hacer colapsar el sistema financiero del país. Al menos el pasado jueves, la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) registró su caída más estrepitosa, pues la iniciativa citada implica quitarle a los bancos el cobro de comisiones. A propuesta del senador Ricardo Monreal y de acuerdo con la Ley para la Transparencia y Ordenamiento de los Servicios Financieros y la Ley de Instituciones de Crédito, prohibiría al sistema bancario las comisiones por transferencia, disposiciones de créditos en efectivo y otros. Hace días fue cancelado el proyecto del Aeropuerto de Texcoco, con una serie de contradicciones, medidas aceleradas y protagonismo del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador. Es decir, sin haber llegado aún al cargo, que será oficialmente el primero de diciembre, las expectativas que se han creado en el entorno no son nada halagüeñas. Hace un par de semanas asimismo, se envió a la Cámara de Diputados, la iniciativa para anular la vigencia de los inspectores. Según AMLO hay que apostarle a “la buena fe de los mexicanos”.
Una de las peores y aberrantes propuestas fue la del diputado originario de la Ciudad de México, pero avecindado en Oaxaca, Benjamín Robles Montoya, que propuso usar las reservas internacionales del país, para impulsar los programas sociales y de combate a la pobreza. Fue el futuro Secretario de Hacienda y Crédito Público, Carlos Urzúa, quien le enmendara la plana. Esto implica que entre los pregoneros de la “Cuarta Transformación”, mucho hay de ocurrencias y protagonismo. Robles se fue más a fondo para pedir que la producción de dinero “se canalizara a las prioridades del Plan Nacional de Desarrollo y a lo que el ejecutivo disponga”, cuando no se tiene en este momento, ni siquiera perfilado, el citado Plan. Sin embargo, no es lo único que hay que considerar como medidas extremas del gobierno que apenas entrará en funciones y que, de manera anormal, se han traslapado con el gobierno actual. Se trata de algo inédito que un presidente electo –seguramente ávido de sentarse en la silla presidencial- esté metiendo la nariz por aquí y por allá. Veremos qué nos espera con este equipo que parece querer demoler el sistema de instituciones del país.