Mineras: La nueva bandera
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Opinión

Editorial

Mineras: La nueva bandera

 


Como una fiebre manejada por grupos que están en contra de todo y a favor de nada, comunidades enteras han manifestado su inconformidad con la explotación de fundos mineros. En un afán absurdo y con una difusa defensa del territorio indígena, dirigentes y organizaciones han manejado a su antojo a presidentes municipales y autoridades comunales, para que en defensa del “territorio indígena” se opongan a la explotación de minerales de todo tipo. Inclusive han inventado supuesta contaminación de ríos y afluentes con sustancias peligrosas, para hacer más patética la situación y crear psicosis en las poblaciones. El factor que han utilizado estos vividores de la lucha social es la ignorancia de la gente. En el fondo de todo lo que buscan son privilegios personales, particularmente económicos. Así como en el Istmo de Tehuantepec han surgido supuestos movimientos que se oponen a la explotación y generación de energía eólica y han solicitado amparos del Poder Judicial de la Federación, inclusive en oposición a los comuneros que rentan sus tierras para la instalación de aerogeneradores, de igual manera estos vividores –ya conocidos ampliamente en el gobierno y fuera de él- han enarbolado movimientos anti-minas, para sacar provecho político y dejar que las comunidades que tienen potencial, sigan viviendo en la miseria.

En la lógica de los citados y falsos luchadores sociales, las tierras aledañas a los fundos mineros se contaminarán con los ácidos y materiales que las empresas utilizan para separar los metales o procesarlos. Éstas, una y otra vez han demostrado que esos métodos ya son arcaicos y que en la época contemporánea ni cianuro ni otros son usados, precisamente por las restricciones de las dependencias que protegen el medio ambiente, aunque a veces también tienen errores, como en la Minera Cuzcatlán, con su presa de jales. Hace un par de semanas en Miahuatlán de Porfirio Díaz, se llevó a cabo una reunión encabezada por el conocido y beligerante Frente Popular Revolucionario (FPR), de supuestos promotores del movimiento anti-minas. Es evidente que es sólo la pantalla y que aquello que buscan es que les lleguen al precio. Uno de los cabecillas de dicho movimiento radicalizó su protesta con bloqueos carreteros y la insana intención de boicotear los festejos de octubre de dicha población. En el fondo de todo lo que quería era un millón y medio de pesos, además de ciertas prebendas y privilegios económicos, particularmente que le dieran la obra pública de la cabecera municipal a su organización. De esa catadura son los movimientos anti-minas.

 

Vías peatonales, buena iniciativa

 

Hace sólo unos días el ayuntamiento de la Ciudad de Oaxaca dio a conocer una importante iniciativa: la conversión de la primera calle de Hidalgo y la de Valdivieso, en exclusivamente peatonales, a fin de que propios y extraños puedan disfrutar del esplendor de nuestro Centro Histórico, de su arquitectura y su belleza. Se espera que no sean las únicas vialidades, pues están también algunas calles de Trujano, Guerrero, Bustamante y otras que podrían ser incorporadas a este beneficio. Es triste que todo el primer cuadro de la ciudad no pueda estar en esas condiciones, en virtud de lo complicado que es el tránsito vehicular en nuestra capital y la anarquía el transporte urbano. Sin embargo, pese a las restricciones que existen para las calles exclusivamente peatonales como es el caso del Andador Macedonio Alcalá, la falta de vigilancia permite que se estacionen vehículos o atraviesen de una calle a otro, usando dichos pasos peatonales. Y es que existe una realidad que no se puede negar: en la última década el parque vehicular que circula en la capital oaxaqueña se ha multiplicado, haciendo el tránsito imposible a ciertas horas del día y emulando a las grandes urbes, con la salvedad de que nuestra arquitectura en el centro de la capital, hizo las calles angostas y sin posibilidades de ser ampliadas.

Por lo pronto pues, hay que aplaudir la iniciativa del gobierno de la capital para incorporar así sean dos calles céntricas, para ser sólo peatonales. No obstante, deberá también avanzar en el control del comercio en la vía pública que cada día amenaza con expandirse. La presión de los dirigentes de los ambulantes se ha manifestado de diversas formas y hay que esperar sólo que llegue la temporada de Los Muertos o la Navidad, para verlos desafiar a las autoridades con sus centenas de puestos, algunos con mercancía de manufactura china o foránea. Otro tema es el de grupos que se han apropiado del zócalo de la capital, como son los supuestos desplazados de la etnia triqui, que han hecho de la victimización un boyante negocio. No obstante las denuncias de la sociedad civil, dichos grupos ahí continúan haciendo de la imagen urbana un grotesco espectáculo para los mismos oaxaqueños y el turismo. Los pasillos del Palacio de Gobierno están totalmente copados por una vendimia de productos que fabrican las indígenas triquis, pero eso no es lo grave, lo es que han convertido en corazón de la ciudad en cocina, dormitorio, hotel de paso y sitio para otras acciones ilícitas.