Violencia sin freno
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Editorial

Violencia sin freno

 


El pasado miércoles por la noche, la ciudadanía de Tuxtepec, ya de por sí asolada por la delincuencia organizada y centenas de ejecuciones en los últimos años, vivió un clima de terror. Sujetos desconocidos arrojaron granadas de fragmentación en dos bares. Por fortuna hubo al menos dos que no explotaron, pero las que funcionaron provocaron la muerte de una persona y heridas graves al menos a ocho más. Esta acción que se acreditó un grupo criminal de los que se disputan la plaza, se dio justamente cuando en la capital oaxaqueña se llevaba a cabo la Asamblea Nacional de Procuración de Justicia. El tema de la violencia y la inseguridad –insistimos- no es fortuita en este espacio editorial. Somos recurrentes, en virtud de que los organismos que tienen la responsabilidad de vigilar y salvaguardar la seguridad de los oaxaqueños, a menudo guardan silencio de estos hechos preocupantes. Sin embargo, el jueves por la mañana circuló en las redes sociales un par de boletines: uno de la Secretaría de Seguridad Pública y otro de la Fiscalía General del Estado, en los que se hace alusión a los citados hechos y la disposición del gobierno estatal de investigar y otorgar seguridad a la ciudadanía de la Cuenca del Papaloapan.

No se trata de cuestionar o señalar por sistema las deficiencias en las áreas responsables, sino de poner los puntos sobre las íes en torno a ese clima preocupante que se cierne sobre el estado, particularmente sobre la zona de Tuxtepec, el Istmo de Tehuantepec, la Costa y los Valles Centrales, que de hecho no son las únicas regiones. En la semana se dieron en la zona istmeña no menos de seis o siete ejecuciones. Ya no es novedad ver que en el camino de El Mezquite y Asunción Ixtaltepec, se den hechos de sangre y el hallazgo de cadáveres. Fuentes policiales revelan que son víctimas de los presuntos ajustes de cuentas entre bandas dedicadas al robo de combustible que desde hace más de dos décadas han saqueado los ductos de Pemex en la zona. No obstante los constantes llamados de auxilio y alerta han sido minimizados por las autoridades. Se desconoce el por qué y ha dejado en el imaginario colectivo la sospecha de que hay ahí gato encerrado. Lo que más ofende es que se quiera maquillar la realidad de la inseguridad reiterando de manera necia, que el estado vive en Santa paz. Los hechos están a la vista.

Dengue e influenza: Nada de prevención

Luego de los brotes de dengue clásico y hemorrágico, una nueva amenaza se cierne sobre el estado: la aparición de muertes por influenza. Hay que recordar que fue en Oaxaca cuando en 2009 apareció el primer caso de H1N1, un caso de influenza grave. Fue en uno de los hospitales de la capital cuando el virus mutó en una paciente que había sido internada por influenza estacional. Sin embargo, tal parece que los Servicios de Salud en el estado (SSO), no ha acusado recibo de esta emergencia sanitaria que, de no ser atendida, podía convertirse en una epidemia de dimensiones aún insospechadas. Por el contrario, durante parte de la semana anterior, empleados sindicalizados del área de vectores mantuvieron una protesta frente a las oficinas centrales de la dependencia, con el argumento de que no cuentan ni con el equipo ni los medicamentos necesarios para cumplir con su responsabilidad. De ese tamaño es la situación de crisis que se vive en la citada dependencia gubernamental, en donde no obstante que la actual administración está a punto de cumplir dos años al frente del gobierno, sigue con el disco rayado de culpar al de atrás.
Pese a que el gobierno de Alejandro Murat no ha acusado recibo de esta gravísima situación, en el imaginario colectivo sigue presente la idea de que para el actual gobierno la salud es un rubro marginal. Y ello ha crecido, justamente porque no se han dado campañas de prevención de dichos males. En una suerte de cerrazón para no otorgar publicidad a medios impresos y electrónicos, las áreas responsables de dicha tarea simplemente no han hecho su trabajo. Es evidente entonces que la prevención de dichos males endémicos no ha sido atendida con oportunidad, ni siquiera cuando el mal ha causado muertes. La cuestión ha llegado a tales niveles que se han registrado ya muertes en la misma capital del estado, no se diga en comunidades que no cuentan con los servicios médicos necesarios. ¿Qué se espera para actuar o simplemente se seguirá con el trillado cuento de que los culpables de todo son los gobiernos de Ulises Ruiz y Gabino Cué? Es importante subrayar que la ciudadanía ya no cree este argumento. Entre la sociedad local se advierte que nada se ha hecho para evitar que el mal se siga propagando y estamos en temporadas en que ambos males pueden proliferar, más aún cuando se ha descuidado el origen: la prevención.