El Quetzalcóatl en el desarrollo comunitario
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Opinión

Toltecáyotl

El Quetzalcóatl en el desarrollo comunitario

 


Existe una visión occidentalizada colonial, de que, “la modernidad y el progreso” conllevan la felicidad de las personas y las comunidades, y que esto se sustenta en los logros del mundo material.

La realidad histórica nos dice que, en estos cinco siglos de modernidad en el planeta, nunca la humanidad y el propio planeta, han estado amenazados en su existencia por esta equivocada forma de ver y entender el mundo y la vida.

Aún en las sociedades desarrolladas o del llamado “primer mundo”, se aprecia el alto número de personas que viven con elevados niveles de estrés, frustración, soledad y desolación, que los llevan al mundo de las drogas y el suicidio.

Los oaxaqueños, pertenecemos a una de las seis civilizaciones más antiguas del mundo. Con diez mil años de desarrollo humano, y que, alcanzó, en el periodo Clásico (200 aC. a 850 dC.), el más alto grado de bienestar para todo el pueblo. Esta sabiduría ancestral está viva, presente y vigente hasta nuestros días.

Algunos le llaman “saberes comunitarios”, se conoce también como “la tradición o la costumbre”, en círculos académicos se le llama Toltecáyotl. El Dr. Miguel León Portilla dice que fue la sabiduría y las instituciones de los toltecas, es decir, las personas de conocimiento del pasado.

En el mundo antiguo, fueron nuestros “Viejos Abuelos” los que alcanzaron el más alto nivel de bienestar para la mayoría de los habitantes del Anáhuac (nombre original de lo que hoy es México), en el mundo. Y pese a que fue, hace miles de años, en los que no existían las tecnologías y recursos que hoy tenemos, nuestros sabios antepasados vivían con altos estándares de bienestar que, es en última instancia, lo que busca lo que hoy llamamos progreso y modernidad.

Pero algo anda mal en lo que pensamos y hacemos, pues a pesar de haber logrado grandes avances en la consecución de obras de infraestructura comunitaria, como son: caminos, energía eléctrica, agua potable, escuelas, servicios básicos de salud y recibir recursos económicos como nunca habían dispuesto nuestras autoridades, las comunidades están enfrentando problemas muy serios en cuanto al comportamiento, actitudes y posiciones de los niños, jóvenes y algunos adultos. La vida familiar y comunitaria está en crisis.

En efecto, a pesar de que el nivel de vida en las comunidades se ha elevado, así como los servicios de infraestructura, la armonía, concordia y felicidad de las personas y familias se han ido reduciendo y deteriorando de manera preocupante. Existe una tendencia, cada día más grande a tratar de vivir con los valores, principios y modelos de consumo y cultura de grandes ciudades del país y del extranjero. Esta tendencia se ha incrementado sensiblemente por la migración, los medios masivos de comunicación y las nuevas tecnologías.

Hemos ganado “progreso material”, pero hemos perdido nuestros ancestrales valores de vida, que son lo que nos dan una personalidad y una forma de vida muy particular, y que, se han ido recreando a lo largo de los siglos. La pérdida de la cultura ancestral es el mayor problema que enfrentan las comunidades oaxaqueñas. Porque de nada nos sirve vivir en la comodidad material, cuando la armonía, el respeto, la solidaridad se han perdido en las familias y en la comunidad.

La sabiduría de nuestros antepasados nos dice que, “todo se debe hacer con medida”. Los “Viejos Abuelos” tenían un símbolo fundamental que regía su destino. Los misioneros y conquistadores dijeron que era “un dios”, nosotros ahora sabemos que fue una guía de vida, para que no erráramos el camino. Quetzalcóatl, era el símbolo del equilibrio y la justa medida.

Ellos simbolizaban el desarrollo espiritual con el quetzal, el ave con el más bello plumaje que se eleva al cielo en busca de la luz. Y la serpiente, que se arrastra en el suelo y que es un animal muy inteligente. En lengua náhuatl, serpiente se dice cóatl, de modo que el QUETZAL-CÓATL es el símbolo filosófico del equilibrio, entre el mundo espiritual y el mundo material.

La sabiduría ancestral nos dice que, como personas, familia y comunidad, debemos de mantener el equilibrio entre el desarrollo material y el desarrollo espiritual. Entendiendo que el “desarrollo espiritual”, no se refiere a la religión, sino a los mejores valores que posee el ser humano como es el respeto, la solidaridad, la justicia, la amistad, la familia, el servicio y la conciencia del bien común.

Por lo anterior es necesario enriquecer los conceptos de bienestar y progreso, que no se deben circunscribir única y exclusivamente a las mejoras materiales del mundo en el que vivimos. Se requiere encontrar “el equilibrio”, entre estas dos partes que conforman nuestra realidad. Replantearse las estrategias comunitarias para mejorar materialmente y al mismo tiempo, preservar y fortalecer el patrimonio cultural que representa los valores, principios, tradiciones, usos, costumbres y fiestas, que han vivido desde siglos en la comunidad y nos han dado el bienestar, la armonía y la concordia.

Así como es importante pensar en los proyectos materiales de infraestructura material, se tiene que pensar en implementar proyectos de Desarrollo Cultural, que permitan fortalecer, desarrollar y acrecentar actividades que consoliden el bienestar familiar y comunitario, impidiendo que se pierdan las tradiciones y costumbres que nos han dado, a lo largo de muchos siglos, ese “rostro propio y ese corazón verdadero” que nos identifica.

El futuro de las comunidades debe estar construido con su milenario pasado. Descolonizar es dignificar. www.toltecayotl.org