Seguridad: Agenda pendiente
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Editorial

Seguridad: Agenda pendiente

 


El tema de la inseguridad que padecemos en Oaxaca ha sido constante en este espacio editorial. No es nada fortuito. La cadena de ejecuciones y homicidios que se han dado en los últimos tiempos y que refutan en toda su magnitud la pasividad que existe en los órganos institucionales que, se presume, tienen la responsabilidad de garantizar la seguridad ciudadana, es un asunto serio. Los ejemplos abundan: entre 15 y 16 de septiembre, días de los festejos patrios, hubo al menos diez homicidios dolosos, la mayor parte de ellos, ejecuciones. La región de Tuxtepec se ha convertido en un matadero cotidiano. Grupos armados penetran a unidades habitacionales y ahí, a plena luz del día, acribillan a sangre fría a mecánicos, vendedores de tortillas, de fruta, etc. En la región del Istmo de Tehuantepec, las cosas no son menos. Ya son comunes las ejecuciones en bares, cantinas y restaurantes. Poco se sabe de aquel operativo policíaco que dispuso el gobierno de Alejandro Murat los primeros días de junio, a raíz del triple homicidio de Pamela Terán, María del Sol Cruz Jarquín y Adelfo Guerra y cuyos primeros resultados fueron motivo de hilaridad, pues sólo se daba cuenta de la aprehensión de raterillos, aseguramiento de carros robados y otras minucias.

La mirada de la sociedad está en los responsables de la seguridad pública, habida cuenta de que no han hecho su trabajo. Genera hilaridad –insistimos- la información sobre cuestiones menores y la evasión de temas graves como son, justamente, los homicidios dolosos. De las ejecuciones ni siquiera mención hacen. Se advierte una aberrante complicidad o el hecho simple de encogerse de hombros. Sin embargo, lo que representa una verdadera ofensa para los oaxaqueños es que sigan en sus cargos tan campantes, sin atreverse a darle al gobernador la situación real por la que atraviesa la entidad, convertida ya en una de las más inseguras del país. Delitos como extorsión telefónica, secuestro, homicidio doloso y otros, están al alza, en tanto nuestros funcionarios sólo dan cuenta de cosas menores. A casi dos años del actual gobierno, el ejecutivo necesita hacer un balance de la eficiencia y operatividad de sus funcionarios. Seguir como hasta hoy es sencillamente absurdo e irresponsable. No obstante, tal como lo percibe la sociedad oaxaqueña, no hay el menor interés en la cúpula del poder público en revertir la inseguridad. Esto es, estaremos en total indefensión.

¿Y las campañas de prevención?

Los tiempos de lluvias son también de enfermedades. La incubación de moscos nocivos, sobre todo el aedes aegypt y otros, que producen el dengue, el zika y otros males, aparecen en estos tiempos. La semana pasada autoridades municipales de Santiago Yaveo informaron del fallecimiento de al menos tres personas de dengue hemorrágico. No obstante lo anterior y si bien el titular de la Secretaría de Salud, Donato Casas admitió que se están llevando a cabo acciones, es la hora en que no se emite comunicado alguno respecto a las medidas preventivas de dichos males, como por ejemplo la destrucción de cacharros o evitar que las familias tengan recipientes con humedad, en donde se incuban los huevecillos y larvas de esos insectos nocivos. Aunque los responsables de la publicidad institucional están cerrados a beneficiar a los medios locales, con una política burda del actual régimen, cuestiones tan prioritarias como la salud deben estar más allá de las filias y las fobias de los funcionarios estatales. Insistimos: no se ha escuchado o leído campaña alguna para difundir medidas de prevención respecto a los males de esta temporada. Es evidente que los Servicios de Salud en Oaxaca (SSO) es un vertedero de problemas y conflictos; de desorden presupuestal y adeudos millonarios. Ello no obsta para que cumpla con sus objetivos y compromisos con la sociedad.
En la misma tesitura han trascendido casos de hepatitis B en alumnos de instituciones de educación media superior. Tampoco se sabe de acciones al respecto. La información que fluye del sector es realmente poca en lo que respecta a las acciones sanitarias. Sólo se sabe de la SSO cuando vecinos de tal o cual comunidad cierran los accesos en las oficinas centrales o las cuestiones sindicales. La salud pues, como la seguridad pública, representa la agenda pendiente del gobierno de Alejandro Murat, pues no obstante tratarse de un área prioritaria, todo apunta a que no se le otorga la importancia que merece. Al contrario, por lo que hemos comentado líneas arriba, se le da un trato marginal para que cumpla con su cometido. Ya es parte de la comidilla social la denuncia de falta de medicamentos, de hospitales en la indigencia respecto a insumos y otros pecados más. ¿Qué espera en realidad esta administración? ¿En padecer una verdadera alerta sanitaria? De una cosa podemos estar ciertos: el manejo torpe en el área de Comunicación Social del gobierno estatal, está dando al traste inclusive con rubros con los que no se puede jugar: la vida de los oaxaqueños.