Las agresiones en la UNAM
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Opinión

Columna sin nombre

Las agresiones en la UNAM

 


No piensen mal, Manuel Velasco Coello quiere regresar a Chiapas para recoger un guardadito.
-El mapache guasón

El vagón en el que viaja López Obrador va muy bien. Si controla a uno que otro garrotero «golpeador» como Fernández Noroña, llegará a la estación uno de diciembre sin contratiempos.
Erre con erre cigarro, erre con erre barril, que «terrsamente» viaja el Peje en su ferrocarril.
El problema de los porros en la UNAM es muy añejo, solo que ahora parece complicarse con el narcomenudeo.
Es curioso y posiblemente no sea coincidencia, que los acontecimientos del pasado lunes en CU, -Ciudad Universitaria de la CDMX- se presenten justo un mes antes del aniversario cincuenta de Tlatelolco en 1968.
La agresión sufrida por estudiantes y la gravedad de las lesiones a algunos de ellos, constituyen delitos que se deben castigar con el Código Penal en la mano, y no simplemente con la expulsión.
No debemos confundir la Autonomía de la UNAM concedida en 1929 por el Presidente Emilio Portes Gil, con la extraterritorialidad.
La autonomía significa libertad para decidir sus planes académicos, para nombrar sus autoridades y regir su vida interna en lo general sin intervención del gobierno, y de ninguna manera los campus son parte de un territorio ajeno a México en donde no se puedan aplicar las leyes de nuestro país.
Luego, si existen evidencias de quiénes fueron los agresores, las autoridades universitarias deben presentar la denuncia de hechos ante el Ministerio Público, para que se investigue y en su caso castigue a quienes resulten responsables.
En el caso, es más que claro que se infligieron lesiones graves que ponen en peligro la vida, y consecuentemente estamos ante el delito de tentativas de homicidio, y si dice la prensa nacional que «todos saben quiénes son los porros», bueno, de no actuar nos hundiremos en el síndrome del 68 que tan abusivamente ha sido aprovechado por delincuentes.
Estimo que la reacción unánime de decenas de miles de estudiantes que se han ido al paro, no tiene matices políticos; simplemente ellos y la ciudadanía estamos cansados de la existencia de esas personas que quizá son fósiles además de porros golpeadores.
No se debe manchar la transición del Gobierno Federal; sería muy injusto añadir una grave falta al gobierno del señor Presidente Peña Nieto, y «fabricar» un problema al señor Presidente Electo Andrés Manuel López Obrador.
No se deben excusar las procuradurías tanto de la CDMX como la General de la República, de intervenir con eficacia y a tiempo antes que el asunto se agrave con participaciones interesadas en desestabilizar a México.
Pareciera que estoy exagerando, pero si volvemos la vista cincuenta años atrás, recordaremos que aquellos eventos se dieron, en su inicio, con un encuentro entre escuelas mucho más sencillo que el acontecimiento del lunes pasado; aquellos hechos se fueron agravando hasta culminar la noche del dos de octubre precisamente de 1968.
El señor rector de la UNAM, debe mantenerse firme y
no titubear.¨
La PGR debe abstenerse de alegar competencias y la Procuraduría de Justicia de la CDMD y quizá de otras entidades federativas como Puebla, Edomex, Tlaxcala y Morelos donde presumiblemente vivan los golpeadores, deben coadyuvar en todo lo que requieran las autoridades universitarias.
De no hacerlo alegando pretextos, pueden cambiar la historia de una transición «perfecta». Yo también soy Pueblo.
Por allí nos encontraremos.