Obras a medias
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Opinión

Editorial

Obras a medias

 


La semana pasada, en una reunión con los medios de comunicación, el edil de la capital José Antonio Hernández Fraguas, respondía a una pregunta de un colega respecto al mal estado que guardan algunas calles en ciertas zonas de la capital. El presidente municipal hizo hincapié en que hay dependencias como el Sistema de Agua Potable y Alcantarillado (SAPAO), cuyos contratistas han dejado cepas abiertas y montones de tierra apilados en las banquetas. Es decir, no terminaron las obras y dejaron las calles como obliga a las empresas de la construcción. Esta situación ha generado malestar no sólo en los vecinos sino en ciudadanía en general, habida cuenta de las molestias que se ocasionan y más aún en esta temporada de lluvias. En efecto, hay varias calles que están en pésimas condiciones físicas de las que ya hemos hablado, como es el caso de La Noria. Montones de tierra en ambos lados y zanjones que impiden el libre tránsito, hacen lenta la circulación generando cuellos de botella. Y este fenómeno se repite en varios rumbos de la capital.
Bajo la premisa de que toda obra pública genera malestar, los contratistas y las dependencias ejecutoras ni siquiera se toman la molestia de anunciar de qué obra se trata ni, mucho menos, anuncios que permitan advertir los contratiempos al ciudadano. Tampoco se dice el tiempo que tardará la citada obra ni dejan la carpeta asfáltica o las banquetas como estaban. Es decir, hay una total apatía para hacer la obra con todas las de la ley. Esta situación debe estar contemplada en el contrato respectivo, pues se trata de una falta de parte de las empresas que tienen a su cargo la multicitada obra. Lo lamentable es la situación que guardan nuestras calles y avenidas, lo cual se complica en esta temporada de lluvias, habida cuenta que es parte de la contingencia que vivimos hace unos días, luego de la tormenta que se abatió sobre la ciudad. Los ríos de agua que corrían llevaban consigo tierra de las obras ya mencionadas, la cual con la basura acumulada, se convirtió en tapón para las alcantarillas y el sistema subterráneo. Hay sectores de la población que urgen más a las autoridades municipales que a la dependencia responsable, el arreglo de las calles, pues algunas de las cuales se han vuelto por completo intransitables. Algo tiene que hacerse de inmediato, pues la temporada de huracanes está ya encima.

Castigar corrupción

Las redes sociales, pese a la crítica ciudadana de ubicarlas como vertedero de información falsa y ataques personales, han servido como escaparate de datos, los cuales fluyen en tiempo real. Por ejemplo, hace unos días, un usuario del Registro Civil dio cuenta de las prácticas de corrupción que ahí se dan en estos tiempos en que todo mundo acude en busca de algún documento de identidad, sea para cuestiones escolares u otros trámites. La grabación fue difundida en redes sociales, de tal suerte que los directivos de dicha institución ofrecieron castigar a las presuntas responsables, empleadas del citado Registro Civil. Asimismo, luego de que la grabación se volvió viral, la Secretaría de la Contraloría y Transparencia Gubernamental, a través de su titular, afirmó que se estaban realizando las investigaciones necesarias para deslindar responsabilidades. Y es que hay áreas gubernamentales que son más proclives a que se cometan este tipo de actos de corrupción. Hace algunos meses, en el área de referencia se decía que no había papel oficial, toner para la impresión de las actas y otras cuestiones, que de manera anormal, se cargaban hacia los usuarios. Esto es, la pobreza de recursos en las dependencias y entidades son factores en cierta medida de corruptelas.
Otra de las instancias gubernamentales que han estado en la mira es la hoy llamada Secretaría de Movilidad –antes de Vialidad y Transporte-. La presencia de “coyotes” para agilizar los pagos; los cochupos y pagos por debajo de la mesa están a la orden del día. He ahí el meollo de la cantidad impresionantes de concesiones que han sido otorgadas: más de 45 mil, las cuales están –como mucho lo hemos mencionado en este espacio editorial- en el eje de la disputa entre sindicatos y organizaciones dedicadas al transporte. Sin embargo, lamentablemente, no son las únicas áreas. En los últimos días han trascendido anomalías ocurridas en las fiestas de julio, como por ejemplo, el pago menor a una conocida artista, cuando en los informes oficiales las cifras se inflan. Se sabe por ejemplo, que de manera inédita en la pasada Guelaguetza, se vendieron los boletos del palco “C”, que a lo largo de la existencia del auditorio del mismo nombre, siempre fue un espacio gratuito para las personas que no pudieron comprar boleto o simplemente carecen de los recursos para haberlo hecho. Este año, como nunca, dicho palco fue vendido. Se desconoce el destino de los recursos obtenidos. Sin embargo, esta situación no pasó desapercibida para la crítica ciudadana que hizo trizas a los responsables en las redes sociales.