PSDO: El membrete y el chantaje
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Editorial

PSDO: El membrete y el chantaje

 


En el pasado proceso electoral, el voto ciudadano se volcó en las urnas para apoyar particularmente al Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). El resto de partidos nacionales fueron materialmente barridos y hasta humillados, como fue el caso del PRI y el PRD. Los partidos locales, como fue el caso del Partido Socialdemócrata de Oaxaca (PSDO) y el Partido de Mujeres Revolucionarias (PMR), no alcanzaron el porcentaje de votos que exige la ley electoral para seguir manteniendo su registro. Y el Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana (IEEPCO), procedió a su liquidación conforme a Derecho. Sin embargo, los franquicitarios del primero –eso han sido y no más- Manuel Pérez Morales y su esposa Guadalupe Murillo, insisten en que se mantenga su negocio, con el argumento de que se trata de un partido indígena. El martes pasado, con un centenar de seguidores realizaron una marcha y se apostaron en las afueras de las instalaciones del Tribunal Estatal Electoral (TEEO), para demandar su permanencia. Es decir, echar atrás la resolución del IEEPCO y continuar perviviendo de las prerrogativas, no obstante la tendencia de no seguir manteniendo a vividores escudados en partidos.
Un poco de historia: hace poco más de una década, Pérez Morales constituyó una organización llamada: Organismo Insurgente “José María Morelos y Pavón”. Hábilmente, muy pronto le cambió de denominación y le puso un nombre –según él- de ascendencia indígena: Shuta Yoma. Pocos –consideramos- saben el significado, pero con ese argumento presentó ante el desaparecido Instituto Estatal Electoral (IEE) su solicitud de registro como partido, cuestión que fue desechada. Empero, con esa bandera indígena buscó la resolución del máximo órgano jurisdiccional en materia electoral: el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), quien falló a su favor y ordenó al IEE realizar el registro. No obstante, cada elección local, los franquicitarios del PSDO han demostrado que su partido –o más bien membrete- no cuajan en el ánimo popular. Pérez Morales es el único que se ha beneficiado, pues ha sido candidato a la gubernatura y él se asume cada vez como candidato único. Ante el gasto multimillonario que representan hoy en día los partidos políticos, la sociedad valida la idea de que no se siga incrementando más el directorio. He ahí el móvil del chantaje del pasado martes.

Homicidios: Estadística creciente

La semana pasada, una fuente reveló que sólo en siete días se habían cometido en la entidad veintiséis homicidios dolosos. Sólo el lunes de esta semana se cometió uno más en Miahuatlán de Porfirio Díaz y se hallaron restos humanos en una población de la Costa oaxaqueña. El domingo, dos miembros de la CTM fueron asesinados y el martes otro. Si bien las autoridades responsables dicen una y otra vez que se trata de un fenómeno nacional y que la Fiscalía General del Estado, a cargo de Rubén Vasconcelos Méndez, hace su mayor esfuerzo por dar resultados, lo cierto es que en Oaxaca se trata de un fenómeno inédito: jamás habíamos padecido jornadas tan violentas. El pasado domingo dimos cuenta de hechos criminales que sólo son dignos de mentes enfermas y torcidas, como es el caso de las videograbaciones de personas que son desmembradas o degolladas. En días pasados se dio la difusión en redes sociales de un joven que es mutilado e interrogado por sus victimarios y de otros casos que ya hemos abordado. El pasado martes circuló un comunicado de la Policía Estatal, en el que se decía que el mismo Comisionado Estatal, estaría al frente de un operativo en la zona de Tuxtepec, región en la que se han dado más hechos de este tipo.
En muchos sentidos la mirada se fija en la Fiscalía Estatal que, por lo que se sabe, ha dado golpes, pero es tanta la efervescencia de este tipo de acciones criminales que es prácticamente imposible responder con eficacia a cada uno de los hechos, tomando en cuenta la escasez de presupuesto y de personal. Los elementos de la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI) son insuficientes para investigar los crímenes. Es más, han pagado ya una cuota de sangre con la muerte brutal de algunos de sus elementos, cuestión que no ha llegado al fondo ya que los criminales gozan de cabal salud. Otros más, ya se ha publicado el tema, han sido consignados por delitos cometidos en contra de la población. El caso es que tal parece que no salimos del atolladero. La ciudadanía demanda acciones concretas y contundentes en torno a esta cadena criminal, que ha ubicado a Oaxaca en el mapa nacional, como una entidad con una tasa preocupante de homicidios. Y si hemos insistido en el tema no es para cuestionar el desempeño de los responsables sino para demandar su atención, antes de que nos convirtamos en un estado de Guerrero, Michoacán o Tamaulipas.