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De los priistas que abjuraron de su partido y se aliaron a sus adversarios en la pasada contienda electoral, el único que no perdió totalmente fue Manuel García Corpus, ya es diputado federal. Varias veces fue legislador priista y en tiempos de Ulises gobernador, ocupó la Secretaría General de Gobierno. Hombre del sistema, pues. Pero  hoy los tiempos y las formas de la política han cambiado. En contraparte, perdió su hijo que iniciaba carrera en el tricolor, perdió también su hermano notario público al que ya están revisando sus libros. Me dijo en una charla previo a los destapes en el que era su partido, el PRI, que se sentía despreciado. Y, con Ulises, escuchó el canto de las sirenas.

Otro que también fracasó, fue su gran mecenas Ulises Ruiz Ortiz quien, después de alcanzar gloria y fortuna catapultado por el PRI del que reniega, hoy sufre la burla de los que se aferran a esa nave tricolor a la deriva. No quieren ni saludarlo, no lo bajan de traidor y lo ven como carroñero. Tampoco ganaron sus aliados coyunturales (PAN-PRD-MC). Repetir el onagro que significa la liga del agua con el aceite, los llevó a la votación más baja en su historia y el partido de Dante Delgado, mantiene, de panzazo, su registro.

Héctor Pablo Ramírez Leyva también busca levantarse de ese tercer lugar en la contienda por el Senado de la República. Lo que son las cosas, si hubiera aceptado el lugar privilegiado que, según me dicen los que saben,  le ofrecían en la lista de candidatos plurinominales para diputado federal, hoy estaría a punto de sentarse en su cómoda curul. Pero no lo den por muerto. Ya vimos que los políticos son mutantes y mimetizan rápidamente.

Otro que quebranta su destino político es el aún diputado local (gracias al PRI)  Samuel Gurrión. Difícil que en el tricolor lo perdonen, salvo que vaya de a pedir perdón a su socio y padrino. En el PAN lo ven como apestado. Aunque no se canse de esgrimir los 35 mil votos que le dio al PAN como candidato a presidente municipal de Oaxaca de Juárez, no terminan de aceptarlo. Recelosos lo miran los cuasi propietarios del PAN en Oaxaca, doña Antonia Natividad y Juan Iván. Buscan blindarse en su torre de marfil para no ser alcanzados por los efectos de la brutal purga interna del PAN a nivel nacional, después de la gran derrota.

Tal como lo advertí, repetir el onagro que significa la unión del PAN con el PRD, iba a significarles un ramalazo. En la mente de los oaxaqueños está presente aún la frustración que significó Gabino, el gran ladrón que llegó al gobierno con los mismos partidos que se coaligaron nuevamente pensando que harían ganar a Ricardo Anaya, el pequeño ladronzuelo.

Para no dar la cara ante el gran fracaso electoral, la “líder” del PAN, Antonia Natividad, se enclaustra y solo espera tomar protesta como diputada federal plurinominal, para desaparecer de Oaxaca. Sus cuentas alegres eran: hacer a su padre presidente municipal de Ejutla, cargo que pronto dejará su hermano y ella encumbrarse como diputada federal. Liderar a la gran bancada que pensaba ganar y  alzarse como dueña del PAN chapulinero. Su castillo de naipes se deshizo cuando el electorado, mandó al PAN al basurero electoral con apenas una curul de partido en el congreso local.

Misión imposible rehacer el PAN después del funesto cacicazgo que sembraron la dupla Natividad-Iván.  Dejaron bien dividas a las tribus. Andan desencantados los panistas históricos. También los del clan mixteco que encabeza Luis de Guadalupe. Lo que queda del grupo Calderonista con Eufrosina Cruz al frente, andan a  la deriva. Eufrosina, aunque nunca ganó una elección en las urnas, dicen que fusionaba a un buen número de militantes azules. Por el cochinero que dejó el ladronzuelo Anaya, al agandallarse la candidatura presidencial, y la fidelidad que le debía a Felipe y  Margarita, Eufrosina, la mártir de Guiengolani, tuvo que renunciar al PAN. Hoy sigue siendo diputada, pero sin dueño.

Otro de los damnificados que dejó la jornada electoral, es el famoso “Choky” (mote que le colgó su entrañable Ulises) Jorge Franco Vargas.

En su caminar por las brazas del infierno -eso significa vivir fuera del presupuesto. Según el desaparecido Camacho Solís: “estar en el presupuesto es como estar en el cielo; salir del presupuesto es como irse al infierno”. El “Choky”  ya no quiere estar en el infierno. A eso se debe, seguramente, su inacción. El hecho de estar en el desempleo político, lo llevó a cometer perjurio contra el partido tricolor que alguna vez le hizo creer que podía ser gobernador. En esa cavilación, intentó glorias pasadas y buscó el cobijo, primero del partido Morena donde sus aspiraciones sonaron entre las jaurías del cártel 22, como cajas destempladas Lo engañaron con ponerle el uniforme del PES y, finalmente, nada.

Estos son algunas de los saldos que deja la debacle electoral entre los partidos tradicionales en Oaxaca. Entre los más estropeados están el tricolor y los partiditos morralla que como el Panal y el PES perdieron hasta el registro. Lo mismo sucedió en Oaxaca con el llamado Partido de las Mujeres y el doblemente fracasado PSD negocio personal del audaz Manuel Pérez.  Los tiempos de bonanza del viejo PRI —tiempos del partido único, del poder vertical, autoritario y nada democrático—, han pasado a la historia.

Ha llegado el Morena un partido que reagrupa a priistas, panistas, perredistas y toda laya de oportunistas. Es el centro de reacomodo de las elites políticas, nada del cambio que gritan los ilusos.

 

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