Como llegamos a estos niveles
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

Crónicas Oaxaqueñas

Como llegamos a estos niveles

 


Columna 87. Como llegamos a estos niveles.
El 17 de febrero del presente año, fue organizada una fiesta clandestina en una casa particular ubicada en la primera calle de Xicoténcatl, casi esquina con la Avenida Hidalgo en el centro histórico de Oaxaca de Juárez, el número que le correspondería según los marcados por las casas vecinas sería el 114, aunque de acuerdo a la propaganda que circulan por las redes sociales organizando el guateque indicaba el 106, algo totalmente abusivo ya que este domicilio es propiedad de una pareja con discapacidad visual.

Lo terrible de esa reunión fue el ruido, el volumen que emitían las bocinas superaba por mucho cualquier nivel permitido en decibeles y perturbaba a todos los vecinos de esa manzana, se levantó un reporte al 911 con lo que acudió una patrulla de policía, al tocar en la puerta quienes abrieron alegaron que se trataba de una fiesta privada, que le bajarían al volumen y cerraron con llave, claro que cobraban la entrada de acuerdo a la publicidad en internet y a lo que observaron los vecinos, por lo tanto adquiría el carácter de clandestina.

A pesar de lo ofrecido a la autoridad jamás bajaron el volumen, el sonido era tan estruendoso que vibraban las pareces de todas las casas vecinas, dentro de cada habitación se colaba un golpeteo en las paredes que verdaderamente cimbraba las construcciones, solo quien ha vivido a un lado de un antro o una discoteca sabe la dimensión de lo que se explica, la fiesta terminó a las seis de la mañana desatando la frustración de todos los vecinos.

Esa noche de vela aunada a los constantes robos y cristalazos en la zona, vino a unificar a todos los vecinos de las calles primera y segunda de Xicoténcatl y décima, décima primera y décima segunda de Avenida Hidalgo, se presentó un oficio firmado por 28 vecinos y dirigido al Presidente Municipal de Oaxaca de Juárez, Lic. José Antonio Hernández Fraguas explicando la situación y solicitando su intervención en favor de los agraviados.

Ante la tibia respuesta, los vecinos se unieron y colgaron lonas y mantas quejándose de la situación de inseguridad que se estaba viviendo en la zona, de inmediato reaccionaron los medios de comunicación enviando a reporteros de todos los medios existentes, hubo entrevistas de banqueta de diarios escritos y digitales, llamadas telefónicas para la radio o entrevistas en estudio para la televisión.

El municipio envió a un comandante a comentarle a los vecinos que estaban pendientes de la situación y que las puertas de una directora de gobierno municipal estaban abiertas para escucharlos, lo correcto hubiera sido que esta funcionara acudiera personalmente dándole seriedad al interés que manifestaba por medio de un enviado, en un evento particular, coincidieron algunos vecinos con Pepe Toño, al comentar del escrito, ofreció el Presidente estar al pendiente y que si se repetía se le informara y tomaría acciones de forma inmediata, lo mismo comentaron Pablo Calderón y Marcos Martínez, altos funcionarios del municipio.

Pues el sábado 23 de junio, casi cruzando la media noche al domingo 24, volvieron a la carga en ese domicilio, empezaron a reunirse jóvenes en la entrada llamando la atención de algunos vecinos, quienes fueron testigos de cómo esperaban a que llegara el de las llaves, después comenzaron a cobrar las entradas y para adentro todos, la música comenzó nuevamente en todo su apogeo como hacía meses no se escuchaba justo cuando propició la unión de los vecinos.

Cerca de la una de la mañana acudió al llamado el Comandante Barrita, salieron todos los vecinos a petición de la policía para reforzar el reclamo a los organizadores, con su llegada pararon la venta de entradas quedándose varios jóvenes ante una puerta cerrada a piedra y lodo, terminaron por irse, quizás para regresar más tarde, la comunicación con los de adentro por supuesto continuaba por whatsapp.

Después de diez minutos de tocar con fuerza, la puerta fue abierta, el organizador le aseguró al comandante Barrita que era una fiesta privada y tenían derecho a reunirse, ni siquiera se escuchaban entre ellos por el intenso ruido musical, ofrecieron reducir el volumen e irse retirando paulatinamente en los próximos minutos, solo sucedió lo primero, bajaron un poco el volumen por unos minutos mientras se alejaba la policía y después continuó la pachanga por varias horas más.

Se le llamó al Presidente Municipal José Antonio Hernández Fraguas y a Pablo Calderón sin resultados, es comprensible que la hora no era de atención al ciudadano sin embargo eso no lo entendían los bebes de algunos vecinos ya que el ruido y la vibración en las paredes hacía que no paraban de llorar, en el chat grupal quedó constancia de la desesperación de los padres, por supuesto que el resto de vecinos tampoco pudo descansar.

Este es el fiel reflejo de lo que vive nuestro estado, cualquiera hace lo que se le pega la gana, pasa por encima de la tranquilidad y los derechos de los ciudadanos sin importarle consecuencias o que ocasionen quebranto a la salud de alguien, la autoridad se ve rebasada, es más fácil para el gobernante comentar que el centro es ruidoso y por lo tanto al que no le guste el bullicio que venda su casa y se vaya a zona más tranquila que aplicar la ley, cómo llegamos a estos niveles, ¿veremos la solución algún día?
Los comentarios continuarán la próxima semana.

Si desea contactarme favor escribir a [email protected]
Facebook: Jaime Palau Ranz
Twitter: @jpranz