Xenofobia y crisis humanitaria
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Opinión

Editorial

Xenofobia y crisis humanitaria

 


Los ojos de México y el mundo han estado sobre los Estados Unidos, pero particularmente sobre el gobierno de Donald Trump, la expresión más refinada del fascismo en el Siglo XXI. Se trata de la retención ilegal de menores de edad, que son separados de sus padres al ser éstos deportados. Las imágenes son más contundentes que mil palabras. Es el símil de los niños judíos en campos de concentración del III Reich, separados del mundo por alambres de púas, con niños mexicanos y centroamericanos entre rejas. La crítica brutal sobre el régimen de una nación que ha crecido y fortalecido con la mano de obra y el talento de los mexicanos, puesto en tela de juicio ante un presidente que transpira odio, xenofobia, ignorancia, ya sabida por los Jefes de Estado y de Gobierno de las principales potencias del mundo. Trump llevará a los Estados Unidos a un callejón sin salida; a una crisis humanitaria de la que no saldrá sino exhibido, vilipendiado, calificado de nazi. La política migratoria amenaza la misma estabilidad política de los Estados Unidos, un país cosmopolita que no se puede explicar sin el trabajo de millones de inmigrantes. Se espera que el Congreso norteamericano detenga esta afrenta vergonzosa que pone en evidencia la salud mental de su presidente.

Con el retiro de la representación diplomática norteamericana de la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se pone de manifiesto el desprecio de este gobierno hacia la buena vecindad y su ignorancia respecto a los tratados suscritos por gobiernos anteriores en la materia. El presidente Trump está demostrando a México y al mundo que pese a ser un mago de las finanzas es un ignorante en todo lo que se refiere a las relaciones de los Estados Unidos con el resto del mundo. Al proteccionismo enfermizo que pretende emprender en materia comercial, incluso afectando los intereses de los mismos países desarrollados, el presidente norteamericano ha puesto a su país bajo la sospecha de que algo anda mal y no precisamente la economía gringa sino la mente de su presidente. En su odio soterrado a México, no ha dudado no sólo en insistir en el muro fronterizo sino hoy mismo, en afectar al sector más vulnerable de la humanidad: los niños y las niñas. No hay palabras para calificar esta política infame que sólo puede provenir de un fanático, hedonista y racista.

Los clásicos manipuladores

Primero durante diez días y después por una semana, la carretera Transístmica estuvo cerrada en dos momentos diferentes, gracias a la infame manipulación de uno de los sujetos que se dice líder social. Nos referimos a Carlos Beas Torres, aquel que llegó como director del Centro Coordinador del desaparecido Instituto Nacional Indigenista (INI) al Bajo Mixe y se apropió prácticamente de la identidad y la lucha de estas comunidades. Bajo esa premisa fundó la llamada Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo (UCIZONI), siglas con las que lo mismo amenaza, intimida o extorsiona al gobierno. Se trata de un dirigente dado a los arreglos en lo oscurito y de espaldas a su grupo, pero que en los años que tiene de presencia en la zona norte del Istmo, se ha convertido en una amenaza pública. ¿A qué el temor del gobierno para no aplicarle la ley, como por ejemplo, hace dos semanas que mantuvo cerrada la citada vía carretera, a la altura de Estación Mogoñé, por un conflicto que mantiene con Reynel Ramírez Mijangos, cacique perredista de San Juan Guichicovi? Durante diez días esa importante carretera estuvo cerrada, por los calzones de dicho sujeto, que ha explotado vilmente a las comunidades en las que tiene influencia, para beneficiarse política y económicamente.

Posterior a dicho evento, un asunto particular –como lo comentamos en este mismo espacio hace dos días- fue la protesta de la familia Colmenero Delgado, que cerró la Carretera Transístmica, a la altura de Matías Romero, como protesta por la liberación de uno de los autores materiales del secuestro y asesinato del joven Alfredo Colmenero Jiménez, en 2015. Sin embargo, UCIZONI y dirigente se entrometieron en dicha acción para llevar agua a su molino. Por fortuna, el pasado martes, el Presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado (TSJE), Raúl Bolaños Cacho Guzmán, recibió en las oficinas del Consejo de la Judicatura a la familia Colmenero para escuchar sus quejas. El magistrado presidente se comprometió a que en el ámbito de su competencia, con transparencia y apego a Derecho, le daría seguimiento a dicha inconformidad. Esta situación dejó entrever que una acción ilegal, desde cualquier punto de vista, como es el cierre de una vía de comunicación, hecha como una protesta genuina, se pervirtió con la intromisión burda y torpe de líderes venales, corruptos y acomodaticios, que andan a la caza de banderas para poner contra la pared a la ciudadanía y de paso, vender la causa al mejor postor.