De los tres, el que defienda tus intereses
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De los tres, el que defienda tus intereses

 


Bombardeado por millones y millones de anuncios al elector mexicano le es difícil establecer comparaciones entre los programas de uno y otro candidato, de menara que su voto lo decidirá por simpatía y sentimientos no por la razón.

Metido en estas artes gracias a mi amigo Héctor Manuel Ezeta Gómez Portugal, he visto pasar decenas de campañas he participado en ellas, habitado en cuartos de guerra y de simple espectador. Aun así, me resulta difícil decir en estos momentos cuales son las cualidades de una y otra de los candidatos a la Presidencia de la República.

Creo que es importante decir que en México vamos a seguir viviendo con el modelo económico del neoliberalismo, los miles de kilómetros de frontera con los Estados Unidos garantizan la permanencia de ese sistema, Así es que no hay que hacerle caso a la propaganda de que Venezuela, Cuba, Tanzania y el coco de las expropiaciones. No hay espacio en nuestros países para esa línea y cualquier cambio nos llegara por el Rio Bravo y por Reynosa.

José Antonio Meade, aunque presume de honrado, honrado, creo que hasta presentó una declaración de 5 por 5, o 7 por 7, de que su patrimonio está de acuerdo con sus ingresos, no es un hombre inocente, ni honrado.

Sus pecados de deshonestidad son infinitos, porque es uno de los hombres del sistema que ha estructurado e implementando el modelo neoliberal que México. Ese modelo causante de que existan más de 50 millones de pobres en el país, del enriquecimiento brutal de los multimillonarios, de las rapiñas de los políticos como el Caso de Josefina Hernández, a la cual le regalaron 1,000 millones de pesos, para un programa fantasma de apoyo a los migrantes y que esta dama se robó.
Como consecuencia del modelito neoliberal y de la mala administración de los gobiernos donde Meade ha sido una pieza clave, se ha desatado la violencia, el crimen organizado, el narcotráfico y el desorden generalizado en el país. José Antonio Meade ha instrumentado todo tipo de medidas para terminar con el Estado benefactor e impedir que el estado mexicano sea el que determinen el rumbo de la economía mexicana. Cuando estuvo en Banrural cambió la razón social y los mecanismos para hacer de ese instrumento de apoyo a los campesinos y distribución de la riqueza desapareciera y tuviera un modelo de financiamiento semejante a los bancos privados. Lo mismo ocurrió en Sedesol, su gestión fue tan ineficiente que tuvieron que cambiar los parámetros de pobreza y bienestar social para pregonar que habían ayudado a más familias de las que realmente ayudaron y que ahora había menos pobres.
José Antonio Meade es un buen funcionario, un efectivo cuadro del neoliberalismo y de los dictados del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y del Departamento de Estado, es un excelente burócrata y en caso de ser presidente la política sería casi la misma que sigue Peña Nieto. Seguramente serán más sofisticados los mecanismos de corrupción y el enriquecimiento ilícito de los funcionarios, pero el modelo está diseñado para eso, para que los ricos sean más ricos y los pobres sean más pobres. Ahí no hay vuelta de hoja. Sin duda alguna que Meade es el hombre ideal del orden establecido, de Peña Nieto y su gabinete y de los grupos económicos más fuertes del país y del extranjero.
Ricardo Anaya es un hombre astuto, listo, amante del poder y del dinero, busca el poder político como una de las formas más fáciles de capitalizarse y de enriquecerse en niveles insospechados, (sería como los Salinas, en chiquito). En los distintos puestos que ha ocupado en Querétaro donde fue secretario particular del gobernador, en la cámara como diputado, dejó huellas de que utilizó su puesto para obtener canonjías y enriquecimientos no muy claro. (José Luis Porras dice que está bien, que así lo hacen todos) lo cual habla de sus ambiciones e inquietudes, pero a medida que se escudriña en sus empleos políticos y administrativos resulta que ha sido un lavador de dinero, orquestador de negocios turbios e ilegítimos. En la Cámara de Diputados lo confundían con un representante del PRI por la defensa que hacía de las políticas neoliberales y de los atracos de Peña Nieto. Mediante hábiles negociaciones se apoderó del PAN para que lo nominaran candidato a la presidencia. Todo esto es digno de encomio, si no fuera porque el camino de Anaya está lleno de asaltos a las tesorerías públicas, de tráfico de influencias y de enriquecimientos inexplicables. Es evidente que a su facilidad de palabra manejo de información, en ocasiones falsa, une una rapacería que invalida sus argumentos y sus pros. Votar por él es votar por un demagogo, fascista, tramposos, sumamente peligroso, sin estructura ideológica y moral. No tiene un plan de gobierno definido, ni una concepción de estado, no conoce la historia de México y está dispuesto a provocar la violencia individual o colectiva con tal de obtener sus beneficios. Habrá que estar atentos en el próximo debate porque está dispuesto a romper todas las reglas para provocar a Andrés Manuel López Obrador.
Tanto José Antonio Meade como Ricardo Anaya serían fieles seguidores del neoliberalismo económico, y los dos tienen el mismo apetito político por utilizar al estado mexicano y a la administración pública como un “modus operandi” de sus negocios particulares.
La otra alternativa de Andrés Manuel López Obrador, que sin dejar el modelo neoliberal, trata de meter factores donde el estado intervenga a favor de los más desposeídos para corregir algunos de los errores e injusticias que produce el libre mercado.
Durante su gestión en el Departamento del Distrito Federal se realizaron obras fundamentales en las vialidades de la Ciudad de México, bajó la violencia, se crearon nuevas universidades, ampliando los espacios de circulación, de diversión para la enseñanza y la cultura. Los ancianos, los madres solteras, los jóvenes y la sociedad en su conjunto vivió el inicio de un gobierno más libre y más humanos en la Capital del país. La administración de AMLO tendrá como característica la práctica y la búsqueda de la honestidad en los asuntos públicos
Sea cual sea la administración que llegue, si llega AMLO, tendrá que seguir tocando la misma melodía, la cercanía con los Estados Unidos y los miles de kilómetros de frontera nos obligan a mantener el mismo modelo económico, lo que va a cambiar es la ética en la administración de los recursos públicos, las áreas de inversión, el cuidado en la administración de los programas sociales. Serán los funcionarios más cuidadosos, cuidaran el destino y monto de las inversiones, la atención a los grupos más desposeídos. De otra manera veremos rodar en los primeros meses varias cabezas.
Para el tema de la pacificación y el control sobre las áreas estratégicas del país, se van a utilizar todas las estrategias posibles, inclusive la amnistía para todas aquellas personas que se dedican a la siembra, cosecha y mini-menudeo de drogas.
Cualquier semejanza que quieran aplicarle al candidato de Morena con las administraciones de Venezuela, Cuba, Nicaragua, son meros artificios publicitarios en contra de su candidatura. Las condiciones en México de un capitalismo muy arraigado y de grandes capitales de industria, la cercanía con Estados Unidos impiden cualquier conversión de la administración pública hacia la izquierda a lo más que se puede aspirar en seis años es en un gobierno honrado, eficiente, al servicio del pueblo y que va a buscar con los Estados Unidos, convencerlos de que es mejor que es mejor un desarrollo compartido, al desarrollo de un solo país y de unos cuantos.

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