El hombre es el devorador del hombre
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Es mi opinión

El hombre es el devorador del hombre

 


En los primeros días de la humanidad, seguramente al salir de la caverna en que vivían, los individuos se cuidaban de las fieras que eran antes que otros miembros de esa incipiente sociedad sus enemigos mortales. Por lo tanto, los animales salvajes eran la principal causa de su inseguridad. En aquellos tiempos, efectivamente, el lobo era el lobo del hombre.
En la actualidad, como sucede desde hace algunos siglos, las fieras dejaron de ser los verdugos de las vidas y la tranquilidad de los humanos; ahora, el hombre es el lobo del propio hombre, por eso la inseguridad es uno de los problemas sociales más temibles y complejos que la sociedad moderna debe enfrentar.
La antropología, la sociología, la filosofía, la política y aún las religiones han tratado de explicar por qué el hombre es el devorador del hombre, cuando esas mismas ramas del conocimiento colocan al hombre en la cúspide de la evolución del reino animal. Al parecer, los hombres han fracasado y no responden a su alta jerarquía en ese mismo reino natural.
Ahora debemos apuntar la diferencia de que en nuestros días, el hombre no devora al hombre para alimentarse directamente de su carne, como sucedía cuando la fiera devoraba al humano primitivo al salir de su rudimentaria vivienda. Actualmente el hombre arremete al hombre por otros motivos que son dignos de profundos estudios y sanas reflexiones.
Aquí nos hallamos ante un dilema difícil de resolver del cual se han ocupado muchos especialistas en la materia, sin embargo, las respuestas hasta ahora no han sido satisfactorias. El dilema es, cuáles son las causas reales de que el hombre en sociedad viva en un clima de inseguridad que de una u otra forma, de uno u otro grado nos impacta negativamente a todos.
Hallar las causas reales de la inseguridad pública que campea especialmente en las grandes ciudades, es de primera importancia; de lo contrario, cómo descubrir y aplicar las soluciones. Revisar todas las propuestas que los especialistas más respetados han dado sobre el particular, nos llevaría un grandísimo espacio. Simplemente, citaré en la que coinciden los más respetados especialistas:
La causa de la violencia social que sufre la humanidad se debe a la injusta distribución de la riqueza. Cuando los satisfactores que ha generado la sociedad no llegan a todos con equidad, nace entre los hombres la iniciativa de: Si no tengo pastel, y no me dan parte de ese pastel; lo arrebato. Allí nace la violencia que encadenada a una secuencia infinita de necesidades humanas insatisfechas da dinamismo y presencia a ese flagelo mundial: La inseguridad.
Esta delincuencia en cadena, se debe a nuestro deficiente concepto que tenemos sobre los valores humanos y los valores de las cosas que poseemos. El hombre mal educado, cree que los individuos valen por lo que tienen, y no por lo que son. Grave la cosa y muy difícil de resolver. Esta es la dificultad mayor ante la cual los educadores de todos los niveles de la conciencia humana, al parecer han fracasado.
Frente a esa desafiante dificultad, no queda otra solución más que reeducarnos. Y digo reeducarnos, porque hay individuos aparentemente muy educados, egresados de las mejores universidades del mundo, y sin embargo, se especializan en adueñarse de lo ajeno. Para ellos, tener las cosas que quieren, justifica los medios.
Quizás la respuesta esté aquí: Hace más de dos mil años, un sabio carpintero de Galilea, dio la lección más adecuada para esta cuestión cuando recomendó a sus seguidores: Si alguien te quita la capa, dale también la túnica. Esta sublime lección de desprendimiento respecto a las cosas materiales sigue vigente en nuestros días. Porque el valor más trascendente, es valer por lo que somos, y no calcular la valía de los hombres por las cosas que tienen.
Esto es importante. Y ¡Hay que decirlo!
Es mi opinión. Y nada más…
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