Los mexicanos no debemos ni podemos acostumbrarnos

Los mexicanos no debemos ni podemos acostumbrarnos, a escuchar en los informativos el parte de guerra, donde cada día, en diversas regiones del país se incrementan el número de muertes, trátese de políticos, periodistas o ciudadanos comunes acribillados por el oficio que ejercen, ajustes de cuentas, confusión, o porque alguien así lo cree conveniente.

Resulta escalofriante que desde que inició el actual proceso electoral, hasta el 19 de mayo, han sido arteramente asesinados 96 políticos, de los cuales 36 eran aspirantes, precandidatos y candidatos con registro. Los fallecimientos aunque se han registrado por todo México, se presentan principalmente en entidades del litoral del Pacífico como son: Guerrero que preside la lista, seguido por Jalisco, Estado de México y Puebla con cuatro muertes cada uno. Le siguen Colima, Michoacán, Chihuahua, Oaxaca y Guanajuato, con dos crímenes respectivamente y el conteo cierra con San Luis Potosí, con un caso.

El partido de la Revolución Democrática ha resultado el más golpeado: nueve de las víctimas pertenecían a sus filas, cinco de ellas en Guerrero. El partido tricolor suma 8 bajas. Luego siguen el PAN y Movimiento Ciudadano con cinco aspirantes acribillados respectivamente. Morena aparece con 4 asesinatos. Encuentro Social tiene 2 y los partidos PT y Verde Ecologista llevan uno. Dos de las víctimas aspiraban a un cargo por la vía independiente.

El que vivimos, es el proceso electoral más violento de la historia, donde tal parece que la vida no vale nada; prevalece la ingobernabilidad y la sinrazón; los crímenes se ejecutan cada vez de forma más cruenta. Hasta el 8 de mayo la consultoría especializada Etellek, en su cuarto informe de violencia política en México, documentó que en el actual proceso electoral van 305 agresiones directas e indirectas contra políticos, así como 93 asesinatos, tomando en cuenta los de aspirantes, candidatos, autoridades en funciones y ex servidores públicos. Además habrá que sumar tres crímenes cometidos entre el 11 y 17 de mayo, con lo que suman 96 los políticos asesinados.

¿A qué grado ha llegado la impunidad y la inseguridad en nuestro México?, ¿Qué escenario vislumbrar ante un complejo proceso electoral?, donde no sabemos quién obtendrá el triunfo en los comicios, menos aún si los mexicanos de manera conjunta habremos de aceptar el resultado. En fin, son múltiples las preguntas de toda índole, por fortuna no hay plazo que no se cumpla y cada vez más nos acercamos al primero de julio, fecha en que los mexicanos habremos de salir a ejercer nuestro sufragio a las urnas. Esperemos que la participación sea copiosa y, que el ganador de la contienda sea el mejor para nuestro México. Hoy más que nunca requerimos gobernantes fuertes, dispuestos a darlo todo, en aras de edificar una nación segura, justa y próspera.