Bienvenidos a la era de la información
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Bienvenidos a la era de la información

 


Hace algunos días, nos alcanzaron los efectos del mundo digital en el que nos movemos, o al menos, muchos de los que faltaban por darse cuenta, despertaron de su letargo “analógico” para conectarse en la realidad de “ceros y unos”, en la era de los dígitos.

En muchos de los medios de comunicación masiva, se alertó de un hackeo (La palabra hackear es muy conocida en el contexto de la informática, ya que define la acción entrar de forma abrupta y sin permiso a un sistema de cómputo o a una red. La persona que realiza esta acción se le denomina hacker, definicionyque.es/hackear/), realizado por personas que desde dentro y fuera de los bancos (presuntamente) sustrajeron varios millones de pesos, con cuentas falsas, sin que por el momento algún cuentahabiente se pronuncie en el perjuicio de su dinero.

Esto desde luego, nos alertó a todos, porque se ha puesto en manos de las instituciones bancarias, el cuidado de los recursos monetarios a los que accedemos y que matemáticamente usamos, en beneficio de nuestros intereses, sin embargo, ¿esto puede ser eliminado de un momento a otro, como cuando usted, guarda un archivo en blanco en Word, sin haber hecho respaldo de este?, no es así de sencillo, pero existen posibilidades de ello.

Hemos avanzado tanto en el uso de la tecnología, que los hábitos de compra se han modificado de forma sustancial, aún recuerdo, cuando una persona quería adquirir un producto, caminaba hasta el lugar en donde lo vendían, iba a otro lugar y comparaba precios, se llevaba pues, un tiempo determinado en tomar sus decisiones, hasta después, tomaba la decisión y adquiría el producto, pagando en efectivo o en “cómodas mensualidades”, contrataba a alguien que se lo llevará a casa (en caso de ser necesario) y disfrutaba del mismo, quizás se conformaba con el color, forma o características del mismo, ya que no había de otra, eso es lo que había.

¿Qué pasa en nuestros tiempos?, pasa lo mismo en muchas comunidades y aun en la capital, pero ya existen portales en internet, que te ahorran los pasos (literalmente) de visitar físicamente todos esos lugares, puedes navegar por la web y consultar a las tiendas habituales que desde que eras pequeño te llevaban tus padres, así como acceder a los grandes gigantes del comercio electrónico como Alibaba y Amazon, que con pocos clics, buscan tener tu interés y desde luego dinero, por los productos que buscas y muchas veces a precios menores de los que encuentras en las tiendas cercanas a ti, además de los colores, tamaños y características que buscas.

Esto desde luego resulta ser atractivo, para la industria de la flojera, (tema que tocaré en otra columna, por su aplicación particular), así los consumidores y/o clientes, tendrán la oportunidad de adquirir mediante su dinero estos productos, este mismo dinero se encuentra en una institución bancaria que con unos clics puede ser transferida a otra institución, para respaldar la compra.

Y ahí es donde me gustaría que hiciéramos la reflexión, ese dinero que te pagaron por realizar actividades en tu trabajo, fue depositado en muchas de las ocasiones en una institución bancaria, la que escogieras o la que te dieron, en ella, cada que te depositan, aparece un mensaje en tu celular, para que compruebes que te fue depositada la cantidad acordada, sin embargo tu nunca viste los billetes, hay un respaldo por parte de tu banco que tienes una capacidad de compra, tu desde luego no desconfías, pero si así fuera, vas al cajero y esa información se convierte en billetes que puedes palpar y conservar, sin embargo en todos los casos es información.

Esa información es la que puede moverse de un lugar a otro, para adquirir productos o satisfactores que requieras, al que se lo pagas, verifica que la institución bancaria le respalde el dinero (la información) que le transferiste, entonces dime, ¿no hace rato ya estamos en la era digital?

Otro ejemplo de ello radica en el uso de las redes sociales, aquellas que algunos usamos como distractor y otros más donde tienen su vida, a poco no en ella, pasamos una cantidad de nuestras vidas observando lo que los demás hacen y disfrutando de los memes que nos hacemos para reírnos inclusive de nuestras desgracias, todo ello, es precisamente información y nos damos cuenta cuando nuestros dispositivos se llenan de archivos que muchas veces guardamos “por si lo vamos a usar”, y que después buscamos nuevamente en el WEB, porque ya no sabemos donde quedó, en algunos casos por aquello de no querer separase de la foto donde salimos mejor o del recuerdo de las glorias que tuvimos, adquirimos nuevos dispositivos, para guardar y guardar, como lo hacen el hámster.

Es por ello, que la era digital, nos ayuda en lo efímero de nuestras vidas, realizar “pestañeos”, para que las cosas sucedan, al comercio le interesa que tengas la misma velocidad que ellos requieren para mover información, vivimos tan acelerados por ser dueños de más información que nos ha generado un estrés por aumentar los dígitos de nuestras cuentas, pasan los días tan rápido que ya nos medimos por la cantidad de datos que almacenamos o usamos para divertirnos un rato más.

Y ahí está el asunto de salvaguardar nuestra información, no solo bancaria, sino hasta nuestra identidad, las empresas que lo hacen y que además por ello reciben una generosa parte de “nuestros datos”, deben asegurarnos de que sólo los que tienen las llaves (claves) para acceder a nuestra información podrían hacerlo, es por eso la preocupación de evitar el mal uso de ella y la confianza (un valor difícil de lograr y fácil de perder) que los encargados de salvaguardarla deben tener.

Bienvenidos a la era digital, pero tome sus precauciones.

Twitter@g_vasquez