Espejito, espejito…
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Carpe Diem

Espejito, espejito…

 


Sonoros fracasos tuvo el régimen de la revolución en el siglo XX mexicano; vergonzoso el modelo educativo instaurado que fue utilizado más como un instrumento de adoctrinamiento que de educación y formación; escandaloso el monto de lo gastado por Aurelio Nuño en publicidad oficial y condenable que, para promoverse, hubieran disponibles miles de millones de pesos, pero para los becarios del CONACyT, lo mejor de México, reducción de becas y atraso en los pagos.

No necesitamos ni el espejo de la madrastra de Blanca Nieves ni el de Tezcatlipoca para que nos revelen lo evidente: México está mal, pero Oaxaca es el mejor ejemplo del fracaso educativo, con todo y los profesores revolucionarios, en permanente movilización y en cómoda resistencia remunerada jugosa y puntualmente cada quincena.

Necios como son y fortalecidos por las encuestas que favorecen a su candidato, se empeñan en imponer su modelo de “educación alternativa” que, suponen, mejorará la realidad social de los oaxaqueños con su lucha en las calles en lugar de las aulas.

Profundamente ideologizados, tal como egresan de las escuelas normales, afirman que “La educación es un elemento clave en su contenido social de clase, donde la reforma educativa solo defiende intereses burgueses que están lejos de respetar la democracia y el bienestar del pueblo, de los trabajadores, de las clases más desprotegidas y de los pueblos originarios (PRETEO)”.

La comodidad de recibir un pago quincenal seguro y de por vida, aderezado con enormes prestaciones que sufragamos todos aquellos que realizamos actividades productivas no los deja ver que las víctimas actuales de su soberbia son los muchachos que se van de Oaxaca en búsqueda del trabajo “burgués” que les permita un ingreso, en muchos casos, de menor cuantía y sin las enormes prestaciones de que ellos gozan sin realizar trabajo productivo.

La migración a los Estados Unidos ya no es la válvula de escape, hoy cientos o quizá miles de jóvenes oaxaqueños, se van al pujante bajío mexicano en donde demandan su mano de obra para la enorme cantidad de industrias que allá sí se instalan, pero que no lo harían aquí, tierra dominada por la Sección 22 y sus violentos colectivos cobijados en su manto protector de impunidad.

El futuro de la educación más que ser una idílica utopía en que se supone que ésta deberá mejorar, está amenazada por una peligrosa y filosa espada de Damocles que, con los diez mandamientos de Guelatao, amenaza en convertir a los jóvenes en, usando el mismo lenguaje revolucionario de ellos, ya no solo lacayos del imperialismo sino en nostálgicos por un siglo XX que ya se fue.

“Fortalecer la educación pública, gratuita y de calidad”, dice el primer mandamiento; pero con la duda de saber si está hablando de la misma calidad de educación que imparte la Sección22. “Alimentación para los niños de zonas marginadas”. Este segundo mandato nada tiene de objetable, aunque también con la duda de saber si usarán el mismo modelo de cocinas comunitarias del gobierno de Gabino Cué en que el énfasis fue el negocio y no el estómago vacío de los niños.

“Todos los estudiantes de media superior tendrán beca”, el tercer mandato, aunque no explica cómo evitar el clientelismo y de dónde obtendrá los recursos. “No habrá rechazados y beca de $2400 a los universitarios”, lo que supongo, llevaría al sistema educativo nacional al inframundo académico, similar al de la UABJO después de su movimiento masificador de los años 70 y hasta hoy. “Fortalecer escuelas normales” el quinto punto, aunque el normalismo se ha convertido en un creador de activistas y milicianos más que de profesores.

“Se cancelará la reforma educativa y se liberarán a los presos políticos” dice en el sexto punto, con una visión sesgada que únicamente critica la parte laboral de la misma, callando la implementación del nuevo modelo educativo a partir de septiembre de este año, con la promesa, además, de sacar de la cárcel a profesores que formaron parte de una banda del crimen organizado dedicados al secuestro.

“Elaborar un plan educativo que no lesione los derechos laborales de los maestros”, sigue el séptimo mandamiento, sin detenerse a pensar un instante en que primero deberían ser los derechos de los niños. “Respetar la vida interna de las organizaciones”, dice el octavo, queriendo decir que fortalecerá las mafias sindicales burocráticas.

“Impulsar el PTEO”, dice el noveno punto, un plan de la Sección 22 que más que educativo es mediocridad ideológica. “Suspender las cuotas escolares”, dice el último, lo que significa quitarle parte del negocio a muchos directores de escuela y sus cómplices de los comités de padres de familia que, al igual que los políticos, encontrarán siempre la forma de torcer leyes y reglamentos “dentro de la legalidad”.

En su papel de únicos representantes y voceros del pueblo ignoran toda voz que no sea la de ellos en su afán populista de polarizar y dividir para vencer. No admiten la existencia de una sociedad civil porque creen estar en un estado de superioridad moral que hace innecesaria cualquier voz crítica que disienta de su visión.

El atraso de Oaxaca se debe a los propios oaxaqueños, en primer lugar, porque poco se ha avanzado en la evolución de las estructuras de poder que nos conviertan en una sociedad democrática. El modelo de control español se construyó sobre las estructuras del poder de los reinos prehispánicos, con un cacique todopoderoso y una aristocracia militar y sacerdotal, que ahora quieren reinstaurar.

Su pretendida educación alternativa está haciendo lo contrario, está apoyando no un sistema democrático y liberal, sino la vuelta a un señor dueño del poder absoluto, rodeado de una aristocracia sindical en este caso que, convertidos en los cardenales del nuevo régimen, serán los encargados del reparto de gracias, dádivas y concesiones.