El suplicio ciudadano
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Opinión

Editorial

El suplicio ciudadano

 


Desde 1980 a la fecha, el mes de mayo ha sido emblemático para los oaxaqueños. Desde el 15 de dicho mes, se inicia lo que los maestros afiliados a la Sección 22 –o Cártel 22 para llamarlo con más propiedad- llaman su calendario de movilizaciones, el “accionar” y el “coberturar”. Justo mes y medio antes de concluir el ciclo escolar, los dirigentes llaman a sus correligionarios a cometer las peores bajezas. He ahí el por qué el magisterio perdió desde hace mucho su base social de apoyo: ha devenido un terrorista que se ha cebado sobre el pueblo inerme. Porque sus acciones no van encaminadas a afectar o lacerar al gobierno que se supone no quiere hablar con sus dirigentes, sino en contra del comercio establecido, de las garantías individuales, de la paz social y la civilidad.

 

Pero que nadie los toque, porque de inmediato brincan por doquier como viles saltamontes, las comisiones de derechos humanos, que aquí abundan como el dengue, para documentar “la represión gubernamental” y la “criminalización de la protesta social”. El maestro se convierte en la eterna víctima, en la soterrada plañidera que grita cuando alguien toma el menor asomo de fuerza. Es esa victimización lo que ha llevado al magisterio a adoptar las estrategias más burdas de lucha: cierre de bancos, oficinas públicas, centros comerciales, aeropuerto y terminales de autobuses y, sobre todo, los bloqueos a carreteras y vialidades urbanas.

Diversos organismos han señalado que el atraso de Oaxaca en muchos rubros, sobre todo de inversión y desarrollo, se debe a esa movilización perpetua del magisterio y su imitación por grupos y organizaciones de toda ralea. No hay un solo día en que no haya movilizaciones en la entidad, cierres carreteros, protestas por más absurdas que sean. Todo mundo pide; todos chantajean y en el gobierno hay tal pasividad o miedo que nadie actúa, justamente por lo que decimos líneas arriba. Es pues constante el suplicio ciudadano, sobre todo en el mes de mayo. Adicionalmente, el mismo Cártel 22 ha marcado en el calendario ciertas fechas que obligadamente, justamente porque se asume víctima perpetua, como son el 14 de junio y el 19 del mismo. La primera, porque hace remembranza al fallido desalojo que propició el conflicto social de 2006 y la segunda, porque sirve para recordar “la represión al movimiento popular” en Asunción Nochixtlán, en donde el magisterio afiliado a la CNTE se apropió de las víctimas que ahí hubo –de los ocho ninguno fue maestro- para hacer de este hecho un vil negocio del que siguen medrando vivales y falsos redentores sociales.

 

Campañas de encono y odio

 

Las campañas políticas que están en curso más que aliento a la unidad entre los oaxaqueños, sólo han traído más encono. Por fortuna éstas serán concurrentes, pues en el pasado no bien salíamos de la contienda presidencial, cuando se venían encima las de senadores y diputados federales; las de diputados locales y presidentes municipales. Al menos en Oaxaca, sólo las de ediles que se eligen por el sistema de partidos políticos, pues el verdadero reto era capotear las de usos y costumbres. El encono, el constante referirse al gobierno en turno o temas del pasado, son el pivote para hacer proselitismo. Por ejemplo, el fin de semana pasado estuvo en Oaxaca el candidato a la presidencia de México por la coalición “Juntos haremos historia”, Andrés Manuel López Obrador. Tuvo eventos masivos –que hay que reconocer- en donde el pueblo se volcó a las calles. Pero hubo uno que llamó la atención precisamente porque representa uno de los gravísimos problemas que enfrenta la entidad: la reunión con la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE) y su adlátere local, el llamado Cártel 22. AMLO ha tenido un discurso dual al respecto. Por un lado ha reiterado su propuesta de ir contra la Reforma Educativa, pero por la otra, en reuniones ad hoc ha dicho que de llegar a la presidencia no la abrogará y que mantendrá la evaluación para promociones escolares y lograr plaza docente.

Sin embargo, algo que ha cuajado profundamente en el ánimo de los oaxaqueños es ese discurso que alienta en el encono. Lo que necesitamos en Oaxaca, luego del paso de gobiernos corruptos –uno de ellos apoyado por AMLO, que fue el peor fiasco en la historia política local- y de aberrantes acciones de grupos y organizaciones como el ya citado Cártel 22, es hacer llamados a la paz, a la conciliación, a la concordia y a la civilidad. Ninguno como el discurso de MORENA ha sido tan reiterativo en ello. He ahí el por qué existe entre la ciudadanía, pese al crecimiento en las expectativas del voto, un gran escepticismo y desconfianza. El apoyo masivo que ha reiterado el magisterio al candidato presidencial no tiene mayor objeto que seguir como hasta hoy, manteniendo sus niveles de confort, su plaza segura que puede heredar y abandonar las aulas cada que tienen movilización, contribuyendo así al gravísimo rezago educativo que padece la educación que imparte el Estado en Oaxaca.