El pasado 30 de abril, en ocasión de la celebración del Día del Niño, no faltaron los mensajes que hicieron alusión a los derechos de los niños. Sobre la explotación infantil y sobre sus derechos a menudo vulnerados, como es el caso de la educación, la salud y la vivienda. Por ejemplo, desde hace 38 años, las marchas y movilizaciones magisteriales han ocasionado un severo quebranto en el atraso y el rezago educativo. Menores que llegan a sus escuelas y de manera constante, a veces durante meses, están cerradas. Se les niega el derecho a la educación. No obstante tratarse de un derecho humano que no puede regatearse, las comisiones de derechos humanos, tanto gubernamentales como no gubernamentales, simplemente fingen demencia. El tema de esta afrenta ha llegado incluso a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Hace al menos un mes, un Juez de Distrito amparó a una niña oaxaqueña, que se quejó de que los maestros no asistían a clases. El Poder Judicial de la Federación ordenó suspender a decenas de mentores irresponsables, situación que no se llevó a cabo por el temor de las autoridades educativas a desafiar a la fiera de 81 mil cabezas que vive en total impunidad. Nos referimos al llamado Cártel 22.

Estamos ya en el mes de mayo, cuando desde el inicio asoma la escalada de protestas e inconformidades. Existe el convencimiento tácito en la sociedad oaxaqueña que, desde 2012, todos los temas relativos a la educación se tienen que resolver el la Secretaría de Educación Pública (SEP). Pero aferrados a intimidar al gobierno estatal y a sabiendas de que hay una política complaciente con ellos, los dirigentes de la Sección 22, entregaron el día primero de mayo, su “pliego de peticiones”, en el que piden el oro y el moro, pero que –saben o tal vez finjan demencia- que no está en la cancha del gobierno de Alejandro Murat resolver las peticiones. Por ejemplo, le exigen abrogar las reformas en los artículos 3 y 73 para eliminar todo lo referente a la Reforma Educativa; eliminar las evaluaciones; otorgar libertad a quienes fueron sorprendidos en flagrancia, en el secuestro de dos menores de edad, a quienes mantuvieron retenidos en una cisterna, en una vivienda de los rumbos de Cuilapan. Es decir, le exigen peticiones que no sólo están fuera del ámbito de su competencia, sino fuera de la ley. Ya les autorizaron un incremento salarial a nivel nacional –vía SNTE- pero el Cártel insiste en sorber por dos vías.

Urge mano firme

La súper carretera Oaxaca-Cuacnopalan, a la altura de Asunción Nochixtlán, se ha convertido en un bastión de grupos de facinerosos y falsos redentores sociales, pero también de viles delincuentes que por quítame estas pajas, bloquean el paso. Hace unos días fueron los miembros del llamado Comité de Víctimas (COVIC). La negativa de las autoridades a recibirlos o las manifestaciones de la Sección 22, son argumentos suficientes para hacer sus infames bloqueos. El pasado fin de semana fue un grupo de no menos de veinte personas, operadores de moto-taxis, los que bloquearon esta importante vía carretera, por más de ocho horas. Dichas personas fueron lideradas por un sujeto, Domingo García, quien tiene dos órdenes de aprehensión vigentes, pero es de los que arropado por el COVIC se ha agenciado varias unidades de moto-taxis, sin los documentos en regla, por lo cual, en un operativo le fue asegurada una unidad. Ello fue el detonador para que el sujeto de marras llevara a sus secuaces a bloquear la súper carretera, con todos los daños y afectaciones automovilistas, transportistas y pasajeros. Ayer domingo repitieron la agresión. Esta situación se ha hecho insostenible. ¿Cómo un grupito de personas, por un asunto estrictamente personal, toman como rehenes a miles de ciudadanos que tienen la mala fortuna de pasar por ese tramo carretero?

Lo que más sorprende es que autoridades y vecinos de esta comunidad, antes tranquila y apacible, sigan permitiendo que un reducido grupo de gana panes, con el ardid de los hechos violentos ocurridos ahí el 19 de junio de 2016, se hayan apropiado de Nochixtlán. Causa asimismo coraje que el gobierno del Estado siga permitiendo esta anomalía y les otorgue prebendas a estos hampones de la falsa lucha social, que se han erigido en los cancerberos de la citada población istmeña. Urge mano dura para devolverle a los nochixtecos su comunidad, su tranquilidad y la paz. En la Semana Santa, durante el período vacacional, en el inicio y en el fin, los vacacionistas vivieron un infierno de bloqueos carreteros. Esta situación ya no debe permitirse más. El pueblo oaxaqueño está cansado de esta permanente agresión a los derechos civiles, al clima de libertades de que debemos gozar como ciudadanos libres y el Estado debe ponerle un hasta aquí. De ninguna manera los pobladores de Nochixtlán deben permitir más bloqueos, más agresiones. Deben hacer algo para expulsar a estos parásitos.