La estrella: Televisa Perder lo que nunca hemos tenido
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La estrella: Televisa Perder lo que nunca hemos tenido

 


La verdadera estrella de la entrevista en el canal 2 que le realizaron a Andrés Manuel López Obrador, fue la empresa Televisa que trató con cuidado y pulcritud a su invitado, como en las mejores familias. Los del grupo fueron elegantemente vestidos, se comportaron correctamente y permitieron al candidato de Morena explicar su diagnóstico del país y las medidas que piensa implementar – si gana- para componerlo. Las preguntas fueron inteligentes el tono mesurado, nunca se perdió la compostura y López Obrador, como triunfador salió contento, también los millones de televidentes que vimos el programa. Parece que ya saben cómo va la jugada.
Televisa tiene uno de los mejores y más importantes centros de análisis de opinión pública, conoce la realidad mexicana como nadie y realiza las mejores prospectivas. Por lo que consideran con su información que López Obrador va a ser el próximo presidente de México y no quieren tener ningún conflicto con él, cuidaron el sonido y el enfoque de las cámaras. De otra manera no me explico cómo Carlos Loret de Mola y Joaquín López Dóriga, los mastines de ese grupo se comportaron como caballeros. La percepción que tengo, sin perder mi acostumbrado escepticismo para el día 1 de julio, es que el Grupo Televisa tiene ya la firme convicción de que AMLO ganará las elecciones, por eso lo trata como un futuro presidente.

Violencia interna

Es urgente que los cibernautas hagan un alto en el camino y moderen sus comentarios, los ánimos están exacerbados, de tal forma, que si se comieran las palabras que publican amanecerían muertos. Finalmente las elecciones son un proceso que se lleva a cabo cada seis o cada tres años, salvo que estemos en el gabinete o participemos en las formulas políticas, no nos va la vida. Hay millones de expresiones violentas que representa en muchas formas el estado que se vive en México y que ha costado ya más de quinientas mil vidas. Como dijera Samuel Ramos, nos presentamos con los sentimientos y pasiones a flor de piel: pelados.
Sería conveniente recordar que el día 2 de julio va amanecer, va a salir el sol y nosotros vamos a seguir en la rutina con las modalidades que queramos. De manera que no rompamos puentes, no tiremos lanzas. La amistad debe de soportar cualquier campaña política.

Perder lo que nunca hemos tenido

Siempre he pensado que quiere esa clase media baja, la media media, y la media alta. En el estacionamiento hay un joven trabajador al que conozco desde hace varios años, tiene dos niñas y una fiel mujer que lo espera los viernes al fin de la jornada. Caminan hasta la estación del metro y tras dos horas de camino llegan a su vivienda de dos cuartos. Constantemente cuenta sus dificultades económicas. Hace unos días le pregunté, ¿por quién va a votar? Me contesta que por un partido de derecha. Pienso, ¿qué le ofrece ese partido de derecha a un hombre como él? No encuentro la razón de sus filias. Ayer mi hija Angélica me mando un artículo de Maite Azuela, publicado en Milenio que responde a mis preguntas con una claridad meridiana. El artículo se llama “Perder lo que nunca hemos tenido” y nos dice “Los argumentos del miedo a lo que puede venir después de la elección me intrigan más allá de la curiosidad por las disputas políticas. Encuentro en las discusiones entre familiares y amigos un fantasma que se sienta a la mesa cuando algunos aseguran que el autoritarismo, la carencia y la desgracia se avecinan con el posible resultado de 2018”. “¿Ustedes han detectado ese fantasma? Es un espíritu que toca a algunos de los que gozan de privilegios y a los que concentran la mayor parte de los recursos del país. Su temor es injustificado, pero no es algo que me sorprenda. En cambio, el temor de aquellos de clase media que no son los más ricos del país y que han hecho un esfuerzo por mantener una vida con las necesidades básicas cubiertas y con algunos lujos muy esporádicos que implican esfuerzos adicionales, merece indagación. No alcanzo a nombrarlo, prefiero describirlo: es el temor de perder lo que en realidad se aspira tener.”
Maite entra con un bisturí afilado al centro del problema. “No analizaré los miedos irracionales a convertirnos en un país sin democracia, ni los temores a perder casas y trabajo. Me quedo con los argumentos que suelen ser más sólidos y me permito hacer algunas preguntas. Muchos tienen temor a que se revierta una reforma energética que apoyaron esperando a que bajaran los precios de gasolina, luz y gas, aunque a partir de la reforma los precios se incrementaron, ¿se sienten amenazados cuando se propone analizarla? Algunos se estresan con el planteamiento de modificar la implementación de la reforma educativa, pero cuando se impulsaba, eran indiferentes porque no implicaba cambios para las escuelas privadas de sus hijos. ¿Han evaluado si la reforma como se está aplicando genera mejores maestros y alumnos? Señalan como un exabrupto autoritario que se plantee la suspensión del proyecto del aeropuerto, a pesar de que tienen apenas la oportunidad de viajar en avión una o dos veces por año. ¿No creen que México merece un proyecto sustentable y transparente?” Nos estafaron con las reformas estructurales y aun así las defendemos. ¿Mucho manipuleo y desinformación.
“Hoy -continua Maite – la mitad de los mexicanos vive en pobreza. Once mil niñas y niños fueron asesinados en los últimos nueve años en la lucha contra el crimen organizado. La violencia ha tocado casi todos los rincones del país con diferentes magnitudes, y a partir de la guerra contra el narco han desaparecido más de 30 mil personas en nuestro territorio. El dolor ajeno, que se acerca cada vez más a nuestras casas, ¿no les produce temor?”. Todo parece indicar que nos hemos acostumbrado a la violencia y al terror, es algo natural en nuestras vidas.
“ La elección -termina Maite Azuela -no dará un giro mágico a todo lo que México atraviesa, pero sí da la pauta para manifestar lo que no queremos que continúe y sobre todo para iniciar cambios que permitan que lo que deseamos comience a suceder. ¿Habrá alguna posibilidad de que consideren que aquello a lo que aspiran no se hace realidad porque la corrupción, la violencia, la inequidad, la inseguridad y la impunidad que está rebasándonos no se modifica? Dicen que nadie tiene miedo a lo desconocido”. Gracias Maite, por esa búsqueda de respuestas a mis preguntas.

Fin