Campañas sin vergüenza (III y último)
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Campañas sin vergüenza (III y último)

 


Uno de los candidatos a la presidencia, el que va en la punta de las encuestas, es dado a señalar frecuentemente que él es sólo “paz y amor” y que no tiene odios ni resentimientos. Sin embargo, después del primer debate donde exhibió sus pequeñeces mentales y los cortos alcances de sus llamadas propuestas, se ha dedicado a atacar abiertamente a personajes como Claudio X. González, Roberto Hernández, Carlos Slim, Javier Corral, más los que se acumulen esta semana. Por un lado, pide confianza a empresarios, pero no dejan de ser blanco de sus ataques y uno de sus adláteres, Paco Ignacio Taibo II, ya declaró que deben expropiarse las empresas de los hombres de negocios que no sean afines a López Obrador. Hace dos días, ante miembros de la iniciativa privada les pidió “no gastar en ataques”, aunque él si se arroga el derecho de atacar a quien no le simpatice

Se trata de una campaña de miedo, de mentiras, de amenazas. Tras las ocurrencias que suelta en reuniones populares no hay sustento ni justificación de ninguna clase. Apela sencillamente al resentimiento de su carne de cañón: los pobres, a quienes no quiere redimir, sino que quiere que haya más necesitados para que soporten su campaña y logre emular lo que hizo Hugo Chávez en Venezuela, modelo de “socialismo”, de efectivo reparto de pobreza, que trata de imponer el candidato de Morena.
Pero ese candidato y los otros, no han definido con claridad asuntos y temas fundamentales para el sostenimiento y crecimiento de la economía mexicana. Primeramente, es importante saber qué plan o programa tienen para atraer inversiones nacionales y extranjeras, con seguridad para el capital y con estímulos fiscales necesarios para que las empresas no sólo permanezcan, sino que generen empleos duraderos.

La estimulación al mercado interno es otro tema que no se menciona. Una economía sana favorece la oferta y demanda de productos, servicios producidos en México, con contenido de materias primas e insumos que también favorezcan el empleo, la distribución, la comercialización el almacenamiento de reserva e inventarios (stocks) suficientes para abastecer a la industria manufacturera.

El mercado de capitales, motor de la inversión y el ahorro, es uno de los indicadores determinantes sobre la salud económica de un país. No se ha oído en las campañas, ninguna referencia a la bolsa de valores, lo que los viejos economistas consideraban el “mercado perfecto” por la homogeneidad del producto: acciones. Tampoco se habla del nicho que representan los fondos de inversión y los portafolios que se pueden ofrecer a los ahorradores e inversionistas como alternativa a otros sistemas de destino de fondos privados.

El comercio exterior, fundado hoy en tratados de libre comercio y en regulaciones de la Organización Mundial de Comercio, es la puerta de entrada y salida de productos importados y exportados que reflejan actividad económica con dinamismo e indicador de la situación en la cuenta corriente de la balanza de pagos, que no por ser deficitaria es necesariamente perversa (como propala Trump), sino un reflejo de las necesidades de adquirir bienes que producen otras economías que adquieren nuestros productos y aprovechas las ventajas comparativas del intercambio internacional.

El potencial turístico de México es una riqueza que debe saberse explotar de manera racional y que complementa el círculo virtuoso de la economía. Casi no hay menciones en las campañas sin pudor.

La banca, cuyo futuro determinará el modelo de nuestras transacciones, que tienden a desaparecer la moneda de curso legal por operaciones virtuales y facilitará negocios, tampoco ha tenido la atención necesaria, aunque ya hay quien supone un proceso de nacionalización al estilo de López Portillo, de ganar Morena.
Vaguedades, ataques, amenazas, insultos, reproches, promesas que no empobrecen al que las dice. Estigmas de una campaña que aún no nos convence, aunque ya debemos saber por dónde no.