Sobreaviso

A propósito de los actos de provocación de las huestes del candidato AMLO en Puerto Escondido, el pasado fin de semana, con la idea de boicotear el acto de campaña del José Antonio Meade, vale recordar que los populistas usan la violencia para ejercer presión, pues no son capaces de usar la inteligencia. Y si alguien se ha identificado en Oaxaca por aferrarse a la sinrazón, las marchas, plantones y violencia para obtener del gobierno canonjías sin límite, son los adoradores de El Peje. No hay que olvidar que en su gobierno, Gabino compartió con ellos el presupuesto y el poder.
Con la oportunidad que caracteriza a esta columna, en mi entrega del pasado día trece, advertí sobre las expresiones de intolerancia que los porros de AMLO preparaban con la idea de boicotear el evento de campaña que el PRI en Puerto Escondido ¡y lo hicieron! Así lo dije:
Cuidado Oaxaca, esos arranques de El Peje, pueden desestabilizar más nuestra endeble paz social. El “accionar” del cartel 22 con sus más de 800 organizaciones “sociales” afines, pueden ocasionar problemas.
Las recientes movilizaciones indican que la orden de El Peje es mostrar músculo. Sospechosamente hubo bloqueos carreteros en algunos lugares que visitarían candidatos del PRI, sobre todo Meade Kuribreña, con el fin de boicotear los eventos.
Al obstaculizar eventos, los pejistas muestran inseguridad. Por un lado muestran agresividad pero por el otro, debilidad y miedo. La realidad es que el dueño del Morena y su círculo cercano saben que no son infalibles y que no tienen la certeza de llegar en esta tercera ocasión a los Pinos.

Nerviosos
Los compromisos soterrados que obligaron a AMLO imponer candidatos francamente impresentables, mantienen a él y a los de su círculo cercano en una espiral de incertidumbre ¿la causa?
Dicen que sienten pasos en la azotea. Aunque AMLO en todos sus discursos dice: “ya ganamos”, la realidad es que los números que conoce indican otra cosa. El simple hecho de que haya otro populista -El Bronco- en la boleta para la elección del Presidente, lo hace estallar.
Al interior del Morena hay rebeliones y deserción además de las protestas a partir de la ausencia de democracia en la selección de candidatos. La queja principal se debe al recicle de políticos tránsfugas del PRI que en Oaxaca, son bastante conocidos. La mayoría de los nombres palomeados por El Peje, por alguno de sus tres hijos o su nueva esposa, Müller, causan decepción.
Un caso patético. En Huajuapam, morenistas históricos se rebelaron abiertamente y amenazaron con deserción masiva de “maistros” si AMLO imponía a la experredista Juana Cruz como candidata a la diputación federal. La borraron de la lista pero, de todas maneras les jugaron el dedo en la boca. Ahora doña Juana es candidata del Peje a la alcaldía de ese pueblo Mixteco. Ella es esposa de Pedro Silva acusado de mayor tráfico de concesiones del transporte público durante el “Gabinato”. Éste fue primer titular de la Sevitra. Lo irónico es que el único que está en la cárcel por la gran compra-venta de concesiones, se habla de más de 60 mil, es el panista Carlos Moreno Alcántara que relevó a Pedro Silva en el cargo.

Los violentos pejistas
Aquí y en muchos medios hay preocupación que un candidato que pudiera llegar a la Presidencia de la República, fomente la violencia. Oaxaca es una entidad que ha padecido al grado de desesperación, la expresión violenta de los pejistas aglutinados en el cartel 22. El movimiento político del 2006, las barricadas y cierres de escuelas públicas casi todo el año, la toma del aeropuerto, calles y carreteras y las recientes expresiones de fanatismo y terrorismo en Nochixtlán, son sus maneras de “accionar”. Esto expone con claridad el maridaje de López Obrador y sus seguidores con la violencia.
Ni siquiera su gran aliado, Gabino Cué como gobernador, pudo exigirle a AMLO dejar de utilizar la violencia como método de acción política. Con lo de Puerto Escondido volvió a escucharse el discurso protector de López Obrador. Aunque con su verborrea de “amor y paz” se dice pacifista, aplaude a los violentos.
Vale recordar el atrevimiento del cartel 22 en la segunda quincena de febrero del 2013 cuando Claudio X. González, presidente de Mexicanos Primero, fue perseguido por una turba de la CNTE. Un grupo de 50 porros de la 22 lo acosaron todo el día con insultos y sandeces a través de los altavoces. Debió salir de Oaxaca escoltado por la Policía Federal.
Como justifica hoy lo de Puerto Escondido, AMLO respaldó a la “maistra” Carmen Jicayán que encabezó la persecución y acusó a X. González de ser “principal promotor de la privatización educativa”.
Cada que sus hordas atacan, López Obrador repite que “es una campaña de desprestigio contra los maestros y seguidores”. Cuando alguien piensa diferente es hostigado, correteado o agredido por sus turbas. Es de imaginar que si llegara a gobernador el país así van a actuar ¿Por qué tendrían que ser diferentes?
Van a dar carta blanca a los violentos para que persigan a los que piensan diferente.
Contra la reforma
Otra cuestión que quedó muy clara con los sucesos en presencia del candidato Meade, es que los Pejistas seguirán considerando a Oaxaca laboratorio político. Continuarán las barricadas, bloqueos, las bazucas caseras, los secuestros, y, principalmente, la reversión de la Reforma Educativa. Es decir regresarle al cártel 22 el control del IEEPO y su inmenso presupuesto de casi 40 mmdp y el manipuleo de 85 mil maestros y trabajadores.
Lo dejó claro el candidato Meade al decir que mientras su opositor Andrés Manuel López Obrador “y sus aliados de la CNTE” buscan tirar la Reforma Educativa, él se compromete a respaldar a los maestros.
En sus redes sociales, el aspirante de la alianza PRI, PVEM y Panal, reiteró que el morenista y la CNTE están involucrados en los hechos de violencia.

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