Dar lo mejor de nosotros
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Dar lo mejor de nosotros

 


“Yo te conjuro a tomar el único camino que puede conducirte a la felicidad; no vaciles en rechazar, en despreciar, todos los bienes que brillan con luz prestada; no busques otra dicha que la verdadera y goza de ella como de cosa propia.”
La estrategia es ser congruente con nuestras palabras, con los valores que vamos aprendiendo y que debemos poner en práctica para que sean útiles a la humanidad, a la familia y a nosotros mismos.
Debemos ser diferentes en lo que hacemos; pensar y actuar de manera estratégica; conservar nuestra ventaja competitiva, construir sobre valores sólidos aprendidos en la familia, fortalecidos en las aulas y trasmitidos en el ejercicio profesional.
Pomponio decía que: “hay ojos tan habituados a las tinieblas, que en la claridad ven mal”. A ellos les presento un pequeño extracto de mis artículos publicados, que les permitirá ver bien en las tinieblas y en la claridad.
Leyendo Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos, encontré el relato de un padre que recorre con su hijo unas ruinas, que yo visualizo como las nuestras de Mitla y Monte Albán, el joven pregunta asombrado: ¿por qué aún están de pie estos vestigios de grandeza, de cultura, después de tantos siglos; después de haber sufrido los estragos devastadores de tantos terremotos; de estar expuestas a la erosión de la lluvia, del viento y de la destrucción del hombre? El padre le contesta con firmeza: están de pie porque los hombres que las construyeron estaban conscientes de que estaban construyendo una nación; el material que usaron era realmente de primera; los constructores tenían verdaderamente los conocimientos, el talento y la experiencia necesarios y trabajaban en equipo como si fuera un solo hombre.
Para construir una nación debemos dar individualmente lo mejor de nosotros mismos a la persona que tenemos enfrente, en el momento en que la tenemos enfrente, porque tal vez nunca la volvamos a ver.
Dar individualmente para el bien de Oaxaca: los maestros, los padres de familia, servidores públicos, empresarios, maestros y amas de casa.
La vida siempre es la esperanza de un futuro mejor, un rayo de luz que debe iluminar como un sol, una oportunidad para ser mejores en lo que hacen. Deben definir de manera clara, breve y sencilla qué es lo que quieren de la vida y a partir de este momento sabrán que camino deben seguir.
Son los detalles pequeños los que llenan nuestras vidas y para trascender es necesario que sucedan hechos extraordinarios, que estemos allí en ese momento, que coincida nuestra preparación académica y madurez como personas para aprovechar la circunstancia inesperada que cambie nuestras vidas para siempre y nos permita ir realmente más allá del tiempo y el espacio.
La vida es la suma de muchas oportunidades y el éxito o el fracaso depende del uso que le demos a cada una; es esencial que las percibamos, pero principalmente que las aprovechemos; que hagamos algo con nuestra vida, que cambiemos permanentemente para mejorarla.
Escuchamos expresiones como: Vi la luz o me llegó la luz o recibí la luz, con las que dan a entender que percibieron el momento en que cambió su vida.
Juárez, el hombre, encontró su momento de transición en Guelatao; huérfano, analfabeta, pobre, aparentemente sin esperanza; presiente que más allá de la laguna, de la choza, del río, de sus cerros debe haber otro pueblo, otra nación, otro mundo que ver, conocer, defender, transformar y consolidar. En esta alma serrana el presentimiento se convierte en pensamiento y el pensamiento en acción. Con la bendición de sus abuelos viaja a Oaxaca acompañando a unos mineros y a partir de éste momento sus limitaciones son su oportunidad.
Viviendo en Oaxaca, seguramente en una caballeriza, un corredor o tal vez en una choza iluminada con un hachón de ocote, un mechero de petróleo o una vela, y fuera de sus horas de trabajo, no duerme; se prepara, se transforma, crece para conducir a la República y pasar a la historia.
Este es un ejemplo claro de lo que se logra con la fuerza de voluntad, consciente del momento que estamos viviendo y de la misión que debemos cumplir. Por nuestro bien y el de la familia debemos saber qué queremos, cuál es nuestro objetivo y encaminar todas nuestras acciones hacía su logro.
Una vez encontrado el camino nos obligamos voluntariamente a compartir con los demás la parte de verdad que vayamos alcanzando; a contribuir en la medida de nuestros conocimientos al bienestar de los demás; no tiene caso pasar por este mundo sin dar sabor a nuestra vida y a la de los demás. Vivir sin pensar, y peor aún, sin actuar; sin provocar resultados, sin aportar nada de nada a nadie, ni siquiera a nosotros mismos. Vivir así es un desperdicio.
Para alcanzar el éxito, en el renacimiento de cada día se requiere de la esencia, de lo mejor de cada uno de nosotros; reinventémonos a cada instante, seamos mejores, seamos un ejemplo.
Como seres humanos seamos extraordinarios; nuestra vida es una suma de valores. Alimentamos nuestro cuerpo cuando menos tres veces al día, debemos alimentar en todo momento nuestro espíritu. Debemos creer en nosotros mismos.
La calidad profesional no solo se debe tener, se debe demostrar; el principal enemigo del hombre es él mismo, seamos leales con nosotros, con nuestra familia y con nuestro trabajo; el ejercicio profesional implica el compromiso de ser íntegro, capaz, propositivo.
Sepamos de una vez por todas quienes somos, de dónde vinimos y hacia dónde vamos. Gnothiseautom decían los griegos y los romanos: nosce te ipsum; conócete a ti mismo. Conócete a ti mismo y mejórate.
La lealtad debe ser uno de nuestros valores más arraigados; lealtad hacia los oaxaqueños, y hacía las oaxaqueñas, por supuesto. Para bien de todos en 2018 sigue siendo la mujer, quién más, el eje central de la casa y ahora también del negocio.

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