Adiós Mancera
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Opinión

De Frente y de Perfil

Adiós Mancera

 


El jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, resultó ser igual a los personajes que militan en los partidos políticos, faltar a su palabra y buscar pronta colocación, antes de concluir con su gestión.

Una y otra vez negó irse y aspirar a un nuevo cargo, aunque finalmente sucumbió al encanto del poder.

Mancera un abogado, sin perfil político que fue usado como emergente por Marcelo Ebrard al ver que su “delfín” Mario Delgado no crecía en las encuestas para Jefe de Gobierno del Distrito Federal, mostró humildad ante su descubridor, hasta que entendió que tenía la mesa puesta para apoderarse no solamente de la política capitalina, sino también de un partido en decadencia.

Optó por armar un equipo sólido que manejara las cuestiones de gobierno e inicio el armado de su estrategia para apoderarse del partido.

Los hermanos Serna, Juan Ramón Amieva, Patricia Mercado, Salomón Chertorivsky y, principalmente Héctor Serrano, se dedicaron a la administración, al tiempo de dejar con mayor libertad al mismo Serrano para construir el andamiaje desde el que podrían apoderarse de la estructura del PRD.

Considerado un gran operador político, Serrano buscó los contactos dentro y fuera del partido y construyó su grupo político, con el que aspiraban a que Mancera se convirtiera en el candidato presidencial del partido del sol azteca.

El problema fue que con todo y las grandes inversiones destinadas al crecimiento exponencial de la figura del Jefe de Gobierno, este jamás alcanzó mayores dimensiones fuera de la CDMX.

Inició con muchas expectativas la administración del Jefe de Gobierno, después de que ganó ampliamente en las urnas, sin problemas de ninguna clase, al recibir una asombrosa cantidad de votos. Más de tres millones de ciudadanos sufragaron a su favor, sacando amplia ventaja al segundo lugar ocupado por Beatriz Paredes, quien ni siquiera llegó a millón de votos.

A favor del crecimiento de Mancera dentro de un partido en que ni siquiera militaba operó el que Andrés Manuel López Obrador y sus seguidores abandonaran el PRD y Marcelo Ebrard se metió en un laberinto, con los supuestos malos manejos en la construcción del la L12 del Metro.

El camino quedó despejado para Mancera, toda vez que en poco tiempo, Cuauhtémoc Cárdenas, Alejandro Encinas y otros militantes importantes del partido lo abandonaron, por lo que Los Chuchos, el grupo preponderante dentro del PRD se alió con el Jefe de Gobierno.

Desde entonces, el grupo de Mancera trazó el camino hacia la Presidencia de la República, el que, lamentablemente para ellos, no prosperó, pues la figura de Mancera se fue empequeñeciendo ante los constantes problemas de la Ciudad de México.

El golpe letal vino en 2015, cuando ya constituido como partido político el Movimiento de Regeneración Nacional comandado por Andrés Manuel López Obrador le arrebató la mayoría en la ALDF y ganó cinco delegaciones de regular importancia (Tlalpan, Xochimilco, Azcapotzalco, Tláhuac y, principalmente, Cuauhtémoc), además de arrebatarle presencia en varios estados.

Los manceristas se dieron cuenta que para sus proyectos era necesario arrebatarle el partido a Los Chuchos y sus aliados y construirle una nueva imagen al disminuido Jefe de Gobierno.

Ante la cantidad de facciones que disputaba el poder al interior del partido, Alejandra Barrales de la mano de Mancera llegó a la dirigencia nacional del partido.

Mientras tanto, el Jefe de Gobierno con sus constantes negativas sobre los problemas que padece la capital del país en materia de violencia e inseguridad, además de las situaciones cotidianas con respecto a la dotación de servicios de todo tipo, le restaban puntos dentro de la carrera presidencial.

Ante el grave problema de la caída del partido en el gusto de los electores, Mancera estableció las conexiones para ir en alianza con PAN y MC con candidato común a la Presidencia de la República.

Pensaba que él sería el beneficiado, pues sus adversarios internos en el PRD eran Graco Luis Ramírez y Silvano Aureoles, sin gran presencia y dentro del PAN, Ricardo Anaya y Margarita Zavala traían una guerra sin cuartel, pero sin que ninguno de los dos despuntara.

El escenario era propicio para él, sentía todo favorable y dispuesto estaba para irse del gobierno capitalino, cuando el sismo del 19 de septiembre terminó con sus aspiraciones.

Ya no podía solicitar licencia, ni recorrer el país en busca de respaldo, se encontraba atornillado a la silla de Jefe de Gobierno, aunque mantenía esperanzas de que el tiempo le alcanzara.

Conscientes de sus pocas posibilidades de poner candidato, la entonces dirigente perredista, Alejandra Barrales, propuso que el candidato de la alianza fuese Ricardo Anaya y el coordinador de campaña Miguel Ángel Mancera.

El Jefe de Gobierno consideró poca atractiva la posibilidad y prefirió seguir atornillado a la silla de gobierno, aunque amenazaba un día sí y otro no que se iría, siempre y cuando se aceptaran sus condiciones, lo que finalmente no se hizo, pero la propuesta de ser senador le atrajo.

Claro ahora dice que le gustaría ser Fiscal de la Nación, una versión que se había diseminado hace algún tiempo y que él rechazaba.

Mancera quiere ahora ser Fiscal, si es que Ricardo Anaya resulta Presidente de la república, algo que es difícil de conseguir, ante la baja sufrida por el candidato respaldado por los partido Acción Nacional, de la Revolución Democrática y Movimiento Ciudadano.

DÍAS DE GUARDAR

Este espacio descansará unos días por los días santos, regresando la colaboración el próximo martes 3 de abril, que tengan excelentes días santos.