El fracasado intento de Marichuy
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Opinión

Toltecáyotl

El fracasado intento de Marichuy

 


Cada día, un mayor número de personas en México, afortunadamente, se están iniciando en el camino de la identidad anahuaca. Especialmente en las ciudades, las personas están creando círculos de danza. Unos le llaman danza azteca, otros, danza guerrera, danza mexica, y otros sin etiquetarla, solo se reúnen a bailar y a realizar ceremonias, en torno a estos círculos de danza. Es asombroso como se multiplica y brotan, como flores del desierto, estos grupos humanos que están en busca de su identidad ancestral.

Es curioso, pero esta gente, en general, es mestiza culturalmente. Los anahuacas o como los llama la cultura dominante, a través de sus intelectuales, quienes les llaman “indígenas”; ellos, no se “empluman”, salvo algunas danzas caracterizadas, como La Danza de la Pluma o los Matachines. Las personas que danzan con vistosos atuendos al ritmo de sonoros tambores llamados “huehues”, llevan plumas y muchos adornos con diseños copiados de códices, no son anahuacas ni de comunidades, son citadinos, urbanos y periféricos. Gente moderna.

Pareciera, -superficialmente-, que los “mexicanos” están volteando su rostro a su raíz ancestral y a los pueblos anahuacas que encarnan a los herederos más directos de la Toltecáyotl. Pero no es así. En general, porque no es en todos los casos, los danzantes siguen muy alejados emocional y culturalmente de los pueblos y sus problemas ancestrales. Es decir, los pueblos que viven en el día a día, la sabiduría ancestral del Anáhuac, no están vinculados con los danzantes. O, mejor dicho, los danzantes no se vinculan en la vida diaria, con los pueblos tradicionales.

Más, como una moda. Más, por “encimita”, solo de fin de semana, de pasatiempo, y no, de compromiso de vida y de cultura. En efecto, la vida en las comunidades campesinas y anahuacas, es una vida de permanente lucha en contra de la colonización, el abuso, la injusticia y la destrucción de las culturas ancestrales. Una lucha de resistencia cultural por vivir de acuerdo a sus milenarias tradiciones, usos y costumbres.

Los danzantes en general, se encierran en sus círculos blindados y, generalmente, hasta con otros grupos de danzantes, siempre están en competencia, rivalidades y lucha de egos. Todo esto viene a cuenta, por lo sucedido a la aspirante, por el Congreso Nacional Indígena para ser incluida en la próxima contienda electoral. Maria de Jesús Patricio Martínez, no alcanzó las firmas necesarias para participar como candidato independiente, por el Consejo.

Los grupos de la mexicanidad, la dejaron sola y no tuvo el apoyo necesario para movilizar a las personas para que firmaran en su favor. Es decir, decenas de miles de personas que están, en la llamada “mexicanidad”, no hicieron “comunidad”, no se solidarizaron con la lucha de los pueblos anahuacas en defensa de sus derechos, sus tierras, su autodeterminación y su dignidad. La vocera del Congreso Nacional Indígena, que, desde el principio, señaló que no iba en busca de la presidencia, sino de un espacio para dar a conocer la lucha de los pueblos anahuacas, un espacio para denunciar su precaria situación de vida, nuevamente fueron excluidos, condición histórica para estos pueblos.

Vivir en Toltecáyotl, no es solo danzar y hacer “ceremonias chamánicas” y temazcal. Es en cambio, trabajar por la comunidad, para mejorar la calidad nutricional de la alimentación, fortalecer los buenos hábitos higiénicos fiscos, mentales, emocionales y espirituales. Es afinar y fortalecer la EDUCACIÓN, en valores y principios éticos y morales de nuestros abuelos. Es organizarse a través del “nosotros”, y vivir en comunalidad y democracia directa tolteca, a través de la Asamblea, el mandar obedeciendo, el tequio, la gozona, etc.

El esfuerzo que realizaron Marichuy y la poca gente que la apoyó, fue insuficiente y no despertó la solidaridad y la simpatía de esos grupos que se dicen defensores de “la identidad indígena”. Se debe de pensar y analizar este hecho. O estaba equivocada la estrategia de Marichuy, o están muy despistados los seguidores de la mexicanidad. Pareciera que perdieron una oportunidad histórica de encontrarse con el pueblo vivo ancestral, y consolidar y fortalecer la lucha de resistencia por la justicia y la dignidad del Anáhuac. Defender la Cultura ancestral es una acción política.

Finalmente, un dato revelador: la única aspirante a una candidatura independiente que tuvo el 92% de veracidad en las firmas que recolectó, fue la aspirante indígena. Los criollos y mestizos, como siempre, se atascaron en la corrupción. Por ejemplo, casi la mitad de los apoyos ciudadanos presentados por Armando Ríos Piter, con 811 mil 969 fueron apoyos ciudadanos simulados; El “Bronco” con un millón 198 mil 892 firmas inválidas. Margarita Zavala con un total de 708 mil 606 firmas falsas. La honorabilidad y decencia de la Cultura Madre, queda visibilizada con estos datos. Los criollos y los mestizos siempre han vivido en la corrupción y en la simulación. Descolonizar es dignificar, el futuro de México está en la sabiduría de su pasado. Visite www.toltecayotl.org