Crece estadística criminal
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Editorial

Crece estadística criminal

 


A raíz de los últimos hechos delictivos en el Istmo de Tehuantepec, de seguir esta tendencia, no dudemos que en breve Oaxaca podrá ser calificada como una de las más violentas del país. Fuentes policiales aseguran que durante la semana del 26 de febrero al 4 de marzo, se cometieron en la entidad 30 ejecuciones, poco menos del doble de las 18 de la semana anterior. Sobre el asesinato de siete personas en la comunidad de San Juan Lachigalla, Ejutla de Crespo y el homicidio del ex diputado local priista, Francisco Hernández, “Pachico”, cometido el mismo día, con diferencia de unas horas, aún no se sabe de indicios. Menos se han de conocer los móviles de la ejecución de ocho personas en un solitario paraje entre San Francisco Ixhuatán y Rincón Juárez, en jurisdicción de Zanatepec, que fueron encontrados en avanzado estado de descomposición, el domingo 4 de marzo. Se sabe que las víctimas no eran modestos agricultores ni, mucho menos, cortadores de mango o vaqueros, sino delincuentes que formaban parte de una peligrosa banda dedicada al asalto de gasolineras, bancos, secuestro y extorsión, a quienes conocían como “Los Coyundas”.

Por si ello no fuera suficiente, el pasado martes se registraron dos hechos criminales en la misma región istmeña: dos maestros, pertenecientes a la Sección 22 y trabajadores de la Zona Escolar Núm. 068, fueron asesinados en el interior de un automóvil compacto cuando se dirigían a sus labores. Uno murió en el lugar de los hechos, en tanto que su compañero fue llevado a un hospital en donde falleció posteriormente. Por la tarde, al filo de las 18 horas, los cadáveres de tres personas fueron localizados en un camino vecinal que conduce de la comunidad de El Mezquite a Asunción Ixtaltepec. Las tres víctimas tenían el rostro cubierto con sus playeras y tenían un disparo en la nuca. Se dice que sus edades fluctuaban entre los 25 y 30 años de edad. Por lo visto pues, algo tendrá que explicarle a los y las diputadas de la LXIII Legislatura del Estado, el titular de la Secretaría de Seguridad Pública estatal, José Raymundo Tuñón Jáuregui, que no sean sólo vaguedades o paja, como el aseguramiento de borrachos en el operativo alcoholímetro, sino los operativos inexistentes para combatir el alto índice de criminalidad que hay en Oaxaca y que se advierte que esta semana será igualmente de violenta que la anterior.

La paja en el ojo ajeno

No pasa un día en que los legisladores de algunos partidos como Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) o el Partido de la Revolución Democrática (PRD), señalen al gobierno de Alejandro Murat, como el responsable de las constantes amenazas a la gobernabilidad, por parte de organizaciones sociales, grupos, sindicatos, etc. En efecto, compete al ejecutivo estatal mantener el orden y la paz social, al menos es lo que jura un gobernador cuando rinde protesta como tal. No obstante, la gobernanza es asimismo un tema de corresponsabilidad. El gobernador no puede desempeñar en plenitud su misión, en tanto tenga a un Congreso acotado por intereses partidistas, por futurismo electorero y grilla aldeana, limitado para aprobar leyes y reglamentos que contribuyan a la paz social. Hemos escuchado en los últimos días los discursos en tribuna de ciertos legisladores (as), que nada tienen que ver con la realidad que vive en este momento la entidad. Uno de ellos propuso no vender alcohol a la gente en domingo; otra propuso activar la alerta rosa para la defensa de cuestiones de género y otras simplicidades. Nuestros (as) flamante legisladores (as) le han escurrido al bulto. Por ejemplo, de la campaña que desde hace un par de semanas lleva a cabo EL IMPARCIAL. El mejor diario de Oaxaca, sobre la abominable dicotomía, ni una sola palabra se ha dicho en el Congreso. O no saben nada del tema, o simplemente fingen demencia.

Una situación similar ocurre con el asunto de la iniciativa anti-bloqueos que duerme en comisiones el sueño de los justos. Nadie se quiere aventar el boleto. Una legisladora del PRI, Laura Vignon, ha puesto el dedo en la llaga, sin tener respuesta de parte de sus compañeros. Es decir, en la visión de la sociedad oaxaqueña, nuestros representantes populares no han cumplido en lo mínimo para robustecer la gobernabilidad y la paz social. Se han ido por los lugares comunes, por las cosas superficiales y han dejado en el olvido los temas más relevantes de la agenda política oaxaqueña. Hay cuestiones que por su misma naturaleza deben ser abordadas en tribuna. Pero no. El excesivo protagonismo electoral y las aspiraciones de reelección de muchos, los mantiene demasiado ocupados (as), por ello, el deporte favorito es echarle la culpa al de enfrente o al de atrás. Que se pongan a trabajar que para ello reciben un buen estipendio y jugosas prebendas económicas. Pero en temas cruciales no en vaguedades.