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La hostilidad político-electoral entre los partidos políticos, sobre todo en la alianza PAN-PRD, no tiene precedente. El lucro con las candidaturas alcanza niveles de ambición y cinismo extremos. Hasta hace poco se discutía el fin de las ideologías entre los políticos de todos los partidos que, con gran facilidad brincan de partido en partido. Hoy no solo han perdido principios, ya caminan por la ruta de la ignominia.
Priistas perniciosos que saltan al Morena, un partido que, expedito, lava culpas. Otros que hacen trueque con el PAN-PRD; simplemente dicen cuanto más cuanto y las candidaturas se entregan como mercadería.
Esta nueva conducta necesariamente marcará a los políticos con estas prácticas. El fierro de su trayectoria será, en el futuro, su biografía y su oferta.
En lo personal y en cada dirigente de partido esa será su marca pero hay otras consecuencias. En el PAN, por ejemplo, sus dirigentes Antonia Natividad y Juan Iván, para afianzar la venta de candidaturas están poniendo en duda la coalición con el PRD. Si de aquí al inicio de la próxima primavera, Raymundo Carmona dirigente formal de los amarillos, no avala las candidaturas del PAN en la coalición, podrían caerse. Acusa que los panistas rompieron el acuerdo de que el candidato para el municipio del centro lo pondría el PRD. A cambio, cedería a los azules las candidaturas por los distritos del centro y Tuxtepec así como el distrito de Pochutla para la diputación local. Ese era el acuerdo pero lo rompieron intereses personales de Héctor Bautista el jefe de la tribu ADN junto con Natividad y Juan. El perjudicado en este intento de madruguete es el diputado Francisco Martínez Neri que ya se sentía candidato a la presidencia municipal.

Adversidades
Ni hablar, no puede tener otro calificativo que vileza el hecho de insistir en el lucro político de una desgracia como la caída del helicóptero en Jamiltepec, la noche del pasado 16 de febrero.
Y como dicen que en el pecado lleva la penitencia, el diputado del PRD -¿o del Morena?-, Carol Altamirano promovió la semana pasada una sesión con la idea de hacer leña del árbol, digo del helicóptero caído, pero no asistió.
Hubo intenso cabildeo de la pastora María de las Nieves García Fernández para atajar la discusión de ese tema que parece ser un oficio caníbal. La verdad es que, en el congreso local asomó esa noche la sensatez, pareció surgir una legisladora reafirmada en una sólida conciencia crítica y sustentada en valores caídos en desuso, como la solidaridad y la indignación colectiva ante la antropofagia política. Bien por Nieves.
Por cierto, en torno a la desgracia de Jamiltepec, hasta hoy con consecuencias no superadas, lamentablemente, algunos políticos se preguntan ¿Cómo alguien puede condolerse y usarte a la vez?
Ha quedado claro que la intención del Secretario de Gobernación Alfonso Navarrete Prida y del gobernador Alejandro Murat, fue tender la mano inmediatamente a las víctimas del desastre. Actuaron apegados al protocolo. Lo reiteró el mismo Secretario de la Defensa, Salvador Cienfuegos quien declaró que la responsabilidad del percance fue un imponderable pero que la institución a su cargo asumía la responsabilidad de lo ocurrido.
Maltrechos descendieron Murat Hinojosa, Navarrete Prida, el jefe de la zona militar general Alfonso Duarte Mujica y altos funcionarios como el titular de Sinfra, Fabián Herrera, el de Protección Civil, Heliodoro Díaz, entre otros. Un pasaje inexorable en su papel de gobernantes, una cita ineludible con sus obligaciones, una prueba de que hoy la función pública es incierta y altamente riesgosa.
Salieron ilesos pero en tierra vivieron los segundos más crueles. Al pasar el desconcierto y comprender el nivel de la desgracia, Murat Hinojosa puso manos a la obra y con plena conciencia social afrontó el brutal escenario. Recorrió cada uno de los hogares de los fallecidos. El golpe le mereció una rápida revisión médica. Su juventud, su temple y responsabilidad lo llevaron a cumplir. Dio su pésame y respaldo a los familiares y dispuso apoyo necesario a las víctimas.

“Maldición”
El joven mandatario y sus colaboradores, superaron los rigores a que se expone el gobernante. Continuó su recorrido después del desplome, caso contrario a Navarrete Prida.
Relatan las crónicas que el titular de Gobernación, al amanecer se retiró del lugar para ir a un hospital de lujo en la Ciudad de México donde fue atendido el fin de semana.
En medio del infortunio surgen las narrativas. Dicen que el propio Navarrete comentó que con el traumático golpe rompió la “maldición” que perecía perseguir a los secretarios de Gobernación. Y rememoran que de los últimos seis secretarios, tres han caído en sus aeronaves de los cuales dos murieron (Juan Camilo Mouriño y Francisco Blake Mora). Siguiendo con el tema del “helicopterazo” hay quienes han querido tergiversar la situación, guiándolo por un caudal meramente político a pesar de que se trata de un infortunio. Pretenden utilizar el percance para fines políticos, desde las campañas. Así lo hizo el Peje AMLO al pedir “investigación a fondo del percance”, como si los funcionarios hubieran ido a matar gente y no para cerciorarse de las consecuencias de los temblores que sacudieron la Costa Chica de Oaxaca. Así lo intentaron hacer aviesos diputados de la LXIII que incluyeron en la sesión del pasado día 27 la discusión sobre la caída del helicóptero militar.
Es de mala leche lucrar políticamente con las adversidades que -una tras otra- nos han pegado a los oaxaqueños.

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