Maestro Wilfrido
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Maestro Wilfrido

 


El maestro Wil, como conocen y tratan al profesor Wilfrido Sánchez Contreras sus compañeros contemporáneos, generaciones de educandos posteriores y numerosos amigos, quien participó activamente en las etapas formativas e iniciales de importantes instituciones educativas en el estado de Oaxaca, expresa con humildad haber cumplido y hecho lo que le tocó hacer nada más.

Con 86 años de edad y más de 40 de ejercer el magisterio en diferentes niveles y regiones, incluyendo la capital del país, no es muy dado a los halagos ni hablar de su vida personal. Se muestra muy reservado en ese sentido, sin embargo aceptó con gusto charlar con este senderista para hacer un repaso de su labor en el ámbito educativo desde que egresó de la Escuela Normal de Oaxaca, donde fungió como director el profesor Delfino Techachal López.

Joven y sin experiencia aún tuvo su primera prueba de fuego. Incursionó primeramente en una escuela particular en la ciudad de Oaxaca de Juárez, la cual logró organizar en sus niveles de primaria y secundaria con una modalidad novedosa que ahora resultaría inviable: enseñar a los alumnos sin dejarles tareas ni que estuvieran cargando pesadas mochilas.

La oportunidad de cubrir un interinato en la capital del país le hizo dejar su estado natal y probar suerte en otro lado. Siempre dispuesto a ir adonde fuese útil, vivía la etapa de descubrir y conocer cosas nuevas, también para medir sus capacidades. Después, ya con plaza de profesor de educación primaria, regresó a Oaxaca para prestar sus servicios en diferentes comunidades indígenas y rurales del interior del estado hasta llegar a los Valles Centrales y finalmente tras a la ciudad capital.

El maestro Wil aprovechó su tiempo para seguir estudiando y capacitándose, fue así que obtuvo la especialidad en psicología educativa en la Escuela Normal Superior de México, que le amplió aún más sus posibilidades para su mejor desempeño. Fue catedrático en el Centro Regional de Educación Normal de Oaxaca y se convirtió también en el primer director de la Escuela Normal Superior de Oaxaca.

Siendo director federal de Educación en el estado el profesor Benjamín Gurrola Carrera le invitó a coordinar los trabajos de una mesa técnica que antes estuvo a cargo del profesor Policarpo T. Sánchez. En otro momento, la Dirección General de Educación Normal de la SEP lo llamó igualmente a la capital del país para que diera su opinión acerca de lo que fue posteriormente la Universidad Pedagógica Nacional.

Fui adonde me necesitaran, dice sonriendo el profesor jubilado nativo de Santa Catarina Lachatao, Ixtlán. Cuando el ingeniero Emiliano Hernández Camargo fue director del Instituto Tecnológico Regional de Oaxaca también requirió de sus servicios para la formación de docentes entre el alumnado y egresados que eran técnicos y necesitaban de conocimientos propios para la enseñanza.

En ocasiones sirvió de emergente, como en aquella ocasión cuando tuvo que implementar un curso único para el mejoramiento profesional del magisterio, del cual fungió como director, para regularizar en cuatro años a alrededor de 1500 trabajadores de la educación de diferentes regiones del estado, cuya graduación fue en el auditorio Guelaguetza. De esta generación, muchos continuaron su especialización en la normal superior u optaron por alguna carrera profesional en universidades.

Desde luego, el maestro Wil hizo equipo con sus compañeros de profesión contemporáneos y estableció relaciones importantes que le ayudaron a lograr las encomiendas que le hicieron. Dentro de su trayectoria registra el haber colaborado en décadas pasadas en el Instituto de Educación Pública de Oaxaca.

Sin proponérselo, una de sus primeras gestiones fue sin duda el haber culminado con éxito el trámite en la SEP para que la escuela secundaria particular Benito Juárez de villa Hidalgo Yalalag tuviera el permiso correspondiente y funcionara dentro de la ley. En 1959 llegó al pueblo con el documento tras caminar durante varias horas, pues entonces no había carretera.

Cuando llegué a la charla entrevista entre amigos por los rumbos de Santa Lucía del Camino estaba leyendo uno de los quince volúmenes de Benito Juárez. Documentos, discursos y correspondencias, recopilados por el ingeniero Jorge L. Tamayo. Es un admirador del gran hombre de Guelatao, lo considera siempre vigente, más en estos tiempos difíciles.