Orden y seguridad
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Opinión

Editorial

Orden y seguridad

 


Recuperar la seguridad en el marco de la ley y del respeto a los derechos humanos, es una prioridad que exige atención urgente en el país, y en especial en Oaxaca, pues los oaxaqueños no podemos aceptar que se vuelvan parte de nuestra normalidad, situaciones tales como las que se viven en algunas partes del país.

Los problemas de inseguridad deben ser resueltos de manera integral y basada en una lógica más preventiva que reaccionaria, por lo que las autoridades no pueden renunciar o dejar de lado, bajo ningún supuesto, la responsabilidad y obligación que tienen para brindar condiciones de seguridad a las personas, así como permitir el desarrollo normal de sus vidas y con garantía a sus derechos humanos.

Si en verdad se desea cambiar el rostro de Oaxaca se debe empezar a actuar de forma contundente y decidida. Acciones que deben ser coordinadas para recuperar el Estado de derecho, la aplicación puntual de la ley para desterrar y sancionar aquellos ilícitos de organizaciones y grupos que hoy han sentado sus reales.

Si como se insiste en decir, el principal objetivo de la política de seguridad y justicia es recuperar la paz y la libertad, disminuyendo la violencia, algo no se está haciendo bien para alcanzar ese objetivo. Urge focalizar los esfuerzos para reducir los tres delitos que más lastiman a la población: asesinatos, secuestros y extorsiones.

Cuando inició la administración, uno de cada cuatro habitantes del estado se encontraba en situación de pobreza extrema, mientras que poco más de una tercera parte de la población carecía de los servicios de agua potable, drenaje y electrificación. Lo anterior obliga a redoblar esfuerzos para atender y resolver de fondo temas de gobernabilidad ante la creciente irritación social.

Al paso del tiempo los conflictos sociales y en especial las movilizaciones del magisterio se han convertido en el mayor reto por superar, ya que al amparo de esas acciones la delincuencia común y organizada han encontrado la mejor forma de operar sin que nadie los moleste. El gran reto sigue siendo crear un clima de orden y seguridad que permita a Oaxaca multiplicar las inversiones.

Oaxaca, como otras entidades del país, requiere de más y mejores resultados, de contundencia en cada una de ellas para empezar a devolverle la seguridad que tanto exige. En la medida en que se recupere el principio de autoridad y se restablezca el Estado de derecho, se podrá caminar en la ruta correcta, pues hasta ahora, impunidad y corrupción parecen ganar la carrera.

Ambiente contaminado

 

Durante los últimos años han sido frecuentes las denuncias y reclamos por la contaminación de arroyos, suelos, deterioro del paisaje, y problemas de salud entre la población por el manejo inadecuado y la disposición final de los desechos sólidos. Si bien la capital oaxaqueña, junto con 17 municipios conurbados, producen alrededor de 800 toneladas de basura por día que van a parar al tiradero municipal de Zaachila, poco más de 117 toneladas más van a los arroyos y suelos o son quemados por las familias como práctica normal.

Basta señalar que el río Atoyac es el afluente más importante de la capital oaxaqueña, pero también es el río más contaminado de la entidad, las aguas negras empeoran porque ya no hay agua de lluvia y se estancan. Está muy contaminado de residuos sólidos, tiene mucha basura y recibe contaminación no solamente de la capital, sino de municipios conurbados, bolsas de basura, animales muertos, llantas viejas y desagües que vierten litros y litros de desechos y aguas negras todos los días.

Nuestra ciudad enfrenta un reto titánico para resolver el problema de la contaminación ambiental, pues la polución que generan los vehículos de motor, la degradación de los recursos naturales, la falta de una cultura ecológica y los deficientes servicios públicos básicos, agobian cada día más. Aunado a ello, persiste la práctica de quemar basura o practicar la roza y quema en zonas aledañas a Oaxaca de Juárez, lo que aumentan los índices de contaminación. Amén de que en el caso de la contaminación atmosférica, el sector energía y el subsector transporte son los que más aportan en la generación de gases de efecto invernadero, situación que se vuelve más intensa en las zonas metropolitanas, es un fenómeno que estamos sufriendo a nivel mundial, básicamente por nuestras malas costumbres y nuestra manera de producir y consumir bienes.

En el caso de Oaxaca, uno de los principales problemas es el cambio de uso de suelo, pues la mayor cantidad de superficie considerada de vegetación natural primaria, se pierde por agricultura en zonas boscosas, incendios forestales y el crecimiento urbano, los cuales son causa grave de pérdida de servicios ambientales.

Otro de los principales generadores de contaminación son los vehículos, pues hasta hace poco se estimaban más de 500 mil unidades de motor en el estado, entre vehículos particulares, camionetas y camiones. En la zona metropolitana se estima que viven al menos 700 mil personas, pero existen más de 270 mil automotores.