Guerra sucia
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Opinión

De Frente y de Perfil

Guerra sucia

 


Sin iniciar todavía las campañas presidenciales, el lodo amaga con sepultar a los candidatos a convertirse en Ejecutivo federal, mientras sus partidos muestran fisuras que amenazan a convertirse en verdaderas grietas.
Ninguno de los candidatos, sus equipos o partidos se salvan de la guerra sucia, alguna de ellas traducida en simples filtraciones y otras soportadas por pruebas irrefutables.
Las campañas presidenciales inician el 30 de marzo y culminan el 27 de junio, tiempo en que los candidatos y sus partidos buscarán el respaldo necesario para acumular el suficiente número de votos que les permita superar a sus adversarios.
Durante ese tiempo, se conocerán las propuestas y estrategias de cada uno para conseguir su propósito, además de recurrir a estratagemas, calumnias y difamaciones de unos hacia otros, como se ha convertido en una práctica de la política mexicana.
Se esperaría que el arranque formal de las campañas diera inicio a las descalificaciones de unos a otros, los señalamientos, las acusaciones de todo tipo, pero los tiempos se adelantaron y es ahora cuando los ataques saltan de un lado a otros.
El panista Ricardo Anaya Cortes, candidatos de la alianza PAN, PRD, MC, es quien más obuses ha recibido, desde antes de ser siquiera candidatos, se ha cuestionado su eventual riqueza, la que no pudo acumular basado simplemente en los salarios obtenidos en el servicio público, debido a su corta carrera.
Se le cuestionó los supuestos beneficios recibidos por su familia política, al amaro del poder y ahora se le hacen señalamientos directos a su personas, ante un presunto lavado de dinero, con operaciones fiscales fraudulentas.
Anaya Cortés niega todas las acusaciones y revira que se trata de una campaña orquestada desde el gobierno, sin aportar otro tipo de pruebas y conscientes de que una campaña política arroja todo tipo de revelaciones o intentos de desprestigio.
El candidato de la alianza por México al frente sabe que es un candidato competitivo y como tal sus adversarios habrán de rascarle hasta por debajo de las piedras para ver que encuentra en su pasado que pueda frenar su ascendente carrera.
Los priistas destacan de su candidato, José Antonio Meade Kuribreña, dos aspectos su honradez y su no militancia política, puntos que sobresalen en sus exposiciones de todo tipo.
El abanderado priista sabe que le será difícil alcanzar a sus adversarios que le aventajan en la carrera presidencial y aunque, aparentemente, trae una carga muy ligera, el equipaje de las siglas que representa y otras culpas propias y ajenas, se traducen en algo difícil de soportar.
Meade Kuribreña fue secretario de Relaciones Exteriores, Desarrollo Social y Hacienda, en el presente sexenio y sobre su desempeño se le cargan responsabilidades, especialmente en la SEDESOL, donde sustituyó a Rosario Robles, la hoy titular de SEDATU.
Rosario fue denunciada por la ASF de desvío de recursos en su paso por SEDESOL y ahora en SEDATU, durante 2016 y resulta incomprensible el cómo Meade Kuribreña no detectara esas irregularidades en su paso por la segunda secretaria del sexenio.
Los señalamientos hacia el candidato PRI se traducen en parte de la campaña negra que se lanza en su contra por los 900 millones de pesos asignados a una fundación de Josefina Vázquez Mota durante su gestión como secretario de Relaciones Exteriores.
Si a eso se le añaden los desvíos de varios ex gobernadores priistas cometidos en la presente administración presidencial y las dudas sobre el manejo de los recursos en varias dependencias del gobierno federal, además de una pobre gestión en materia de seguridad pública, donde permean la violencia e inseguridad en el país, se confirmará que el lastre del candidato presidencial priista es sumamente largo y pesado.
Meade Kuribreña todavía no trae pecados propios, algunos le tocan de lado, pero sus adversarios lo involucrarán pronto en los temas correspondientes.
Andrés Manuel López Obrador ha padecido de todo y han querido presentarlo como propietario de mansiones, sin pruebas de ninguna clase, lo que le ha permitido salir airoso de cuantos señalamientos le hace, debido a su estilo de vida austero y comprometido con la actividad política.
Los hijos del tabasqueño han vivido también esos ataques sobre una supuesta vida fastuosa, pero tampoco permearon, ya que no cuentan con el respaldo suficiente para evidenciarlos.
Ante la falta de pruebas que los muestren como los potentados que no son, entonces se remiten a presentarlo como intolerante, loco, iracundo y aliado de los grupos más reaccionarios.
Se le presenta como aliado del “chavismo”, cuyo principal propósito es el de convertir a México en otra Venezuela, se le acusa de buscar una presidencia a perpetuidad con reelecciones y hasta de preparar el camino para que su sucesor sea uno de sus hijos.
Las acusaciones se desvanecen en el camino, ya que nada de eso se ha podido probar y el tabasqueño se mantiene a la cabeza de los candidatos presidenciales.
De los independientes (Margarita Zavala Gómez del Campo, Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón y Armando Ríos Piter) se dice que servirán para abonar la ruta del PRI y arrebatar votos a los candidatos del PAN y MORENA.
También se les señala de recurrir a prácticas prohibida por la ley para reunir los requisitos que por ley necesitaban para alcanzar la figura de candidatos presidenciales independientes y hasta de falsificar firmas.
En los próximos días, las autoridades electorales determinarán si estos tres personajes alcanzan el rango de candidatos, cubriendo las formalidades del caso.
Por lo pronto, las campaña electorales no se inician, pero la guerra sucia alcanza niveles importantes que dejan en claro la intensidad que tomarán cuando sean campaña formales.

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