Los astros alineados
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Debates y Deslindes

Los astros alineados

 


Cuando los astros están alineados, las cosas son verdaderamente sorprendentes. Ya había velado mis armas la noche del jueves y el sábado en la mañana me entero de que Andrés Manuel López Obrador ofrece disculpas a los intelectuales como Krauze y Silva-Herzog Márquez. Esto me parece un sueño porque Andrés Manuel cambia un resbalón, en una victoria. No digo que no haya tenido razón en reclamarles, pero ante todo hay que defender la pluralidad y el derecho a disentir.

Como ya había escrito parte de mi nota dominguera no quiero dejar de decir lo que había pensado.

“Dentro de todas las campañas que he vivido y he seguido en México y fuera del país, ninguna tan sangrienta y violenta como las que ha tenido que soportar Andrés Manuel López Obrador. Después de un trabajo exitoso, lleno de logros materiales, económicos y sociales para los habitantes de la ciudad de México, construyó el segundo piso en el Periférico, y un sinnúmero de obras materiales que beneficiaron; creó la pensión para los adultos mayores, que nos permite negociar nuestra condición familiar; el apoyo a las madres solteras; la fundación de nuevas universidades para ampliar la posibilidad de que los jóvenes estudien gratuitamente; se lanza como candidato a la presidencia y las campañas se caracterizan por la violencia, agresiones, asesinatos de militantes que simpatizaban con él, campañas publicitarias en las que intervinieron publicistas de otras partes de México. Todo parece indicar que el terror y el miedo de que llegara a la Presidencia de la república era la dimensión de la campaña que estaba en su contra.

Cuando en las encuestas verdaderas se descubrió que había un empate técnico entre Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador, el hoy repudiado Enrique Peña Nieto, en ese tiempo gobernador del Estado de México, organizó una estrategia de trasladar un millón y medio de votos de priistas a las urnas del PAN. Los operadores políticos de esta tarea fueron el senador del PAN Mauricio Shuart y David Penchyna. Estos excelentes operadores lograron que la votación subiera a favor del panista, 0.54 puntos que necesitaba para alzarse con el triunfo esa fue una de las estrategias tramposas más escondidas, hubo compra de votos, acarreos, tarjetas para entregar dinero de futuro y manipulación en las urnas que se encontraban en lugares lejanos a los centros de población, donde había mayor vigilancia de otros partidos. Hubo urnas en que de cada 100 votantes aparecieron 150 votos a favor del PAN.

A pesar de estas agresiones y enfrentamientos con una realidad política y una democracia de baja intensidad, el hoy candidato de Morena, persiste en establecer un gobierno que atienda las necesidades de las mayorías y cuya característica sea la honestidad y el combate a la corrupción, en la administración pública. Se habla que el costo de la corrupción del sector público representa la pérdida de un sesenta por ciento. De cada peso que se invierte llegan cuarenta centavos a la obra que se destina. Los escándalos financieros inundan los titulares de los diarios en toda América Latina y de México por más que se quieran ocultar, la prensa extranjera los recuerda a cada rato.
Todo parece indicar que Andrés Manuel López Obrador entendió que debía cambiar sus estrategias abriendo dos vertientes, ampliar su base electoral con otras corrientes políticas y ofrecer un pacto de gobierno de reconciliación nacional, moral y ético, esa estrategia le valió que inclusive personajes y personeros de otros partidos que antes lo habían combatido se fueran con él, a militar en sus filas y aumentar el número de la votación requerida, incluso algunos analistas políticos y columnistas que no están directamente en las nóminas del sector público, de los grupos patronales, o que siguen la directriz de sus empresarios editoriales, estuvieron de acuerdo que en el escenario político de 1918 existía otro personaje desconocido que negociaba, abría las puertas de su partido y establecía alianzas estratégicas como lo hacen cualquier partido en cualquier país del mundo.

La mafia en el poder a la que llama Andrés Manuel López Obrador y que yo identifico como Carlos Salinas de Gortari, Enrique Peña Nieto, Claudio X. González y el híper-corrupto Diego Fernández de Ceballos, alzaron las pestañas y arreciaron la campaña contra el candidato de MORENA. En estos días han hecho de Jesús Silva-Herzog Márquez, una víctima de las expresiones de Andrés Manuel, Márquez después de hablar bien de la nueva política que seguía el precandidato a la presidencia, de la apertura que tenía, de la captación de nuevo elementos distintos a su ideología afirma que Andrés Manuel es “como los priistas un hombre sin dignidad ni ideología”, lo cual es completamente absurdo porque en las campañas y precampañas se pueden establecer alianzas estratégicas, se puede recibir el voto de la más diversa pluralidad de ideologías, sin olvidarse del verdadero programa de gobierno y de las políticas públicas de la cual está comprometido. Silva-Herzog Márquez no pudo dejar de sacar un dejo de política antilopezobradorista y al final de los elogios saca un estilete y se lo clava cerca del hígado al impulsor de Morena, el cual ni tardo, ni perezoso le contesta que es un “fifí”, un típico producto citadino que solo conoce las banquetas y las calles pavimentadas.

Nunca en su vida pensó Jesús Silva-Herzog Márquez que iba a convertirse en un bastión en contra de la figura de López Obrador. Hombre respetable y cuidadoso en sus escritos Silva-Herzog Márquez es el tercero o cuarto representante de la familia Silva-Herzog que encabezó en el siglo pasado el admirado don Jesús Silva Herzog, el fundador de Cuadernos Americanos, de la Casa de México en España, maestro de la escuela de economía, historiador, -su libro Historia de la revolución mexicana- es uno de los más completo y bien escritos. Fue sin duda alguna una de las figuras ecuménicas de la izquierda de la mitad del siglo XX mexicano. Lo mismo ocurrió con su hijo Jesús Silva-Herzog, Ministro de Hacienda, maestro de las universidades y un hombre con gran sentido del humor y conocimiento sobre la economía de México y del continente. ¿Qué le pasa a Jesús Silva-Herzog Márquez que había con los primeros párrafos y el análisis de su artículo a favor de López Obrador? ¿Por qué tenía que agredirlo calificando a las personas que se le habían acercado como “oportunistas”, ”traidores antes de ganar el poder”, “ambiciosos”, “deshonestos”, “sin nervio ideológico, ni criterio ético” y a Andrés Manuel, como priista renovado y tener un partido en el que las ideas no importan y solo tiene la ambición de recoger a todos los ambiciosos” y “ganar el poder”?

Márquez en uso de su libertad de expresión pudo utilizar estos calificativos sin ningún problema los cuales fueron aplaudidos por los enemigos visibles e invisibles de López Obrador, sin embargo, cuando López Obrador le dice “fifí” o “reaccionario disfrazado de liberal”, “miembro de la mafia en el poder”, todos los intelectuales al servicio del Estado, que presumen de independientes pero viven de vender grandes proyectos a las administraciones públicas, como esKrauze, ponen el grito en el cielo porque se le ha osado decir “fifí, reaccionario” a uno de ellos. Estos intelectuales que pregonan la libertad de expresión y de réplica la quieren solamente para ellos, cuando se aplica la misma receta a sus comentarios lo viven como una amenaza a su condición de personajes que critican al estado pero viven de él.
Las aguas toman su nivel, lo que nadie esperaba a sucedido, AMLO reconoce un posible error, firma la pipa de la paz y adelante con los faroles. Las cartas están echadas. Hay todavía muchas trampas que descubrir y muchas piedras que brincar, todas ellas salpicadas de sangre de este que es uno de los sexenios más violentos que ha vivido México.

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