Cártel-22: Banderas no le faltan
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Opinión

Editorial

Cártel-22: Banderas no le faltan

 


El magisterio afiliado a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y su alfil local, el Cártel 22, marchan hoy y paran labores, para protestar contra la sobada Reforma Educativa, en apoyo a los trabajadores del sector salud y una y mil demandas. Banderas no le faltan a los mentores para dejar a los alumnos sin clases. Si no las tienen las inventan. Hace unos días tomaron como estandarte el asesinato de un maestro, que según las primeras pesquisas de la Fiscalía General del Estado, fue ultimado con un cable, pues mostraba los síntomas propios del ahorcamiento. De inmediato empezaron las especulaciones, como los boletines que emitió el Comité Ejecutivo Seccional del Cártel-22, en donde amenazan con movilizaciones y protestas en caso de que las autoridades no resuelvan el caso. Tal parece que los maestros se rigen por un estatuto de privilegios o excepción, pues lo que aquí se advierte es que la Fiscalía debe poner a trabajar a toda su estructura, como si el crimen –en sí lamentable- fuera más relevante que los muchos que se han cometido en los últimos meses y que se encuentran rezagados, precisamente porque la dependencia no tiene ni el material humano y económico para tal empresa.

Nada extraño en un gremio que anda a la caza de banderas, de víctimas y mártires qué pasear por doquier para golpear a las autoridades. Sin embargo, no siempre tienen éxito. El mejor ejemplo son los familiares de las verdaderas víctimas de Asunción Nochixtlán, de aquel 19 de junio de 2016, que han denunciado al llamado “Comité de Víctimas” (Covic), de estar lucrando con el dolor de dichas familias, para sacar ventajas económicas y políticas. En efecto, dicho Comité está ahora regenteando taxis y moto-taxis, traslapando su función de exigir justicia por la conveniencia personal o de grupo. Lo que tenemos que deplorar es que banderas no le hacen falta al magisterio mal llamado “democrático”. Siempre habrá un móvil para no trabajar y sí para chantajear. La suspensión de actividades de hoy, mucho tiene que ver con los momentos políticos que se viven en el país y la entidad. Tiene un fin electorero de manera evidente. Hay que recordar que los mentores oaxaqueños siempre han actuado como sicarios de los procesos electorales. Contra derecho inhiben el voto a través de sus clásicos mecanismos de chantaje y con ello le abonan al candidato que ha pactado impunidad con ellos.

Investigar ilícitos

 

 

El turismo ha estado en la mira de la delincuencia común. Recientemente, al menos dos camionetas de pasaje, que cubren la ruta Oaxaca-Huatulco, fueron asaltadas por sujetos que, además, ultrajaron a pasajeras. Por fortuna, tres de ellos ya fueron detenidos y vinculados a proceso, luego de ser reconocidos por sus víctimas y por pasajeros y turistas que fueron despojados de sus pertenencias. Los asaltos carreteros han devenido desde hace mucho tiempo, el botín favorito de grupos delictivos que se esconden en las comunidades por donde pasan ciertas carreteras muy transitadas, como es el caso de la que conduce al Istmo. En el tramo carretero entre San Pedro Totolapam y El Camarón, Yautepec, han vuelto los asaltos a autobuses de pasajero, al igual que en el tramo entre Tehuantepec y Juchitán de Zaragoza. Los delincuentes abordan como pasajeros, amenazan al chofer y cometen sus bajezas. Los mecanismos de seguridad que antes usaban las líneas que prestan el servicio, ya no son eficaces. La revisión que se llevaba a cabo por parte de agencias de seguridad a los pasajeros, antes de abordar las unidades, han dejado de realizarse. Incluso, hasta una cámara de video era utilizada para inhibir la comisión de ilícitos.

Sin embargo, en el tramo Huatulco-Salina Cruz se ha optado por otra modalidad, ciertamente peligrosa, como ocurrió hace unos días con un autobús turístico, proveniente de Puebla: en un poblado ubicado en ese tramo y ante el fracaso de poder abordarlo para despojar a los pasajeros de sus pertenencias, los ladrones apedrearon la unidad, destruyendo parabrisas, ventanas y afectando a los viajeros, quienes tuvieron que ser atendidos por los organismos de auxilio. Es evidente que acciones como éstas, en nada contribuyen a alentar la visita de turistas del país o el extranjero. Ya algunos países como los Estados Unidos de América nos han ubicado en ficha roja, sugiriendo a sus connacionales no viajar a Oaxaca, particularmente al Istmo de Tehuantepec. En ocasiones anteriores, ya habíamos padecido ese boicot. Durante el 2006, como mencionamos hace algunos días, las baterías de la mala publicidad se apuntaron hacia Oaxaca. Entonces era la inseguridad que propiciaban las barricadas y la violencia prohijada por organizaciones sociales y magisterio. Los organismos que se presume salvaguardan la seguridad de los oaxaqueños, deben montar a la brevedad posible, mecanismos para dar con los delincuentes y evitar que ello se convierta en una mala imagen.