Empecinamiento contra derecho
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Editorial

Empecinamiento contra derecho

 


Hoy, de nueva cuenta como desde hace un par de semana, continúa la crisis en los Servicios de Salud en el Estado. La semana pasada, con meridiana claridad el titular de la dependencia, Juan Díaz Pimentel expuso en un video difundido en medios y redes sociales, la situación real del sector. Se contrataron trabajadores de manera ilegal, habida cuenta de que no existía la disponibilidad financiera para ello. Cerca de 2 mil 300 trabajadores están hoy a punto de irse a la calle, justamente porque no hay recursos para solventar sus emolumentos, pero además, porque ya no es posible seguir desviando los recursos que deben entregarse a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, vía obligaciones fiscales, para pagar la abultadísima nómina. Aceptando sin conceder que la gran mayoría de esos trabajadores están en funciones y devengan su salario trabajando, también hay que reconocer que cerca de mil no están en la misma condición, es decir, son los comúnmente llamados “aviadores” y “comisionados”. Y muchos de ellos son parientes o incondicionales de los delegados sindicales que, en oposición al dirigente estatal de la Sección 35 del SNTSA, Mario Félix Pacheco, ahora andan armando borlote por el Istmo, la Cuenca y otras regiones del estado.

Sin embargo, el tema laboral se ha ido desviando hacia los terrenos sinuosos de la política. Ahora es la renuncia del titular de Salud lo que tienen en la mesa los inconformes, que han colapsado por completo los servicios de salud, con la consecuente afectación a miles y miles de oaxaqueños de los estratos más pobres del estado. Hospitales, centros de salud, nosocomios de especialidades y otros, han paralizado sus actividades poniendo en riesgo la vida de quienes acuden en busca de bienestar. No obstante, la realidad es cruda y debe resolverse pues de seguir como están las cosas hasta hoy, en al menos cinco años el quebranto económico que hoy es de 6 mil millones, puede alcanzar la cifra de 15 mil. No hay que olvidar que la administración de Alejandro Murat recibió los SSO con un déficit cercano a los 5 mil millones, cifra que ha crecido de manera exponencial y que ello fue propiciado no sólo por la corrupción galopante que se dio en el gobierno de Gabino Cué sino por la contratación de esos miles de trabajadores, sin respaldo financiero para pagar la nómina, que hoy están en la tablita y que, por ley, deben ser retirados de la institución.

¿Paraíso de inversiones?

En una de sus primeras presentaciones en público, el Secretario de Economía del gobierno estatal, Juan Pablo Guzmán, recientemente designado por el gobernador Alejandro Murat, afirmó ante embajadores y cónsules de México, acreditados en diversos países y capitales del mundo, que Oaxaca es un terreno propicio para las inversiones. En efecto, nuestro estado es diverso, multiétnico y pluricultural, pero tiene además una impresionante diversidad en recursos naturales. Los yacimientos de minerales son un rico filón que no ha sido posible explotar. El riquísimo potencial en energía eólico ha hecho del Istmo de Tehuantepec, una fuente segura de atracción para capitales nacionales pero, sobre todo, del extranjero. Varios países europeos, principalmente Italia, España, Francia y Alemania han mostrado interés para explotar ese rico filón de riqueza. Sin embargo, como siempre lo hemos dicho en este espacio editorial, tal parece que somos los mismos oaxaqueños quienes obstaculizamos el flujo de inversiones. La zona istmeña, no es un secreto, está permanentemente acosada por grupos, organizaciones y malvivientes de la falsa lucha social. Son los promotores de invasiones, bloqueos carreteros y atropellos a la paz pública.

Siempre ponemos de ejemplo a la empresa “Eólica del Sur”, que desde hace al menos seis años no ha podido operar, no obstante estar dispuesta a invertir la nada despreciable suma de 14 mil millones de pesos. Primero fue fastidiada en la zona de los huaves, específicamente San Dionisio del Mar. El argumento falso de que los aerogeneradores afectarían la pesca en la Barra de Santa Teresa, sorprendió a la población que una y otra vez retuvo la maquinaria. Unos cuantos manejaron a las autoridades municipales y a la población. La empresa desistió de invertir en dicha zona y se pasó su proyecto a Juchitán de Zaragoza, en donde una caterva de vivales les ha hecho vivir un infierno. He ahí el por qué, no obstante ser en efecto un paraíso de inversiones, son unos cuantos los que impiden que ello se haga realidad. Lo hemos dicho hasta el cansancio: en tanto no exista vocación política para aplicar la ley y poner por encima de intereses personales o de grupo, el bienestar colectivo, seguiremos con la fama, sin que las famosas inversiones se hagan realidad. La mano dura es lo que hace falta en Oaxaca para poder allanar el camino del desarrollo y el progreso. El diálogo sólo es un argumento superficial y falaz.