Oaxaca: Un populismo torcido
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De Paradojas y Utopías

Oaxaca: Un populismo torcido

 


1).- Apuntes sobre el populismo

Sobre este tema hay una extensa bibliografía. Desde los creadores del Naródnaya Volia –la voluntad del pueblo- en Rusia, en las postrimerías del Siglo XIX, hasta los naródnik en el XX y sus resabios en algunos países de Latinoamérica, que bien han estudiado Ernesto Laclau, Aníbal Quijano y otros más. En sus orígenes fue un movimiento rural, enraizado en los campesinos. La tendencia era –y es- “una política para atraerse a las clases populares”. Hoy, dicha filosofía ha caído en la vulgaridad. Las bondades de la internet nos ubican algunos rasgos que se encuentran presentes en los movimientos llamados populistas: “rechazo a los profesionales de la política; desconfianza en las instituciones públicas existentes; diálogo directo entre la dirección del movimiento y la base social; fuerte movilización y participación; retórica nacionalista y liderazgo caudillista”.
En el caso de México, falta la postura mesiánica, que Michel Foucault ubica en sus estudios, como la enfermedad del poder, la paranoia o una obsesión enfermiza. Isaiah Berlin, uno de sus críticos más destacados afirma que las ideas del populismo ruso se difundieron en Europa, “como doctrinas seculares, teóricas y abstractas, que devinieron creencias vehementes, sectarias, casi religiosas… lo cual lo convirtió en un movimiento explosivo”. (El sentido de la realidad. Sobre las ideas y su historia, Taurus, Madrid, 1996, pp. 284-285). Más aún: “Para construir las condiciones para un verdadero gobierno popular –dice uno de los ideólogos de AMLO- no podemos limitar nuestros esfuerzos exclusivamente a la vía institucional… tenemos que imaginar nuevos escenarios para la gestión del poder”. Es decir, demoler las instituciones. (John M. Ackerman, El mito de la transición democrática, Planeta, México, 2015, pp. 270-271)

2).- Populismo y demagogia

¿Por qué el movimiento que encabeza el candidato de “Juntos hacemos historia”, Andrés Manuel López Obrador, ha permeado en ciertos sectores sociales y comunidades oaxaqueñas? Es simple. Porque ahí ha encontrado terreno fértil la demagogia populista: “nosotros somos del pueblo”, “estamos con nuestros hermanos jodidos”, “con los del color de la tierra”, “los explotados”, “los sufridos”, “los ofendidos del gobierno neoliberal”. Empero, los mismos que encabezan el movimiento en Oaxaca son unos farsantes. Vividores que no trabajan. Como AMLO. Salomón Jara le sirvió al gobierno de Gabino Cué que, con la bandera populista, desfondó el erario público; jamás emprendió una política a favor de los pobres y nunca enarboló sus causas. El mismo Jara fue acusado de peculado. Y AMLO se decepcionó de su seguidor más distinguido: Cué.

El populismo oaxaqueño ha sido una especie atípica, aldeana, sui generis. Los cabecillas de las organizaciones sociales y adláteres viven como reyes; alargan la mano para recibir la dádiva gubernamental; emulan a los funcionarios corruptos, pero ante las comunidades y seguidores se asumen líderes carismáticos, héroes o víctimas. Le apuestan al atraso, a la ignorancia, al rezago, porque de cambiar el estado de cosas pierden el negocio. La industria más rentable en Oaxaca es la falsa lucha social. El chantaje: el método más eficaz de enriquecerse con el menor esfuerzo. No dudemos que Flavio Sosa, dirigente de COMUNA le levante la mano hoy a AMLO, como se la levantó a Fox en 2000. La incongruencia y la inconsistencia ideológica permean.

3).- Radicales, vaquetones y lavadores de lana

En su afán de lograr votos, el proselitismo de MORENA ha ido pepenando lastres. ¿En realidad creen sus operadores que el Cártel-22 se la jugará con AMLO y MORENA? Por supuesto que no. “Pelones”, “Pozoleros” y demás fauna, sólo quieren mantener su nicho de confort. Son oportunistas y sicarios de la falsa lucha social. En 2010 le apostaron a Cué. Por eso se rasgaron las vestiduras cuando éste les dio la vuelta al recuperar el IEEPO el 21 de julio de 2015. El Movimiento Democrático de los Trabajadores de la Educación (MDTEO), desde hace mucho perdió su base social de apoyo. Ya nadie lo pela. No aporta más votos que los de las células de despistados que tiene distribuidas en el estado. Hay que ver a sus dirigentes pidiendo a diario la interlocución con el gobernador Alejandro Murat. No pueden vivir sin la dádiva, sin el embute debajo de la mesa, sin la limosna a espaldas de sus bases, aunque luego lleguen ante ellas a hacer auto de fe de su asambleísmo populista, para consensuar sus atropellos al pueblo, cuyas causas dicen defender.

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:
-Aunque hay que ponderar la decisión presidencial de asignarle a un oaxaqueño, Eviel Pérez Magaña, la alta responsabilidad de la política social, es de lamentar que el cargo sea tan efímero: sólo 10 meses. ¿Ello implica el retorno de los leales al régimen ulisista a Oaxaca? Lo dudo.

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