Dominación y neoliberalismo
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Dominación y neoliberalismo

 


Hace unas semanas leí un artículo en el periódico español El País, escrito por Byung-Chul Han, quien nos dice porqué“hoy no es posible hacer una revolución” y trata de explicar la gran estabilidad del sistema neoliberal y el funcionamiento de los actuales mecanismos del poder que implican un modelo de dominación. Muchas veces me sorprende porque hay tan poca resistencia a los mecanismos de dominación del sistema, a las enajenaciones que nos hacen los organismos financieros, al control que tienen sobre nuestros gastos e ingresos. Veo a millones de trabajadores que tienen una herencia proletaria y luchadora y se han convertido en dóciles piezas estratégicas del modelo económico: venden su fuerza de trabajo, son sumisos y no reparan en los modelos de dominación, que les aplican los dueños del capital y que antes se llamaba explotación.

Lo mismo pasa con los intelectuales, son captados por los grandes capitales, seducidos por el poder, por el dinero, por el ofrecimiento de cursos en universidades de prestigio, por cobros en dólares, por publicaciones de libros y pagos de investigaciones y olvidando el compromiso social que tiene esa clase privilegiada venden su alma al diablo.

En la época en que Margaret Thatcher y Ronald Reagan, empezaron a imponer el modelo neoliberal, lo primero que hicieron fue combatir en forma agresiva a los sindicatos y a los grupos disidentes, aquí en México se acabó con la lucha sindical, los órganos del proletariado más combativos fueron captados o liquidados, como el sindicato de Mexicana de Aviación y el Mexicano de Electricistas, fueron años de larga lucha para acabar con toda la resistencia y el apoyo a las luchas populares que habían surgido al amparo de la revolución cubana cuando llegó al poder Fidel Castro y en Sudamérica estallaron una serie de guerrillas revolucionarias.

¿Qué ha pasado en estos 30 años? ¿Qué mecanismo utilizó el modelo neoliberal para que se acabara la protesta y desaparecieran las inquietudes? Según Chul Han el poder que mantiene y estabiliza el sistema neoliberal ya no es represor, sino seductor. Ha desaparecido la lucha de clases como tal y el neoliberalismo ha logrado convertir a millones de trabajadores antes oprimidos y explotados en empleadores de sí mismo, mini empresarios. Aquí Vicente Fox hablaba de que cada familia tuviera un changarro, para que cada trabajador se explotara a sí mismo, en su propia empresa de manera que amo y esclavo, explotador y explotado son una misma persona. La lucha de clases se convierte en una lucha interna consigo mismo; el que fracasa no tiene a quien culpar. Sólo tiene como salida su auto castigo.

Lo más importante que ha hecho el poder neoliberal para estabilizar a la sociedad y dominar principalmente a la clase trabajadora, es que se hace invisible e inatacable, no hay patrones crueles y despiadados, los trabajadores no son ni siquiera conscientes de que son sometidos, lo más grave, se cree un hombre libre porque tiene en el mercado diversas opciones.

Por otra parte el neoliberalismo tiene en los organismos internacionales financieros: Banco Mundial, FMI, un paliativo para evitar las protestas y revoluciones, cuando los países están en crisis por su situación económica llegan estos organismos conceden créditos a sus gobiernos e imponen la agenda liberal. En muchos casos aconsejan la violencia contra las propuestas de la clase trabajadora. En poco tiempo apenas y hay resistencia y predomina un gran conformismo y consenso, aumentan las depresiones y suicidios, el ciudadano medio emplea la violencia contra sí mismo. Los medios electrónicos televisión, redes sociales, cine, electrónica ha jugado un papel fundamental en este proceso.

Hoy el grito de “proletarios del mundo unidos” ha desaparecido, no hay ninguna organización interconectada y ninguna corriente de pensamiento que haga una llamada a los grupos trabajadores para que protesten por el modelo de dominación implantado, e inicien una revolución regional o nacional. Por el contrario encontramos la soledad del empleado y el autoempleado aislado, separado, compitiendo todos contra todos dentro de la misma empresa, la competencia total destruye la solidaridad y el sentido de comunidad y aunque aumenta la productividad no se forma una masa revolucionaria con individuos agotados y depresivos.

Dentro de este panorama global impuesto por el neoliberalismo vemos algunos grupos de países convulsionados internamente, pero no políticamente, buscan solamente beneficios económicos y son luchas por el poder, por mercados, por influir económicamente en ciertas zonas, porque no se dejen de producir estupefacientes, por los mercados callejeros de narcotraficantes y consumidores, por los presupuestos estatales y nacionales que aprovechan la impunidad con que se puede vivir en nuestros países, aunque se rompan todas las reglas jurídicas y sociales.

México tenía una revolución social cada 100 años, ahora hemos cumplido ya 100 años del último movimiento armado que costo diez millones de personas y no veo a nadie, ni a Andrés Manuel López Obrador, que lo acusan de todo, que quiera romper el orden social establecido. Sin embargo el país vive los estragos de una revolución, tenemos más de seiscientos mil muertos, hay más armas en la calle y en manos de bandas de narcotraficantes que en todo el Ejército Mexicano, el gobierno de la república y los gobiernos de los estados no controlan grandes partes de su territorio y las cifras de violencia, muertos y daños colaterales es infinita. Algunas de las instituciones que fueron diseñadas para representar a los ciudadanos y dilucidar los conflictos entre ciudadanos y condiciones políticas han desaparecido, o se han convertido en meras agencias de colocaciones donde todos tratan de entrar sin saber ni la ideología, ni los objetivos. Por otra parte y como consecuencia de esa despolitización los llamados partidos políticos que se han convertido en agencias de colocaciones, tienen un gran letrero que afirma: se recibe cascajo. En esa forma los grupos políticos integrados por filibusteros, traidores, hombres sin ideología, asaltantes del erario público, van en busca del poder por el poder, del dinero por el dinero, y los partidos, están tan necesitados de cuadros y posibles votos que los aceptan.

Lo que estamos viviendo en una revolución, sin lucha armada, es más profunda porque cambia nuestra forma de vida y sufre tantas transformaciones que en 24 horas tenemos otro país y nosotros somos otros. ¿Quién dirige estos cambios?,¿quién le dijo a Peña Nieto que hiciera las reformas estructurales?, ¿quién le dijo Ernesto Zedillo y a Carlos Salinas de Gortari que iniciaran el cambio de modelo económico? Estos personajes fueron adoctrinados, imbuidos de un pensamiento económico llamada neoliberalismo en la universidad de Harvard que nos ha conducido a este exceso de libertades y pasiones y a esta nueva revolución sin armas. Habrá que estar atentos porque estamos en el nacimiento del México del siglo XXI. Nos estemos debatiendo en un parto doloroso, ensangrentado con imprevistos que se transforman en muertes y violencias, creo que de esta gran convulsión, después de las elecciones, del rompimiento del Tratado de Libre Comercio, de la explosión que tiene la inflación y el precio del dólar, nazca una nueva nación más justa y equitativa.

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