Ahí están el dinosaurio y el tiranosaurio
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Debates y Deslindes

Ahí están el dinosaurio y el tiranosaurio

 


Bombardeado por los procesos electorales y preocupado por el estado de la democracia mexicana y la forma como se realizan las elecciones, releí algunos pasajes de “La sombra del Caudillo” de don Martin Luis Guzmán, donde relata uno de los procesos electorales post revolucionario. Axkana González es el personaje que nos lleva de la mano por ese mundo que había arrancado, con una revolución y un millón de muertos: el poder a la oligarquía porfirista y había instalado una élite sonorense en Palacio Nacional.

Desgraciadamente la lectura de esos capítulos resultan un prontuario de la barbarie, mentira y violencia electoral, que vemos repetidos en esta época. Las amenazas, recordemos las cabezas de puerco tirada frente a las oficinas de Morena en el estado de México; la compra de votos de los partidos mayoritarios; los acarreos; la rotura de paquetes y las boletas que aparecen en algunas localidades tiradas en la basura y todos esos símbolos que manifiestan una democracia llena de adjetivos, subdesarrollada e imperfecta.

Desde esa época se mantiene un marcado abstencionismo y una disputa violenta por el poder que no respeta ningún código de honor. Pensamos que el desarrollo tecnológico va aparejado al desarrollo moral social y cultural de la sociedad y no es cierto, las neuronas no han avanzado y el hombre sigue siendo tan primitivo como era Adán, que se comió una manzana. Ahora los políticos han adoptado la frase nada feliz de un presidente borracho y ocurrente, Felipe Calderón y “haiga sido, como haiga sido”, ya hay nuevos gobernantes y representantes populares, lo mismo afirman que tratándose del poder: el dinero es lo más barato.

Protagonistas de la Literatura Mexicana

Hay libros que en cualquier página que uno los abre encierran una lección y un conocimiento importante. Eso me pasa con el libro:”Protagonistas de la Literatura Mexicana”, del extraordinario maestro, historiador, escritor, critico, literario y amigo Emmanuel Carballo, que publico Alfaguara. Conocí a Emmanuel cuando queríamos publicar Armando Salgado y yo una extraordinaria colección de fotografías que había tomado Armando de la guerrilla de Lucio cabañas. Lo busqué en su editorial y me explicó las razones de no hacerlo. Más tarde organicé en Coahuila un curso para escritores con la SOGEM, que presidia en ese tiempo José María Fernández Unsaín, un argentino de casi dos metros de estatura física, que tenía la pasión por divulgar la literatura.

SOGEM había diseñado un curso de tres meses donde sintetizaba las enseñanzas básicas que se impartían en su escuela. Uno de los maestros fue Emmanuel Carballo y fue uno de los regalos más bellos que he recibido en la vida. Enmanuel era un caballero jalisciense, dueño y heredero de las mejores virtudes de los personas de su tierra. Gentil, amable, con sentido del humor y un pozo de sabiduría histórica y literaria.

Su libro es un texto envidiable. Nos dice en su cuarta de forros: “Es un libro con ciencia y paciencia, ciencia por lo que toca a sus propósitos que rigieron en mi trabajo: para realizar cada uno de los diálogos leí y releí las obras completas e todos los autores, consulte la bibliografía indirecta que se ocupa de ellos y me esmeré en conocer la generación a la que pertenecen. Paciencia, porque dediqué muchas horas a descubrir sus caracteres, a vencer sus reticencias y a propiciar sus confesiones, por dolorosas que éstas fueran. Primero como idea y luego como tarea en proceso de realización este libro quiso ser, y creo que lo conseguí, una historia de la literatura mexicana del siglo XX contada por casi todos los protagonistas más destacados”. Claro que lo conseguiste Emmanuel. Es un libro completo y bellísimo, extraordinariamente bien escrito, lleno de datos importantes de los escritores mexicanos que en este mundo audiovisual hemos olvidado.

Ahí están de carne y hueso, casi descarnados José Vasconcelos, el más ilustre de los oaxaqueños, Genaro Fernández Mcgregor, que yo no sabía que existía, Martín Luis Guzmán, Alfonso Reyes, Julio Torri, Artemio del Valle Arizpe, Octavio G. Barreda, Carlos Pellicer, José Gorostiza, Jaime Torres Bodet, Salvador Novo, Rafael F. Muñoz, otro que no conocía, NellieCampobello, Agustín Yánez, Mauricio Magdaleno, Ramón Rubín, Octavio Paz, nuestro premio Nobel, Elena Garro, su detractora, Juan Rulfo, el del centenario de este año; Juan José Arreola, Rosario Castellanos, que es una de las pocas que se salvan y Carlos Fuentes. Conocí a don Martin Luis Guzmán, a Carlos Pellicer, a Novo, y a la mayoría de los autores de la revolución y post revolución, a los que Emmanuel llama los Nuevos maestros. A casi todos en mis andanzas de periodista tuve oportunidad de tratarlos. Sin embargo hoy el libro de Emmanuel me los ha traído a la memoria y hecho más cercanos. Esa es la gran virtud de Emmanuel Carballo, hacerlo sentir a uno cercano al ser humano y sobre todo a esta estirpe maravillosa que tiene el don de saber escribir.