El relevo
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El relevo

 


El relevo en la Secretaría de Salud era inminente. La profunda crisis por la que atraviesa obligó al gobierno de Alejandro Murat a tres relevos en solo un año y operaciones de emergencia. Para buscar el rescate de esta institución que, de acuerdo a los últimos diagnósticos, padece cáncer en fase terminal y requiere de una intervención urgente, designan al galeno Juan Díaz Pimentel.
El gran saqueo durante el “Gabinato” operado por el hoy convicto Germán Tenorio Vasconcelos y el “poder tras el trono” Jorge Castillo, convirtió esta Secretaría en una verdadera “Cueva de Alí Babá”. En esto quedó convertida la SSO durante el gobierno del saqueo. Al iniciar la administración Murat, se torna en una especie de devoradora de mujeres y hombres. Se engulló, primero, a doña Gabriela Velázquez Rosas, una profesional de la medicina, mujer bien intencionada pero bisoña en cuestiones políticas. El sindicalismo corrupto hasta los huesos, las secuelas de la gran corrupción que llegó a la cima con el asesinato del administrador Rafael Pérez Gavilán, terminaron por fastidiarla. Renunció agobiada por tanta podredumbre en una institución creada, paradójicamente, para la salud.
El segundo remplazo fue el economista Celestino Alonso Álvarez, un funcionario con fama de honesto, cualidad muy rara entre los políticos de hoy. Al llegar a la SSO literalmente se apanicó. Se sorprendió al conocer las sumas multimillonarias del dinero desviado de los presupuestos del Seguro Popular. La corrupción en los procesos de compra de medicinas y equipo por parte de su director Salvador Monroy Rodríguez y del principal proveedor Juan José Álvarez Candiani, lo acongojaron. Igual sucedió cuando conoció el robo hormiga de medicamentos y equipo en los hospitales y la inmensa obesidad de la burocracia. Más de 18 mil trabajadores, en su inmensa mayoría administrativos ante una fuerza de médicos, enfermeras y técnicos bastante disminuida. Un sindicato voraz cuyos dirigentes en confabulación con anteriores funcionarios, inflaron sobremanera la nómina. Esta triste realidad apagó los ánimos de Celestino. Me dicen que la expresión más cínica del sindicalismo pervertido de la SSO, la sección 35 y demás subsecciones, fue la huelga de cuatro días. Resulta que el dirigente Alberto Vázquez Sangermán, para quedar bien con sus agremiados, pidió 10 mil pesos en efectivo para cada uno en lugar de uniformes de trabajo que la Secretaría ya había licitado y comprado en una negociación avalada por los mismos líderes sindicales.

“Desorden y desaseo”

Tal corrupción la confirmó el gobernador Alejandro Murat, ayer. Antes de tomar protesta a Díaz Pimentel, mencionó que la Secretaría de Salud “fue recibida de manera desordenada y desaseada” y con un gran desabasto de medicinas.
En estas condiciones se da el tercer relevo. Llega el médico Juan Díaz Pimentel quien ocupa el cargo por tercera ocasión lo que le ha permitido abrevar experiencia en cuestiones de salud pública.
Al tomar posesión presumió y advirtió. Dijo que en su segunda permanencia como titular de la SSO lograron la vacunación del cien por ciento de la población infantil. Esto alcanza mérito si lo comparamos con la actitud criminal de Gabino Cué y Germán Tenorio que no pagaron a los proveedores de vacunas y la niñez oaxaqueña no recibió este tratamiento preventivo.
En mi entrega del 5 de abril del año pasado, así lo dije: estos políticos patibularios señalados por el robo del presupuesto de la SSO que debería haber servido para cuidar la salud de los oaxaqueños, tendrán que ser enjuiciados más temprano que tarde. Son responsables de doble crimen de lesa humanidad.
Aunque el Seguro Popular para Oaxaca destinó dos mil 400 millones de pesos (en el 2016), dicen que “por falta de dinero” dejan sin vacunar a 636 mil niños oaxaqueños. Esta es una acción criminal porque al romperse el ciclo de vacunación, en los menores pueden desatarse epidemias de muchas enfermedades.
El inmenso presupuesto de Seguro Popular -2 mil 400 millones de pesos- el más alto de su historia para Oaxaca, paradójicamente mantiene sumida la salud pública en los índices más riesgosos y de más alta mortalidad. Para mayor sorna. Después de que se fueron los protegidos de Gerardo Gutiérrez, el presupuesto del Seguro Popular, estuvo en el último año del “gabinato” en manos de la “honestidad valiente” de AMLO con su personero Rogelio Hernández Cázares, pero la mayor parte no se invirtió en la salud de los oaxaqueños ¿A dónde se desvió? Solo ellos lo saben.
La Tercera Semana de Vacunación 2015 en Oaxaca de la Secretaría de Salud, se pospuso. La cancelación de esta actividad que debió realizarse en octubre es incomprensible, pues los recursos los envió la federación, más de 176 millones de pesos.
Entre este torbellino de perversidades llega Díaz Pimentel como titular de la SSO. Está catalogado como un político “duro” pero con experiencia y decidido. El mismo gobernador lo presentó como un político “con capacidad probada en el servicio público y compromiso con Oaxaca”. Veremos.
A manera de advertencia, Juan Díaz explicó cuál será la tónica de trabajo con los empleados. “Será -dijo- una relación de respeto con las instancias sindicales; mi compromiso es no dañar las condiciones generales de trabajo ni un milímetro, pero tampoco conceder ni un milímetro más de lo que las mismas condiciones marcan y en negociaciones transparentes y una administración clara”.
Tarea difícil y riesgosa. El nuevo secretario de salud lo sabe.

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