AMH: Las carreteras van
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Opinión

Editorial

AMH: Las carreteras van

 


El tema de las carreteras a la Costa y al Istmo de Tehuantepec ha devenido en el imaginario colectivo, una mentira constante. Hoy se dice que en breve se reiniciarán los trabajos, mañana se dice lo contrario. Asemeja la mitológica Tela de Penélope: nunca se terminan. Lo que advertimos como grave es que el gobierno de Enrique Peña Nieto, con el que esta administración estatal ha establecido una buena coordinación, concluye en poco menos de once meses, lo que hace que dichos proyectos, que se vienen perfilando desde hace años, sigan como un sueño. Sin embargo, la declaración del gobernador Alejandro Murat, en el sentido de que este año reinician los trabajos nos llena de optimismo. Y es que si mal no recordamos, la vía al Istmo tiene al menos 18 años de haberse iniciado, sin que se haya concluido. Sólo se ha entregado en tramos: uno de 28 kilómetros, de la desviación a la Villa de Mitla a Albarradas y la otra, de casi 40 kilómetros, de Santiago Lachiguiri al entronque con Santo Domingo Tehuantepec. Estamos ante el caso inédito de una obra que pese a los años que tiene de haberse iniciado, no es concluida para cumplir con su cometido. La vía a la Costa, tiene una parte también ya terminada: la que va de la capital oaxaqueña a Barranca Larga, distrito de Ejutla de Crespo. Pero la terminación del tramo de Barranca Larga-Ventanilla, en la costa del Océano Pacífico, es aún incierta. Esperamos que el ofrecimiento del ejecutivo estatal se concrete.

El pueblo oaxaqueño, no sólo los istmeños y costeños, esperan que el gobernador Alejandro Murat agilice las gestiones para que dichas obras –o al menos una- puedan ya concluirse. Es un verdadero reto a la imaginación que se haya declarado durante el mes de diciembre a Salina Cruz, como Zona Económica Especial, susceptible de recibir una inversión estimada en al menos 16 mil millones de dólares, pero que no haya una vía carretera en buenas condiciones, salvo la 190, sinuosa, accidentada, en donde circulan trailers de doble remolque que, pese a las constantes protestas de automovilistas que viajan por la misma, lo siguen haciendo, ocasionado irreparables pérdidas de tiempo. Insistimos: los oaxaqueños estamos hartos de promesas incumplidas. El asunto de las vías carreteras al Istmo y a la Costa tiene que terminarse para darle al pueblo una satisfacción. Que no se convierta en sueños guajiros o promesas incumplidas. Hay que destrabar los nudos. Y ello corresponde al gobernador Murat Hinojosa.

 

Lenta reconstrucción

 

Durante al menos dos meses, luego de los sismos del 7 y 23 de septiembre que devastaron la región del Istmo de Tehuantepec, tanto funcionarios federales como estatales se mantuvieron en dicha zona, apoyando a las comunidades afectadas. Los daños fueron brutales como todo mundo sabe. Juchitán de Zaragoza y Asunción Ixtaltepec quedaron totalmente devastados. Las casas derruidas se cuentan por miles, al igual que en al menos una cuarentena de municipios más. Las giras del presidente de la República, Enrique Peña Nieto, fueron constantes, para verificar la magnitud de los daños ocasionados por los siniestros y el flujo del apoyo gubernamental, toda vez que el de la sociedad civil fue más que evidente. En el ínterin se dieron anomalías, irregularidades y hasta corruptelas. Incapacidad de algunos funcionarios para atender con prontitud la situación, como el caso del ex titular de la Coordinación Estatal de Protección Civil (CEPCO), Amando Bohórquez Reyes, que fue despedido luego del primer siniestro o de algunos malos servidores públicos que, como buitres, quisieron aprovecharse de la tragedia para llevar agua a su molino político o económico. La situación de la clonación de las tarjetas de BANSEFI, cuestión que las autoridades policiales no han acabado de investigar, hizo más patética la situación de nuestros paisanos damnificados en el Istmo.

Lo grave es que pareciera que los mismos han sido dejados a su suerte y que al desaparecer la situación de emergencia, no obstante la constante actividad sísmica en la zona, cada uno tendrá que vérsela por sus propios medios. Sin duda, la presencia del ejecutivo estatal, Alejandro Murat y de su gabinete, debe seguir manteniéndose para dar ánimos y verificar que la lenta y onerosa reconstrucción se realice sin mayor dilación. Según algunos medios de comunicación nacionales, el porcentaje de casas reconstruidas es mínimo respecto al número de viviendas colapsadas. Hay edificios escolares en toda la zona istmeña que no han sido objeto de reparación o rehabilitación, además de centros de salud y otros que fueron afectados por los sismos. Es más, hay quienes sugieren que se designe una comisión o comité interinstitucional para verificar las tareas de reconstrucción. No obstante los recursos que se dice otorgaron a la Secretaría de Cultura del gobierno federal para el rescate y rehabilitación del patrimonio cultural, ahí están los templos históricos del Istmo sin recibir las bondades presupuestales.