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El PRI tiene militantes y activistas buenos, regulares y malos pero todos, en el momento de las campañas, muestran sus ansias de escalar alguna posición. Es normal. Lo paradójico es que el PRI los desaire. Estamos en plenas precampañas y en Oaxaca, el dirigente estatal de este partido, Germán Espinoza, se desentiende totalmente. Me dicen que, dada la gran pasividad del tricolor en un año electoral, su relevo está en puerta. Por lo pronto, otros funcionarios han entrado al rescate. Están cabildeando con los que se sienten ignorados.
Además de la gran pifia por la fallida elección en el sindicato de burócratas que manoseó grotescamente junto con Juan Rosas, Germán ni se inmutó ante la anunciada fuga de dos militantes importantes aunque muy discutidos. Me refiero a “El Chuky” Jorge Franco y a Manuel García Corpus. Dos priistas que por su trayectoria partidista y en puestos de elección -ambos han sido Secretario de Gobierno, la posición política más importante después del gobernador- han acumulado capital político muy considerable. Son poseedores de información obtenida desde las entrañas del gobierno y del PRI, sobre todo en cuestiones de mapachería electoral.
Por lo mismo, son pieza clave del sistema. No es fortuito que, según los trascendidos, el partido Morena, de inmediato, les haya echado sus redes.
Aunque la dirigente estatal del Morena, Nancy Ortiz, desmintió públicamente el arribo de Jorge Franco a la cúpula morenista sin tocar baranda, el silencio del susodicho, lo mismo que de García Corpus, hacen creer lo contrario.
Ayer revelé que la intención del dueño del Morena, es lanzar a Franco como candidato a la presidencia municipal de la capital oaxaqueña ¿Qué el magisterio no lo va a permitir? Es mera suposición. López Obrador es dueño del Morena y sus decisiones son indiscutibles.
Con la misma facilidad con que hizo alianza con el partido conservador cristiano PES, aun con la protesta de mujeres liberales, e hizo a un lado el mérito de la militancia para imponer a Susana Harp como candidata al Senado, hará a un lado a los profes ilusos que creen que el Morena es diferente en la repudiada partidocracia.

Aguas negras, mina de oro

Ver los ríos Atoyac, Salado y otros afluentes que atraviesan nuestra ciudad, convertidos en canal de aguas negras, como signo de destrucción de la humanidad, nos lleva a condenar la rapacidad y actitud inhumana de funcionarios de la Comisión del Agua, nacional y estatal. Tuvieron en sus manos ríos de dinero para tratar las aguas residuales pero incumplieron.
En la sospecha están Rolando García Varela y Julián Ríos Ángeles. El primero fue titular de la comisión estatal del agua igual que el segundo pero este también fue representante de la Comisión nacional. Hoy, como titular de la CEA, está Benjamín Hernández Ramírez cuya improvisación en cuestiones hidráulicas, se nota. No gestionó recursos ni hizo obra importante alguna en el primer año del gobierno del “cambio generacional”.
En mi entrega del pasado 17 di a conocer aquí una denuncia en la que un lector daba detalles del tráfico de influencia del ex senador y hoy subsecretario de Sedesol, Eviel Pérez Magaña, para privatizar la presa “Rompepicos” sobre el Río San Felipe, en el norte de nuestra capital. La investigación derivó en el cese de Rubén Ríos Ángeles como gerente regional de Conagua. Estaba implicado.
No fue el único caso de abuso de poder de este veterano panista que durante muchos años se ha movido entre puestos relevantes, tanto en la Comisión nacional del agua como en la Comisión estatal (Cea). En muchas ocasiones ha sido señalado responsable por diversas obras inconclusas pero pagadas, como las plantas de tratamiento de aguas residuales que, hasta la fecha, no funcionan.
El abogado Jesús Matías Hernández, lector de este espacio, fue el primero en alertar sobre el tráfico de influencias y uno más de los casos de corrupción de este tipo de funcionarios.
El citado abogado interpuso el amparo 1230/2016 ante el juez quinto de distrito en contra de la Comisión Nacional del Agua, cuyo representante en Oaxaca, puede tener responsabilidad por la enajenación de una obra federal en el lecho de aguas nacionales como es el Río de San Felipe. Rubén Ríos solo fue cesado pero aún no le fincan responsabilidad de acuerdo a la información de algunos ambientalistas.
Los primeros dos, igual que Rubén Dehesa en el gobierno de Ulises, están bajo sospecha por las caducas plantas de tratamiento que construyeron.
Despierta mayor recelo Rubén Ríos. Como representante de la Conagua fue denunciado por complicidad en el intento de privatizar la presa “Rompepicos” en San Felipe del Agua.
En los alegatos jurídicos descubrieron tráfico de influencia del senador Eviel Pérez en la intención de apoderarse del dique.

Plantas fraudulentas

Los yerros se inician en el 2009 cuando la CNA y la CEA entregan la planta de tratamiento de aguas residuales de San Juan Bautista La Raya que, finalmente no sirvió. La inauguró el entonces presidente Felipe Calderón. Aunque reportaron una inversión de 170 millones de pesos, solo funcionó unos días. La empresa Iessus y su corporativo Clara, con oficinas en Cuernavaca, fueron los constructores de esta planta fraudulenta.
Fue proyectada como salvación del Río Atoyac dado que, supuestamente limpiaría aguas residuales de una docena de municipios conurbados a la capital.
No obstante el historial de la constructora, el panista Rolando García Varela director de la CEA en el gobierno rapaz de Gabino, entregó a la misma empresa otros 15 millones de pesos, para la operación y mantenimiento de la misma planta. En diciembre del mismo año reporta que entregó a la misma constructora 15 millones de pesos más.
Es la hora en que nadie investiga a empresas y funcionarios tan venales. Como breve referencia del gran saqueo de dinero público con el pretexto de limpiar nuestros ríos, entre los años 2011 y 2015 se invirtieron 257 millones 764 mil pesos. Supuestamente construyeron 139 plantas de las cuales apenas unas diez medio funcionan.
En noviembre de 2014, el cuestionado Rubén Ríos puso en marcha la planta de tratamiento de aguas negras en Tuxtepec. Presumía que era la segunda más grande de la entidad para tratar 220 litros por segundo. “Vamos a salvar el Río” (Papaloapam), presumía. La constructora Iessus se llevó 64 millones, la obra inservible está en Tuxtepec como monumento a la corrupción.

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