La raíz de las regiones en la Guelaguetza
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La raíz de las regiones en la Guelaguetza

 


Las mentiras, los fracasos y las caídas siempre dejan una enseñanza, tienen un lado positivo y una verdad que tarde o temprano se va a descubrir, en este caso documentalmente.

Sin olvidar, por supuesto, que errar es propio de los humanos y que lo que debemos buscar los oaxaqueños son los puntos de contacto que nos unan.
La historia ya está escrita, documentada y publicada, esto es incuestionable; en gran parte es conocida, y algunos pensadores que no somos historiadores ni antropólogos que la estudiamos, muy pocos por cierto, nos atrevemos a dar a conocer la parte de verdad oculta, ya escrita, que vamos encontrando.

La mayoría únicamente repite, en un afán protagónico, lo que la mayoría conoce y quiere escuchar, y porque, además, no les causa ninguna responsabilidad, con todos quedan bien; no los compromete, los mantiene en su zona de confort y en verdad la historia nunca les ha interesado.
Esto me hace pensar que la ignorancia es la madre de la soberbia si por soberbia entendemos a una persona altanera, arrogante, jactanciosa, que hace alarde de lo que no es, que se alaba, que presume.

Me contó una amiga antropóloga que un joven estudioso de la historia de Oaxaca le comentaba a un historiador famoso, y soberbio, que iba a escribir y a publicar algo sobre la historia de Oaxaca y éste le contestó: “pero de qué vas a escribir de historia de Oaxaca si ya todo lo escribí yo”. Resulta que 85 años después sabemos que ni siquiera leyó la Cédula Real de la supuesta fundación de Antequera. Es de Antequera y no de Oaxaca; menos la comprendió y entendió y así vendió la idea que 85 años después vinimos cargando.

Claro que, si sumo la edad de mi bisabuelo político, la de mi abuelo, la de mi padre político y la mía, pues sí, podemos hacer creer a la mayoría que mi hermano, no yo, cumple 400 años.

Lo positivo: en este momento, 10 de junio de 2017, en que los oaxaqueños atravesamos por una crisis económica crónica, provocada por una casta divina, privilegiada y apoyada.

En un intento de salvación debemos invocar a nuestros abuelos que, en 1932, sentaron las bases de lo que debe ser el estado de Oaxaca al celebrar, con la aclaración personal arriba citada, el IV Centenario de la exaltación de Antequera, ciudad española, a categoría de ciudad.

…una grande y solemne fiesta popular, oaxaqueña. Fiesta de luz, fiesta de color, fiesta de fraternidad y regocijo que con el nombre de Homenaje Racial, que se celebraría en la tarde del 25 de abril de 1932. El Mercurio, 20 de diciembre de 1931.

Hasta esta fecha, 25 de abril de 1932, no participaba ninguna delegación. Rosas Solaegui, 1978, p. 107, cuenta qué: “Era una fiesta casera, sin que tomara parte en ella, ninguna otra región del Estado, más que los habitantes de su capital y sus pueblitos o agencias aledaños. No había turismo exprofeso y menos extranjero; venían eso si muchos oaxaqueños residenciados en la capital del país y en otros lugares de la República a gozar con sus dos lunes.

La fiesta era en la tarde y no en la mañana, pero desde temprana hora, muchas familias especialmente de la clase media, desde las 7 emprendían la marcha para el Fortín, a pie, llevando viandas para almorzar a la usanza de nuestros antepasados, como atole de granillo, chocolate de agua o de leche, tamales de mole, de frijol, de dulce, y de chepil con su salcita con gusanitos de maguey; ricas tortillas “clayudas” embarradas de asiento, sin faltar los chapulines, las hojaldritas y las tortitas tostadas de harina cafecita, que tanto se han escaseado hoy en día. Se desayunaba en pleno campo.”

Asistieron por primera vez a rendir homenaje a Oaxaca, con lo más simbólico y significativamente representadas vistiendo sus mejores galas, con sus atributos más preciados y más genuinos, en son de espléndido agasajo, llevando cada región regalos y homenaje para ofrecerlos a Oaxaca, la perla del Sur, que vive su vida típica y generosa, las siguientes siete regiones del Estado, 1.- Región Mixe, 2.- La Sierra, 3.- La Costa, 4.- El Valle, 5.- La Mixteca, 6.- La Cañada y 7.- El Istmo. Iturribarría, 1992, p. 243 – 245. En representación de Oaxaca, recibió el homenaje la Señorita Oaxaca, Margarita Santaella.

Estas siete regiones llegaron presididas, cada una, por dos ancianos venerables que portaban, entre ambos, el bastón con lazos azules, símbolo de la autoridad suprema de su región. Frente a la Señorita Oaxaca entregaron su bastón de mando. El emblema de la suprema aspiración de cada región fue el silabario.

Los mixes, el más alto símbolo de la libertad. Estos indios jamás tuvieron en sus pies el grillete ni llevaban sobre sus espaldas la seña infame de la esclavitud. Trajeron matas de café, begonias, helechos a profusión y canastos de fruta.

Para preparar la fiesta se nombró un Comité Organizador de los Festejos del IV Centenario que estuvo integrado por: Lic. Francisco López Cortés, León Olivera, Policarpo T. Sánchez, Demetrio Bolaños Cacho, Lic. Heliodoro Díaz Quintas, Sr. Lauro Candiani Cajiga, Sr. Demetrio Granja, Dr. Manuel Canseco Landero, Luis A. Herrera, Manuel Sainz, Dr. Alberto Vargas, Manuel Sodi, Alberto Dordelly, Guillermo Reimers Fenochio, Zeferino Diego Aguirre, Gabriel I. Carsolio, Lic. Constantino Esteva, Daniel Vargas, Prof. Guillermo Bonilla S., Prof. Gustavo B. Mendoza y Pro. Raúl Fuentes Calvo. Sociedad Folklórica Oaxaqueña 1958, p. 18-19.

Este Comité tuvo sus oficinas en los bajos del Teatro Mier y Terán y se reunió por primera vez en el Palacio Municipal, el 14 de noviembre de 1931.
El Comité fue asesorado por los artistas oaxaqueños: Alfredo Canseco Feraud, Fernando Ramírez de Aguilar (Jacobo Dalevuelta), Carlos González, Guillermo Rosas Solaegui (hermano de doña Arcelia Yañíz) y otros. Sociedad Folklórica Oaxaqueña 1958, p. 18-19.

Probablemente esta fiesta amable no se perderá en el devenir de los años, nos dice Carlos Filio, 1935, p. 154, porque los oaxaqueños sabemos defender las costumbres del pasado, cultivar con cariñoso empeño la herencia de bondad y de alegría, que es el encanto del recuerdo de los que ya vamos siendo viejos.

Desde Santa María Oaxaca, 10 de junio 2017.
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