Inundaciones, manifestaciones, Peña Nieto, y para rematar... un fuerte sismo
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Inundaciones, manifestaciones, Peña Nieto, y para rematar… un fuerte sismo

Eran apenas las 23:49 horas con 20 segundos. En 10 minutos y 46 segundos se habría acabado el 7 de septiembre de 2017 y el día solo sería asunto de la prensa, pero no.


Inundaciones, manifestaciones, Peña Nieto, y para rematar… un fuerte sismo | El Imparcial de Oaxaca

El día no podía acabar aún, hubo heridos, detenidos, camiones y mototaxis quemados, baches impronunciables, una visita presidencial indeseada, el río Salado desbordándose, las amenazas punzantes de Katia, pero aún había tiempo para más. Eran apenas las 23:49 horas con 20 segundos. En 10 minutos y 46 segundos se habría acabado el 7 de septiembre de 2017 y el día solo sería asunto de la prensa, pero no.
El Sistema de Alerta Sísmica, para ser más exacto la estación 42211 de San Pedro Huamelula, en el Istmo de Tehuantepec, registró un sismo de 8.4 grados Richter que significó una larga noche.

La importancia de un capítulo histórico puede conocerse por la cantidad de palabras que son suficientes para que una persona sepa de qué se está hablando, a menos caracteres mayor relevancia del suceso. “El 85”, con cuatro letras, es un hito en la historia de México con el que debe medirse cada uno de los sismos que pretenda permanecer en la historia colectiva, más allá de las páginas la edición de los diarios del siguiente día. El de ayer es un buen contendiente. Las comparaciones fueron inmediatas, “no se había sentido así desde el 85”.

Sí, las imágenes provocadas ayer por el sismo en oficinas, casas y edificios podían compararse con las del 85, pero las fotos del hotel Regis derribado no podían compartirse por Whatsapp.
Una noche de malos chistes y de comunicación incesante. En tiempos de las redes sociales los mensajes no paran, los chistes malos tampoco “todo fue culpa de Peña”, “¿cuántos más Peña, cuántos más?” ni tampoco el mal gusto humor del lugar común como escuchar de fondo “dónde te agarró el temblor”. En el laberinto de mensajes, de palabras y mensajes de audio, de twits y memes, la información logró hacerse un espacio para poner el foco en donde debía concentrarse la atención.

Los reportes de una explosión en la refinería Dovalí Jaime de Salina Cruz llegaron casi de inmediato, sin embargo Petróleos Mexicanos a través de su cuenta de twitter se limitó a explicar a las 1:20 am que no se registraban daños en las instalaciones de su planta del Istmo. La versión era avalada por el coordinador nacional de Protección Civil Luis Felipe Puente.
Para esa hora Juchitán ya era trending topic, una de las palabras más mencionadas en redes: daños en el palacio municipal y comercios de la zona centro. Se reportó además el corte del servicio de energía eléctrica y casas derribadas.

Matías Romero también presentaba edificios dañados. La segunda planta de un negocio denominado Abarrotera del Sur quedó dividida por la mitad. Colapsó un hotel y el hospital regional presentó daños y era evacuado.

También se reportaron daños en unidades médicas de Tapanatepec y Nochixtlán. En la capital fue desmentida la evacuación de pacientes de los hospitales Aurelio Valdivieso e ISSSTE.
El gobernador Alejandro Murat pidió a los pobladores de la Costa seguir los protocolos de seguridad y atender las indicaciones de las autoridades debido a un alerta de tsunami en la región.

Reportes oficiales

El presidente Peña Nieto, el “responsable” del desastre natural, informaba alrededor de la 1 de la mañana que se dirigía al Centro de Prevención de Desastres en la Ciudad de México para evaluar los daños en el país. En su cuenta de twitter el mandatario daba cuenta de la orden que dio a los miembros del gabinete de reunirse para atender la contingencia.

A la espera de un nuevo informe, la Secretaría de Educación Pública suspendió las clases al menos en Chiapas, Oaxaca y la Ciudad de México.
Dios nunca muere, pero ¿sabe cuándo volverá a temblar en Oaxaca?.