Celebran descubrimiento de Tumba 7 en Monte Albán
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Celebran descubrimiento de Tumba 7 en Monte Albán

El 9 de enero de 1931, el arqueólogo Alfonso Caso encontró broches, pectorales, collares y otros objetos metálicos


Celebran descubrimiento de Tumba 7 en Monte Albán | El Imparcial de Oaxaca

La Tumba 7 fue descubierta el 9 de enero de 1932 por el arqueólogo Alfonso Caso y desde entonces, la zona arqueológica de Monte Albán ha sido objeto de estudio de múltiples investigaciones.

Al cumplirse 88 años del descubrimiento donde fueron encontrados objetos ornamentales elaborados en oro y plata, piedras preciosas como la turquesa, obsidiana, piedra verde, cristal de roca y otros materiales, es necesario garantizar su conservación.

El antropólogo Joel Omar Vázquez Herrera dijo que ahí se encontraron broches, pectorales, collares y otros objetos metálicos; un cráneo decorado con mosaicos de turquesa, un caracol trompeta y diversos objetos de cerámica mixteca.

También fueron halladas tres urnas y una caja de cerámica de creación zapoteca y se identificaron los restos de nueve adultos varones, dos mujeres, un infante y dos jóvenes.

El exdelegado del INAH en Oaxaca y actual funcionario en oficinas centrales, resaltó la trascendencia de los diversos descubrimientos hallados en esta zona arqueológica.

Las joyas encontradas en Monte Albán fueron expuestas en la Feria Internacional de Chicago, siendo trasladadas en un tren militar llamado Olivo. Actualmente se encuentran en el Museo Nacional de Antropología en la Ciudad de México, y en el museo de Santo Domingo en Oaxaca.

En la década de 1920, el arqueólogo mexicano Alfonso Caso fijó su atención en Monte Albán, una montaña del valle de Oaxaca. Décadas atrás, en su cumbre se habían localizado restos de la cultura zapoteca, que dominó la región entre los siglos IV a.C. y VIII d.C., pero aquellas ruinas no se habían estudiado a fondo.

En 1928 Caso visitó por primera vez el enclave, acompañado del arqueólogo italiano Guido Valeriano Callegari.

Entusiasmado, Caso hizo gestiones ante el gobernador de Oaxaca para construir una carretera hasta el monte, mientras él reunía fondos y un buen equipo de científicos para iniciar la excavación de aquel conjunto monumental.

El 9 de enero, lograron mover una losa que dejaba al descubierto un pequeño hueco. El pequeño haz de luz descubrió primero las cuencas vacías de un cráneo humano, luego dos copas de cristal de roca primorosamente pulidas.

Esparcidas por el suelo, miles de cuentas que brillaban como luciérnagas. Caso y Valeriano salieron para buscar un recipiente donde guardar las piezas del extraordinario tesoro que yacía a sus pies.

Eran las seis de la mañana cuando salieron de la tumba con una caja que contenía 35 objetos de oro que habían recogido


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