Se expande la “zona roja” en la capital oaxaqueña
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Se expande la “zona roja” en la capital oaxaqueña

Féminas se han visto en la necesidad de ejercer el “oficio más viejo del mundo”, sin embargo esta actividad encubre situaciones más complejas como el tráfico de drogas y la trata de blancas


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Las condiciones económicas y sociales han obligado a muchas mujeres a ejercer la prostitución en calles y bares de nuestra ciudad, lo cual ha generado otras actividades ilícitas que van desde tráfico de drogas, protección a delincuentes, hasta posible trata de blancas.

Instaladas en el sur de la ciudad, conviven con vecinos que exigen su reubicación, pues jóvenes, niñas y niños que transitan rumbo a sus escuelas atraviesan por estos puntos, ya que poco a poco ha aumentado la presencia de estas mujeres en más calles de la ciudad.

Hasta hace cuatro años, las mujeres que se dedican al “oficio más antiguo del mundo” se habían asentado en las calles Zaragoza y Las Casas. Hoy ese ejercicio se ha extendido a las calles de Galeana, Prolongación de Galeana, Periférico, Victoria, Privada de las Casas, Zaragoza, Mier y Terán y Diagonal de Mercaderes.

Vecinos de la zona reconocieron el ambiente de hostilidad que se vive, en especial los fines de semana cuando se aglomeran los clientes que solicitan los servicios de las damas. “Hay que pasar por las banquetas o bajarse para poder caminar porque se vuelve imposible”, dijo don Javier.

A pesar de que se ha solicitado la intervención de las autoridades municipales desde hace cerca de ocho años, cuando se empezó a ampliar la presencia de las meretrices, hasta el momento el problema persiste y va en constante aumento sin que se hayan adoptado acciones para su control y ordenamiento, expresó el ciudadano oaxaqueño.

Tras la desaparición de “El Pueblito” en la administración municipal de Agustín Márquez Uribe, antigua zona de tolerancia de la ciudad, las sexoservidoras poco a poco han ocupado más calles de esa zona.

Don Nicolás, vecino del lugar, recordó que durante muchos años las prostitutas ofrecían sus servicios en la Privada de Las Casas, “ahí estaba El Pueblito y las mujeres estaban sentadas en sillas ofreciendo sus servicios a los varones que pasaban y buscaban sus favores”.

En sus cuartos estaban unas palanganas que utilizaban para lavarse y el agua la tiraban a la calle. “De chamacos pasábamos corriendo porque existía el riesgo de que te echaran esa agua”, recordó.

En una de esas calles, “Yolanda” pasea y espera la llegada de algún cliente. Falda corta y entallada, zapatillas rojas y blusa negra con amplio escote, una mirada que invita al pecado. Yolanda oferta sus servicios.

“350 pesos y pagas el cuarto aquí enfrente. Ándale es para empezar el día y para que me vaya bien”.

Reacia a conversar, aceptó que la competencia es cada vez más complicada, “llegan de otras partes del país, más jóvenes y pues uno ya está madura y hay que trabajar. Yo no lo hago por gusto sino por necesidad, aunque a veces sí”, dijo riendo.

 

Se resisten al control sanitario

Muchas mujeres que ejercen este oficio se niegan a someterse a un control sanitario puesto que temen a ser diagnosticadas con alguna enfermedad venérea y se les prohíba ejercer. Sin embargo es gracias a esta práctica que la irregularidad del servicio ha ido en aumento, sin contar con un control sanitario que contribuye a la propagación y el contagio de estas enfermedades de transmisión sexual.

Algunas de ellas están expuestas a ser portadoras de enfermedades como sífilis, gonorrea, herpes, clamidia, tricomoniasis y hasta VIH sida. El problema radica en que al no ser detectadas por no contar con una cartilla y al no someterse a revisiones médicas se convierte en un problema de salud pública.

La Subdirección de Control Sanitario del Gobierno Municipal, confirmó que cuentan con registro actualizado de 100 trabajadoras sexuales independientes activas que acuden a cita médica semanal. Así como 20 trabajadoras sexuales de baja temporal (6 meses que no asisten).

Además de 12 personas transgénero con expediente activo que asisten a cita médica de control cada 15 días, cuentan con carnet médico para su identificación y control. Y dos transgénero de baja temporal. El 40% de los trabajadores sexuales están entre la edad de los 20 y 45 años y el 60% de 45 años en adelante.

Sus lugares de trabajo son Mier y Terán, Zaragoza, Periférico y Privada de Las Casas. También en una casa de citas, mientras que dependientes en diferentes bares hay 55 activas y 19 con baja temporal, con carnet médico para su identificación y control médico.

Marco Antonio Jiménez Bolaños reconoció que ante el aumento del número de personas que se dedican a la prostitución, han realizado visitas para sensibilizarles acerca de su control sanitario “pero muchas no vienen y los transexuales se resisten”, explicó.

Lo primero es crear conciencia sobre el riesgo que existe en que se propague alguna enfermedad de transmisión sexual, pues si se les presiona acuden a quejarse ante la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca.

Para el control sobre todo de enfermedades de transmisión sexual se revisan semanalmente, en tanto que a los transgénero cada 15 días. Se les solicita laboratoriales de control a todas y a todos, y se les brinda orientación sobre enfermedades de transmisión sexual y VIH con el apoyo de COESIDA.

Se les proporcionan condones con el apoyo de dicha dependencia y se les da orientación sobre otras actividades y trabajo con menor riesgo, además de que se realizan operativos para verificar que estén trabajando quienes cuentan con carnet médico, ya que hay muchos que no cuentan con él.

Hasta el momento no han encontrado laborando a menores de edad.

Parte de trabajo sexual que atienden estas dependencias es mínima y básicamente son personas que se encuentran en la vía pública, bares y casas de citas, pues admiten que existe una gran cantidad de personas que se dedican a este oficio que pueden ser contactadas a través de las redes sociales.

Cuando alguna persona dedicada a este trabajo tiene que suspenderlo o dejarlo definitivamente, sale del estado o está enfermo, tiene que dejar el carnet en resguardo y es entregado a su retorno.

Las mujeres que laboran en la ciudad, incluyendo a las transgénero, provienen del interior de estado aunque en su mayoría son originarias de Chiapas, Puebla, Tlaxcala y de la Ciudad de México.

 

Agobian a infantes peligros de la calle

En ese ambiente alrededor de 5 mil niñas, niños y adolescentes trabajan en la Zona Metropolitana de Oaxaca de Juárez, muchas veces en actividades que ponen en riesgo su vida y su integridad, además de cumplir con largas jornadas y sin ningún tipo de prestación y seguridad.

Rafael Bucio Escobedo, director del Centro de Apoyo al Niño de la Calle de Oaxaca (Canica), resaltó que aunque no son cifras oficiales, se estima que muchos de ellos son víctimas de bandas delictivas dedicadas a la explotación laboral. Asimismo se estima que en la región de la Costa también está presente la explotación y el turismo sexual. “Hay organizaciones que hablan de esto como una alerta pero de manera oficial no se conocen estadísticas. Son cosas que suceden y que pueden pasar muchas veces frente a nuestras narices, sin embargo, no se tiene conocimiento de este tipo de casos”.

Aceptó que esto es un riesgo importante, pues tal como se dio a conocer tras un operativo de la Fiscalía, se liberó una gran cantidad de niños chiapanecos que se encontraban en una casa de seguridad en Atzompa donde todo indicaba que eran víctimas de una red de explotación laboral.

“La calle representa muchos riesgos por su naturaleza, sobre todo para los niños más pequeños que están expuestos a todo tipo de peligros viales, de salud y de seguridad. Siempre expuestos a la sustracción, a la explotación sexual y laboral, al tráfico de personas y ahora ser captados por la delincuencia organizada”.

“A pesar de que Oaxaca era una entidad relativamente aislada de la dinámica delictiva en estados vecinos, la realidad es que ahora se vive ese clima de violencia, y todos los niños y jóvenes que están en la calle y no tienen posibilidades de estudiar o trabajar son presa fácil para este tipo de organizaciones”.

Bucio Escobedo estableció que ante esta realidad, Canica trabaja desde hace 27 años con los niños y sus familias, buscando construir capacidades y brindar herramientas que les permitan mejorar sus condiciones de vida abrir mayores oportunidades de desarrollo.

Atienden a una población fluctuante entre 150 y 300 niños que laboran en condición de calle, comprometidos con la niñez y trabajando para promover el desarrollo integral de niñas, niños y adolescentes trabajadores de la calle y sus familias, a través de un programa educativo que propicia la conciencia crítica y la disposición activa para el cambio social.

Este fenómeno social ha crecido a la par del índice de pobreza en la entidad, por lo que niñas y niños completan el ingreso de las familias, muchas veces, incluso cuando son niños pequeños y carecen de la posibilidad de trabajar, no hay otra alternativa más que acompañar el trabajo de la familia, pues en cuanto les es posible empiezan a realizar actividades que les permiten llevar un ingreso a la casa.

“En Canica estamos comprometidos con la niñez y trabajamos para promover el desarrollo integral de niñas, niños y adolescentes trabajadores de la calle y sus familias, a través de un programa educativo que propicia la conciencia crítica y la disposición activa para el cambio social”.

Creemos en el poder transformacional de la educación y con nuestra estrategia de educación multigrado buscamos que más niñas y niños puedan retomar y concluir su educación a nivel primaria, indicó.

 


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